Capítulo 1

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-¿Cuándo regresarás?

-No lo sé.

Lo seguí hasta la cocina e insistí.

-Pero, dijiste que no habría más viajes hasta el verano.

-Las cosas cambian. Por favor, Cher, necesito terminar de empacar mis cosas.

-¿Empacar? ¡Sólo serán dos días!

-Necesito ropa.

Me hizo a un lado y se abrió paso hasta su habitación. Apuré el paso y me quedé de pie bajo el umbral de la puerta.

-¿Y por qué esperaste hasta hoy para decirlo?

-¿Acaso eres mamá? Sólo será un viaje de dos días a Londres. Está a horas de aquí. He dejado claro que mis viajes no son de tu incumbencia, ninguna de mis actividades lo son, de hecho. Deja de tratarme como a un niño, Cher. Soy mayor que tú. Y estás bajo mis cuidados.

Cerró su maleta y se calzó una chaqueta. El invierno había traído consigo heladas que provocaba que los vidrios se convirtieran en hielo, en capas finas y sensibles a cualquier tacto. Lo vi ajustarse la corbata frente al espejo de pie y luego acomodarse los zapatos con sumo cuidado. Era obvio que era uno de esos viajes de trabajo extensos que duraría más de dos días, siempre lo hacía, siempre mentía.

-¿Y qué pasará con mamá? Mañana es día de visitas, y le prometiste que irías a verla esta vez. Kyle, por favor, cumple sus últimos deseos. Ella está muy ilusionada por ti, quiere darte un último abrazo y desearte lo mejor.

-¿Mamá? – Soltó sin humor y procedió con una risa cínica – Esa mujer no es mi madre. Esa mujer lo único que hizo en mi vida fue estragos; hizo que perdiera todo al traerme aquí. Yo quería quedarme con papá y seguir mi vida tal y cómo era. Pero no, no le importó lo que yo quería en ese momento. ¿Por qué tiene que importarme lo que ella quiere ahora?

-Ella está muriendo…

-Pues, -sostuvo la maleta - no es mi culpa. Y tampoco es mi problema. 

Lo miré con desconcierto, no podía creer que su corazón fuera tan frío y distante. No podía creer cómo alguien que solía anhelar la vida como él, alguien que solía sonreír todo el tiempo, que ayudaba a quien lo necesitaba y se enorgullecía por sus logros, hubiese cambiado tan rápido. Aquella capa de hielo se había formado con los años, aquellos en los que nuestras vidas se modificarón y cambiaron rotundamente. A Kyle no le agradaba su vida, al menos, no la que tenía conmigo. Y él, como el mayor de la familia, era quien debía cumplir con mi padre. Ambos se encargaban de los recados de la empresa familiar; una exitosa y reconocida en la ciudad. 

Y así era todo, una rutina vacía y odiosa. Kyle salía por la puerta de nuestro apartamento para no volver en dos, tres, siete días, o una semana. Y yo debía callar y fingir que todo estaba bien para que no hubieran problemas y no se produjera ninguna discusión. 

Oí una bocina desde la ventana, me asomé hasta ésta y alcancé a ver un auto blanco. 

-¿Es él?

-Sí. Papá está esperando por ti abajo. - contesté. 

-¿Cómo me veo? ¿Luzco para un viaje de negocios? ¿Crees que este nuevo traje está a la altura o...?

-Te ves profesional. - lo interrumpí. - Todo estará bien. 

Y aunque nuestra relación no fuese tan cálida como solía ser, le dediqué una sonrisa y le acomodé un poco la corbata. 

-Aún no sabes hacer nudos, te falta práctica. 

-Mampa siempre los hacía. Nunca me vi obligado a aprender... 

-Te quiero, Kyle. Dile a papá que le mando saludos. 

Otro bocinazo resonó entre las paredes. A papá no les gustaba esperar, esto siempre había sido el desencadenante de pelas entre nosotros cuando éramos niños. Kyle me besó en la frente y sujetó la maleta. Abrió la puerta y antes de irse se volteó;

-Dile a mamá que la amo. 

Oscura felicidad [Harry Styles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora