Capítulo 16

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Punzadas de dolor me consumieron al abrir los ojos. Volví a la posición en la que me encontraba y miré hacia el rincón derecho de mi cuarto; Harry dormía en el sofá. Se había acomodado en aquel incómodo sofá, a pesar de que ni la mitad de su cuerpo cabía en él. Me senté con cuidado y lentamente para evitar cualquier otro ataque de dolor, aunque todo me seguía dando vueltas. Todo en mi apartamento estaba cómo lo había dejado; la pintura seguía a medio terminar sobre el atril de madera, los pomos de pintura desordenados y a los lejos podía ver los trastes sucios sobre la mesada de mármol.

Escuché a Harry toser desde su lugar y luego lo vi abrir los ojos con lentitud. Liberó un quejido y se acomodó el cabello con las manos. No se percató de mi despertar sino antes de volver a sentarse con normalidad.

-¿Te sientes mejor? – estiró los brazos al aire y desde aquel ángulo pude verle los golpes del abdomen ya desinflamados. El pasar de los días le había hecho bien. – Te estoy haciendo una pregunta.

-Me duele la cabeza. – me llevé las manos hasta la nuca, lo que provocó que gritara de dolor.

-¡No te toques! – desesperó inmediatamente. – Tienes un chichón en la parte trasera de tu cabeza, te dolerá si lo tocas. Parece que el golpe que te has dado fue duro, también tienes un corte en tu frente.

-¿Un chichón; un corte? ¿Qué fue lo que pasó conmigo?

-Mejor dicho: ¿Qué hacías tú en mi apartamento?

-No lo sé… - las imágenes comenzaron a hacerse notar una por una en mi memoria; desde el escándalo, hasta aquel desconocido que vi antes de caer rendida bajo el efecto del golpe – Creo que… fui a ver lo que hacías para provocar tal desorden. Salí para ir a la recepción y luego entré allá y… ¿Qué era todo ese desastre?

-Yo me pregunto lo mismo. ¿Te volviste loca y quisiste vengarte de esa manera? Rayos, a veces creo que me encuentro con una niña de cinco años.

-¡No hice nada! – contradije con algo de fastidio en mi hablar. - ¿Por qué siempre crees que todo es mi culpa?

-Porque yo no me encontraba ayer por la noche.  Fui con Liam a un bar a por unas cervezas y luego entro a mi apartamento; la puerta abierta, me encuentro con un desastre y luego a ti tendida en el suelo rendida ante un profundo desmayo. ¡Toda mi casa está hecha un revoltijo! Y si bien recuerdo, tú eres la única que tiene mi tarjeta de acceso

-¿Y por qué querría hacer algo así?

-Tienes razones. Tú me odias y lo único que quieres hacer es que yo pague por cosas que ni siquiera te he hecho.

-¿Sabes? Si piensas eso de mí, entonces: ¿Qué es lo que estás haciendo aquí? Ve a un bar y trae a una de tus putas; ten sexo, bebe, fuma, haz todo lo que quieras. Yo no soy nadie para negarte “una buena vida” ¿No? Así que eres libre, puedes irte. ¿Qué es lo que estás esperando? No necesitas de mi permiso, después de todo: las mujeres no sirven de nada. Yo no sirvo de nada, entonces.

Se cruzó de brazos y cayó rendido a mi lado, se cubrió el rostro con una de las almohadas. Me crucé de brazos también y me dejé caer sobre mi cojín con sutileza para no provocarme dolor. Harry permaneció así por unos minutos, sin tener la intención de reaccionar.

-Te odio – dijo.

-También te odio – le respondí.

-Eres complicada. Eres de esas chicas a las que no puedes convencerlas por más de que lo intentes. Como un desafío.

-Quizás los desafíos no sean lo tuyo. Sólo digo que como tú te has acostumbrado a salir por ahí con aquellas chicas a las que las llevas a un cuarto con sólo decir “Hola”, crees que todas las mujeres son así. No puedes luchar por alguien, quieres que todo esté servido en bandeja de plata

Oscura felicidad [Harry Styles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora