CAPÍTULO VEINTIOCHO

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— Marcus de una u otra forma sigue trabajando para Álvaro.

— ¿Trabajabas para Álvaro? —cuestionó Dakota.

— Trabajo —bufó el hombre quien ahora caminaba hacia ellos.

Sentía muchas ganas de pegarle un golpe en la cara a Marcus y otro más, mucho más fuerte a Juan. Si eso era cierto entonces estaba exponiéndolos a todos.

— ¿De qué se trata su maldito juego? Van al hotel y me dicen que tienen un plan, se supone que ya deberían estar lejos y ahora están aquí, misteriosamente salvándonos de un tiroteo.

— No es un juego Dakota...

Había notado que con el pasar de los años su paciencia se iba agotando cada vez más y Juan estaba a punto de cerciorarse de ese hecho. Apuntó su arma rápidamente hacia la cien de Juan, el hombre lo miró como si realmente no tuviera miedo de aquello; pero no era el único, Marcus apuntaba hacia James y a su vez James apuntaba hacia Juan, ambos hombres tenían la de perder con ellos.

— Tienes cinco segundos Juan —quitó el seguro de su arma—. Cinco segundos para decirme qué mierdas pasa.

Marcus miró de reojo a Juan pero fue lo suficientemente evidente como para que él pudiera notarlo. El policía lo observó y luego de resoplar con molestia, procedió a hablar, aunque pocos segundos antes de que pudiera decir algo, escuchó el grito de Esteban.

— ¡Dakota!

Sin dejar de apuntar el arma, observó hacia el auto. Esteban lo hizo fijar su mirada hacia otro lado, una camioneta se acerba justo por donde había llegado la primera que había comenzado a dispararles.

— Mierda.

Dijo Juan, Marcus quitó el arma a la par que James y él también lo hacían. El policía tomó su arma y se cubrió con la camioneta de los hombres que yacían muertos.

Un disparo tras otro se dejó escuchar, el sonido hacía eco en la carretera desierta, ambos bandos disparaban pero lejos de estar preocupado por ellos, estaba preocupado por Dante.

— ¡James...! —gritó en medio del eco de las balas.

— ¡Te cubro, siempre te cubro! —gritó.

Sin dudarlo ni un segundo, colocó el arma sobre el cofre del carro, procurando cubrirse en todo momento. Observó a un par de hombres en la cabina de la camioneta mientras uno se encontraba arriba de la caja, apuntando un arma hacia ellos. Trató de concentrarse, dos hombres tenían armas, le era más fácil al hombre de la caja disparar...

Fijó su mirada, cerró ligeramente su ojo derecho y apretó el gatillo.

Todo el grupo observó la sangre escurriendo por el parabrisas de la camioneta. Iba a posicionarse para volver a disparar pero esta vez fue James quien dio el tiro de gracia al segundo hombre en la cabina, dejando vivo únicamente al hombre al volante. Con una pequeña seña suya, James de adelantó a bajar al hombre de esta.

— Hagamos esto rápido Dakota, tienen que irse ya —se aceró Juan pero antes de que pudiera seguir hablando se alejó de él en dirección a la camioneta.

El hombre dentro observó al grupo con miedo y no era para más, eran hombres grandes y con armas...

James lo sacó de la camioneta y sin poder contener su furia al no entender nada de lo que pasaba, comenzó a golpearlo. Lo tomó fuertemente del cabello, su labio estaba roto para cuando había estado satisfecho, el hombre babeaba por el dolor y observaba cómo Dakota se acercaba a él.

— ¿Quién te mandó?

Pero el hombre no respondió. James jaló más fuerte su cabello.

— No quieres que te lo pregunte tres veces, ¿Quién te mandó?

Rió, observó a Dakota con desdén. Pero él no iba a permitir que nadie lo mirara así. Apuntó su arma hacia él y volvió a cuestionar.

— Álvaro está buscándote, a todos ustedes —escupió—. Él dijo —rió aunque como un pésimo intento de risa pues la sangre en su boca provocó una fuerte tos—. Dijo que ibas a recordar el momento en el que llegamos hace años al cuarto donde tú y Carlos estaban —sonrió—. Dijo que lo iba a repetir con el mocoso de Abraham y que esta vez no te iba a dejar vivo para contarlo.

•••

Marcus acercó su camioneta hasta donde estaba la de James. Ya no podían viajar ahí, las llantas no tenían refacción disponible en esos momentos, además de que si seguían ahí podían localizarlos rápidamente. Una vez que cambiaron sus cosas y todos se acomodaron dentro, James condujo hacia su próximo destino.

Una vez dentro no se atrevió a mirar a Dante, no podía, no después de lo que había hecho; su cuerpo aún temblaba por la adrenalina, el coraje y sí, el miedo. No podía dejar de pensar en lo que había pasado hace años con Carlos, él no podía permitir que eso pasara nuevamente, no a Dante, el chico no merecía eso, pero tampoco podía regresarlo con su padre y menos dejarlo solo pues sabía que tanto Álvaro como Abraham seguirían buscándolo aunque no estuviera con él y entonces ninguno de ellos podría protegerlo.

Sintió los delgados brazos del menor envolviéndose en su brazo izquierdo, sus ojos azules lo miraban con intriga, como si este sospechara que de alguna manera estaba molesto con él.

— ¿Estás bien? —cuestionó Dante, su voz baja, con miedo.

Asintió, no podía hacer más.

— Lo siento, no quiero ponerlos en peligro otra vez...

Negó. Él no quería que se sintiera culpable porque no era su culpa, él había tomado una decisión y esa decisión traía consigo riesgos pero había estado dispuesto a tomarlos. Se deshizo del abrazo de Dante sólo para tomarlo entre sus brazos y llevarlo a su regazo, sentía que aún temblaba pero no le importaba, quería sentir cerca a Dante, quería sentirlo suyo, a su lado.

Marcus miró a Juan por el retrovisor y a su vez, James no le quitó la mirada de encima. El ambiente era tenso, todo mundo observaba a Dakota tratar a Dante de aquella manera tan protectora y sin decirlo o comunicarlo siquiera, todos sabían una cosa; Dakota estaba perdido.

Siempre se ha dicho que las grandes guerras son por causa de dos cosas: el amor y el poder. Todos en ese auto esperaban que el apego del soldado hacia Dante no les causara la muerte a todos.

— ¿El próximo destino? —cuestionó Marcus, tratando de cambiar el tema.

— San Miguel de Allende —gruñó James.

— ¿Hacia dónde vamos? —cuestionó Dante en tono bajo.

— Esta es una de las últimas paradas, si todo sale como lo planeamos —respondió Esteban.

— ¿Adónde iremos después?

— Eso no puedes saberlo.


***

¡Hola! Yo sé, he tardado un poquito en actualizar pero aquí está, un poco corto el capítulo pero se vienen cosas mejores. (?) Y sí, hablo de lo que ustedes y yo esperamos que pase entre Dante y Dakota, si saben a lo que me refiero. (?)

En fin, quiero agradecerles porque "Mi salvación" ya llegó a los 4K, muchas gracias por el apoyo. 

Mi salvación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora