Capítulo 4

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Las 48 horas relativas al ultimátum, habían vencido y los hombres de seguridad que trabajan para Fidel, aún no habían encontrado concretamente el paradero de su esposa. Desaparecida desde hace días. Su búsqueda comenzaba alterar aquellos hombres serios y responsables en su trabajo. Había algo que temía, la respuesta por parte de su jefe. Zack, el jefe de equipo pasó a la oficina de Fidel. Conteniendo su respiración, dando pequeños pasos se fue acercando hasta donde se encontraba Fidel parado tecleando algo en la Tablet.

—Señor, aquí le traigo el reporte de lo que llevamos hasta ahora. —Fidel divisó el porte de su empleado. A continuación agarró el sobre que le había extendido, pero sin leerlo lo estrelló contra el suelo, su enfado recorría como un rayo por sus venas.

—Maldita sea, como podéis ser tan idiotas. No comprendo cómo ha podido desaparecer y no podáis encontrar ninguna pista.

—Señor, estamos trabajando sin descanso. Hasta ahora solo sabemos que en casa de su madre no está, hemos interrogado a su madre y no sabe nada. Sólo no ha hablado de una amiga, una tal Paula.

—Paula, dices. Sí, creo que en cierta ocasión Azahara la mencionó. ¡¿Y a qué estáis esperando para ir a buscarla?!

—Dos de mis hombres ya han salido para París.

—Zack, si se niega hablar, traerla ante mi presencia. Azahara me dijo en cierta ocasión, que ella es como su familia, puesto que de sus padres no mantiene buena relación. Mantenerme informado y te puedes ir.

Fidel se fue hacia su mueble de roble, donde tenía varias botellas de licor. Tomó un vaso y se lo llenó de coñac, de algún modo quería tranquilizarse, poder apaciguar su respiración que tan acelerada ha permanecido durante los días que lleva desaparecida Azahara.

A pesar de querer moderar sus pensamientos, algo dentro de él lo hace de templar al pensar en cual ha sido el motivo por el que ella lo ha dejado.

Dejando el vaso vacío en el mueble, volvió a tomar asiento en el sofá, dejando caer su cuerpo agotado. Cerró sus ojos y lo último que recuerda en la última pelea que mantuvo con ella, donde ella le reprochaba lo desdichada e infeliz que se sentía a su lado, echándole por cara que su matrimonio había sido un error. «Un error» Mencionó intentando abrir los ojos mirando hacia el horizonte donde a través de los cristales se veían más edificios altos.

Fidel era un hombre de negocios, se la pasaba demasiado tiempo reunido o de viaje en distintos países para cerrar contratos. Había tratado a su esposa como una princesa, le puso todos los lujos a sus pies, haciendo oídos sordos a los comentarios de su familia y amigos en los cuales le repetían el error que estaba cometiendo al casarse con una mujer mucho más joven que él. Mientras aquellas personas lo advertían del tropiezo que iba a dar, él estaba demasiado distraído con ella.

Volvió a levantarse tirando contra el suelo una foto de ella rompiendo el cristal en mil pedazos. Disgustado golpeó la mesa con la fuerza de su puño dejando caer su cabeza afligido. Amaba a su esposa, había sido generoso, bondadoso con ella, y al parecer ella lo abandonado. ¿Pero por qué? ¿Qué le había hecho de malo para que su matrimonio fuera un error? ¿Acaso se había burlado de él o se trataba de una interesada?

PARIS:

Transcurrido cerca de una semana, y haber salido bien de las pruebas. Azahara fue dada de alta. A pesar de su falta de recuerdos, sintiéndose pérdida  se dejó hacer y se fue a casa de Paula.

Paula que a pesar de no haber sabido nada desde que se marchó rompiendo su relación con Iñaki para casarse con aquel hombre mayor, ella decidió llevarla a su casa y ayudarla.

CAMBIANDO EL DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora