Capítulo 5

2.7K 292 16
                                    

A pesar del esos pequeños dolorosos momentos que tuvo que pasar cuando Azahara lo dejó, en estos instantes Iñaki ya no piensa en eso. Dejó a un lado su resentimiento para encontrar de nuevo la supuesta felicidad junto Azahara.

A pesar de que ella aún sigue perdida y quebrantada sin poder aún recordar nada, había encontrado en Iñaki la compañía perfecta. Apenas quiere salir de la casa de Paula. Éste le había sugerido dar un paseo para intentar que dejase a un lado sus preocupaciones con el miramiento de olvidar lo sucedido y recibir el amor de ella.

Esa tarde habían ido al centro comercial para hacer unas compras. Su habitual sonrisa dibujada en sus labios demostraba lo contento que estaba de estar de nuevo con la mujer que amó.

Pasaron a distintas tiendas en las cuales Azahara se mostró entusiasmada y no le importó probarse algunas prendas que le regalaría Iñaki.

Agotados por las compras, Iñaki le propuso ir a cenar. Tímidamente ella aceptó.

Durante la velada, sus sentidos empezaron a movilizarse de una manera suave, estar cerca de ella de nuevo se le aceleraba sus pulsaciones haciendo que sus ojos brillasen como dos faros.

Azahara quería evitar las miradas que le lanzaba Iñaki, sin embargo no podía, había algo dentro de ella que la impulsaba a seguir hablando con él. Encontrándose como si el tiempo se hubiera detenido, rozó las manos de él, como si con eso pretendiera acallar lo que empezaba a sentir. Un leve cosquilleo se fue intensificando por su estómago recorriendo cada parte de su organismo.

Al terminar la velada, agarrados de la mano, Iñaki la acompañó hasta la casa de Paula. Sin perder su sonrisa, Iñaki pasó dentro, donde se encontraba Paula sentada en el sofá viendo la tele. Al verlos, ella se inclinó para observar la escena. El rostro de Azahara había cambiado de algún modo, se veía feliz y cómoda junto a Iñaki. Como si el tiempo que han estado separados nunca hubo existido.

La mirada de Iñaki relucía a cada momento, sus labios se estiraban esbozando una sonrisa de amor que cualquier mujer se hubiera derretido. Incluso Paula tuvo que hacer un sobre esfuerzo para no salir en ese momento huyendo presa del sufrimiento que comenzaba a sentir.

—Qué tal la cena. —Preguntó Paula haciendo como si tal cosa, evitando de alguna manera sentirse más desdichada.

—Estupenda. La compañía de Iñaki es todo un halago y por su puesto me ha explicado muchos monumentos de París.

—Ves, te lo dije, soy buen guía turístico. Cuando quieras seguimos paseando por las calles de París y te enseño lo más romántico y bonito.

—Eso no me cabe la menor duda. —Con sus mejillas acaloradas, desviando la mirada vergonzosa hacia el piso. Azahara empezaba a notar que le  gustaba Iñaki, había algo en él que no solo le hacía sentir bien, sentía la sensación que Iñaki era más que un amigo.

Tener que presenciar cómo se lanzaban miradas de cariño, estaba consumiendo a Paula. Ella que siempre había mirado a Iñaki con devoción creciendo en ella su interés hacia él, estaba siendo testigo de cómo él había olvidado todo para volver a caer en el hechizo de su amiga. Por lo cual no le quedó de otra que fingir que estaba agotada y se marchó hacia su habitación dejándoles solos. 

Al día siguiente en el hospital, la felicidad que reflejaba Iñaki le decía todo a Paula.

—Buenos días mi hermosa, que me traes hoy.—Sin dejar de sonreír como un bobo, Paula aguantando la ira que emprendía por los hilos de cuerpo, le hizo entrega de varios informes hablándole con resentimiento.

Sorprendido por la manera de hablarle, Iñaki quiso saber que era lo que le sucedía.

—Paula qué te pasa para que te comportes así conmigo. Creo que no te hecho nada malo.—Rodeando sus hombros girándola para mirarla a su ojos castaños, Paula sintió que se le cortaba la respiración de tener tan cerca a Iñaki. Tanto que con un pequeño movimiento sus labios podrían rozarse. Algo por lo que ella siempre ha soñado.

CAMBIANDO EL DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora