Capítulo 27

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La maña había amanecido cálida y  prometía hacer calor.
Desde primera hora Iñaki andaba en la cocina quería que todo saliera bien.

—Buenos días Iñaki, te veo muy ocupado, ¿vas algún lugar? —Inquirió Fidel que recién se levantaba tras llegar ayer de Suiza.

— Sí, voy a un lugar muy especial para mí, porque quiero pedirle en matrimonio a Paula.

—Me alegro mucho de que des ese paso. Os merecéis ser felicides, siempre dije que estabais hechos el uno para el otro.

—Oye por cierto Fidel. Y tú con Marta, ¿porque no se lo pides?

— Pienso que llevamos poco tiempo conociéndonos y ambos necesitamos tiempo.

—Pues que quieres que te diga, dos adolescentes no estáis, y si queréis dar el paso hacerlo pronto. Si te has olvidado tan pronto de Azahara por algo será.

— Olvidarse de ella, no lo he hecho aún. Pero si algo tengo claro, es que Marta es la mujer que quiero y la que me aporta esa esencia que hace que todo lo oscuro se vaya volviendo blanco.

— Sigo pensando lo mismo. Date un vuelta con ella y pídeselo. No dejes que el tiempo pase. Cómo se suele decir, un clavo saca a otro.

En ese momento, fueron interrumpidos por Paula. Debido a sus ojeras, era de suponer que no había dormido bien.
Iñaki la invitó a que se diera una ducha. Habló con sus primas para cuidarán de Javier mientras ellos estuvieran fuera.

Tanto Mariola como Eloísa, aceptaron encantadas con tal de que Iñaki por fin se decidiera a pedirle en matrimonio.

A regañadientes Paula montó en el coche. No quería irse y dejar a su bebé solo.

—  Paula hermosa, que nos podemos ir tranquilos. Que ha Javier no le va pasar nada. Hay mujeres y médicos y además está Max que es su padre y estoy seguro que lo va cuidar bien.

—  Que no. Vamos ni de coña me voy yo. ¿Quién le va dar el pecho? ¿Max?

— Mejor sería que lo se lo diera una vaca.
Paula déjate de quejarte, si tú no le das el pecho. Además van a ser un par de horas.

— Una hora tienes.

— Pues si eso es lo que tardo yo en llegar. Venga abrocharse el cinturón y échate una siesta que falta te hace.

Iñaki arrancó el coche y un rato después se encontraba conduciendo por la autovía.

Desde hace años llevaba sin ir aquel lugar. Más bien desde la última vez que su padre lo llevó. Para él aquel lugar significaba mucho y por eso quería compartirlo con Paula.

Al llegar, Iñaki aprovechó que Paula aún dormía para bajar la cesta del picnics, una sombrilla y como el buen tiempo acompaña, por qué no darse un chapuzón.

— Paula mi amor despierta que ya es de día.

—Donde estoy. — Adormilada intentaba poder ubicarse.

— Estamos en las lagunas. Mira que bonito paisaje.

Paula admiraba aquel bonito paisaje que se alzaba ante ella. Podía ver una pequeña montaña, árboles por todos lados, escuchar el ruido de los pájaros revoloteando y lo que más le impresionó, fue poder ir agarrada de la mano con Iñaki viendo a los lejos una cascada.

— Es precioso. —Pronuncio sin salir de su asombro.

— Sabía que te iba a gustar, la última vez que estuve aquí fue con mis padres. Este lugar es muy importante para mí. Quería que lo conocieras puesto que hoy deseo que nuestro día sea recordado.

CAMBIANDO EL DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora