Capitulo 13

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El día no había comenzado tan mal para Paula. Después de despedirse de Max notó como su cuerpo se estremecía anhelando que algún hombre la lleve hasta el séptimo cielo.

Sin embargo el día no había comenzado tan bien para Iñaki. A pesar de aparentar ante Azahara que nada le importaba referente a Paula, se estaba mintiendo a sí mismo. Verla con aquel hombre para nada le prestó bien, y no hubo ni un solo momento en toda la noche que sus pensamientos no fuesen dirigidos hacia ella.
¿Qué le estaba pasando para sentirse celoso por Paula y no poder dejar de pensar en ella?

Todos los médicos se encontraban reunidos en la sala de reuniones, el director del hospital los había convocado para darles una charla y de paso anunciarles que mañana por la noche se celebraría una fiesta benéfica y por supuesto estaban todos invitados.

Todos aplaudieron menos Paula. Para nada le gustaba ese tipo de fiestas, no descartaba lo de poder donar algo de dinero para ayudar a esas familias que no tienen recursos para pagar los tratamientos de sus hijos. Y aún así, pensar que iría sola se le abría una zanja en el suelo.

Al terminar la reunión todos salieron hablando de la fiesta. Jairo buscó a Paula, por supuesto éste le dijo que iría acompañado de una rubia que lleva tiempo echándole el ojo y poco a poco se va fijando más en ella. Percibiendo una pequeña desilusión, Paula sonrió felicitándole porque por fin pudiera sentar cabeza.

A continuación ella se marchó hacia su consultorio.

Al entrar en su consultorio se dejó caer en el sillón revisando su teléfono. Tenía varias llamadas de Arantxa. Imaginándose lo que le iría a contar la llamó.

Media hora después, Paula colgó con una sonrisa en los labios. Su amiga tenía razón, llevaba tanto tiempo sin estar con un hombre, que hasta ella misma se veía como sosa. Y todo por Iñaki. Por querer hacer todos sus fantasías reales junto a él. Tan sólo han sido eso, sueños rotos llenos de desilusión.

Pero... ¿Porque no hacerlos realidad con otro hombre?

En la casa de Arantxa, Paula se dejaba llevar por su amiga. Se había duchado, y el resto estaba en manos de su amiga. Le había arreglado el pelo, maquillado y tras ver el resultado, Paula se puso un vestido por encima de sus rodillas coral con unos tacones color plata, haciendo de sus piernas más esbeltas y su estatura creciese unos centímetros.

Al terminar de arreglarse Arantxa que se había descartado por un vestido más corto marino, tacones negros y maquillada para la ocasión se dieron el último retoque con el perfume.

—Mira princesa vamos preciosas o no. —Con simpatía le decía Arantxa riéndose por la cara que se la había quedado a Paula tras el cambio.

—Es que estoy que no me lo creo. Si parece que no soy yo. Madre mía, estoy segura que ni mi madre me reconocería, puesto que lo primero que me iba a decir: Ande vas con esas pintas de putón verbenero. Anda pasa pa' dentro y lávate la cara.

Ambas comenzaron a reír mientras salían para el restaurante donde habían quedado los cuatro en cenar.

Dentro del restaurante ya se encontraban ellos sentados en la barra. Max saludó a Paula diciéndole lo hermosa que estaba. Por su puesto ella se sonrojó quitándole importancia al asunto moviendo su mano mirando de reojo a  Arantxa que se encontraba hablando con Edvin atrayendo la atención de éste.

Acto seguido los cuatro se sentaron en una mesa, donde un camarero tomó nota de lo que iban a degustar haciéndole entrega de una botella de vino y otra que metió en la cubitera para enfriar.

Durante la cena, Paula se encontraba un poco frénetica. Nunca antes se había sentido engatusando a un hombre tan apuesto como Max. Sus luceros añiles la observaban con detenimiento intentando atraer al máximo toda su atención. Y al parecer lo estaba consiguiendo. Él era todo un conquistador, y Paula era simplemente humilde, con sus ideas fijas y nunca se había arriesgado a irse con un hombre que apenas conocía, hasta esa noche, donde terminando la cena y tras beber algunas copas de champagne, subió a la habitación de Max.

CAMBIANDO EL DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora