Capítulo 14

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Su estado de nervios y preocupación no la habían dejado de pegar ojo en toda la noche.
Azahara trataba de disimular que nada le había afectado tras ver de nuevo a su marido. Supuestamente ella no lo reconoce. ¿Pero y él? ¿Porqué se ha dirigido a Paula haciendo como si ella no existe?

No podía ser. Ella era su mujer y por lo cual aun debía  de quererla. Pero con Paula en mitad podía echar todos sus planes a estropear.

Decidida, fue hacia el hospital en busca de Paula.
Seguidamente tras llegar a la consulta de Paula tomó asiento hasta que una enfermera la hizo pasar.

Nada más verla, Paula quedó algo sorprendida, puesto que ver Azahara agarrando el asa de su bolso presionándolo contra su pecho le hacía pensar que algo andaba mal.

—Azahara que bueno que pases a saludarme. Debo decirte que la consulta de Iñaki está al otro lado del pasillo.

—No, venía para hablar contigo. Entiendo que las cosas entre nosotras estén mal. Yo quiero decirte que realmente lo estoy pasando mal, siempre nos hemos ayudado y ahora esta rivalidad no me parece justa. —Paula dejó su bolígrafo con cuidado en su mesa. Colocó unos folios con sumo cuidado y casi sin pestañear frunciendo su ceño miró a Azahara. Sus palabras eran innegables. Sin duda ella ya había comenzado a recordar.

—Estoy de acuerdo contigo. Y por lo que me dices, veo que ya has comenzado a recordar, no veas como me alegro por ti. —Esbozando una sonrisa Paula se echó hacia atrás en su sillón cruzando sus dedos por mitad de su pecho. En ese instante, Azahara no podía retractarse, su comentario la había delatado. Intentó justificarse, pero no pudo, Paula la había acorralado, sabía la verdad. Una verdad que podía echar todos sus planes a estropear.

—Paula, venía para que me dieras tú consejo. —Cambió de tema Azahara rápidamente desviando de algún modo la conversación.

—Tú dirás. —De nuevo tomó asiento inclinándose hacia delante. En silencio escuchaba a su amiga.

—Resulta que como ya sabes, yo amo a Iñaki y no pretendo lastimar a mi marido y mucho menos que éste le haga cualquier cosa Iñaki. Quiero encontrar una solución y no se cual.

—Pues muy fácil, si amas a Iñaki debes darle el divorcio a tú marido, con dos hombres no puedes estar, al caso que tú marido te lo permita claro está, ya me entiendes como ahora se llevan los tríos.—Alzando sus cejas Paula intentó aguantar una risa.

—Yo me refiero, si a todo el tiempo que yo estuve casada, Iñaki encontró el amor.—Azahara volvió atacar.

—Que yo sepa, Iñaki solo tuvo un par de rollos y nada más. Debo decirte que lo pasó muy mal durante algunos meses, pero míralo ahora es feliz a tú lado.

—¿Y tú?

—Yo pues sigo soltera y entera no me ves.

—No, me refiero a que si aún sientes amor hacia Iñaki. Porque si es así yo intentaré disculparme con mi marido para que Iñaki y tú seáis felices.

—Tranquila Azahara, entre Iñaki y yo no hay nada. Solo somos amigos, nos llevamos de maravilla hacemos nuestro trabajo y ya.

—De acuerdo, yo solo pretendía que fuerais felices.

—Gracias. Yo también te deseo tú felicidad y en verdad, escucha tú corazón y quédate con el hombre que en verdad ames. Ahora si me disculpas debo continuar con mi trabajo.

Acto seguido Azahara se levantó abrazando a su amiga. Aquel abrazo no fue muy sincero por parte de Azahara. Paula disimuló que se había tragado todo su teatro, y al irse intentó ponerse en contacto con Iñaki, al no responderle probó con Fidel.

CAMBIANDO EL DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora