CAMBIANDO EL DESTINO

Capitulo 21

La incertidumbre de tomar la decisión adecuada, estaba cada vez más confundiendo a Maximilian.

Sus ojos azules miraban el amanecer tras los cristales de su apartamento. Tomó varias bocanadas de aire buscando en lo más profundo de su interior la solución más adecuada para seguir con su compromiso  y al mismo tiempo poder hacerse cargo de su hijo.

Nada más atarse los zapatos, llegó Yvonne con una carpeta verde, dentro había información sobre los restaurantes más elegantes para celebrar la boda.

Cómo toda mujer que está preparando su boda, podría verse hasta en la oscuridad sus ojos brillantes con sonrisa encantadora.
Yvonne empezó a enseñarle las fotos ilusionada incluso imaginándose cómo sería su boda. Todo eran palabras sacadas de una mujer enamorada, las cuales él no podía compartir del todo su felicidad de la misma manera que ella.

Su falta de voluntad, le hizo que abrazase a su novia besándola con cariño culpándose de herirla.
Sin embargo, logró esconder su preocupación ante ella con la excusa que debía irse al trabajo.

Nada más separarse de Yvonne, Maximilian se sentía como si estuviera en un trapecio y sus pies pisarán un cuerda tan fina que al mínimo movimiento podría perder todo lo que había construido hasta el momento.

«Un hijo». Pensó. Voy a ser padre y ni siquiera conozco a su madre.
Volvió a lamentarse, apoyando su cabeza en la palma de la mano mientras con la otra agarraba el volante del auto conduciendo hasta el hospital.

No había ruido en la casa, y el sofá donde en los últimos días dormía Iñaki no había ni rastro de haber podido dormir.
Sus ojos empezaron a cargarse de lágrimas, se sentía demasiado vulnerable, nada de lo que había querido que pasara entre él y ella estaba sucediendo como hubiera esperado. Amaba a Iñaki y haría hasta lo imposible porque las cosas fueran como antes.
Durante el período que estuvo casada con Fidel, nunca pudo llegar a borrar de su mente a Iñaki. La ambición de obtener aquello que siempre deseó, poder vivir entre riquezas y caprichos solo le causó más angustia llegando a sentirse adolorida. Fidel siempre se portó bien con ella. Sin embargo Azahara no podía amarlo con la misma intensidad que amaba a Iñaki.
Y ahora él había eligido a Paula.
Posó sus ojos en una foto dejando que sus lágrimas acariciasen sus mejillas con la perseverancia de poder solucionar todo con Iñaki y ambos volvieran a ser la pareja de enamorados que eran hace años.
Aquellos años en los que disfrutaban uno del otro intercambiando besos y caricias repletas de cariño.
Limpiándose con la palma de su mano, se secó  esas gotas rebeldes que tanto dolor muestran al recordar que Iñaki no la quiere como antes.

Decidida a construir ese vínculo que poco a poco comenzaba a desaparecer se vistió y tras maquillarse y peinar su cabello se dispuso a montar en su auto e ir hasta la casa de Paula.

Consultó su reloj, aún faltaba algo de tiempo para llegar a su trabajo.
Reduciendo la velocidad, Azahara pudo ver con sus propios ojos como Iñaki y Paula salían demasiado contentos para su gusto de la casa de ésta.
Su respiración comenzó a ponerse pesada y sus manos agarraron fuerte el volante percibiendo leves sacudidas de odio hacia Paula.
Clavando sus dientes en el labio de abajo, Azahara notaba como el odio que sentía hacia Paula aumenta cada vez más.
Por supuesto las cosas no se iban a quedar así.

Dispuesta a separar Iñaki de Paula y riculizarla.
Azahara apenas se concentraba en su trabajo, puesto que solo tenia una cosa en su cabeza. Vengarse de Paula por haberse entrometido en su relación haciendo que Iñaki deje de quererla.

Durante el descanso, se dirigió hacia la consulta de Iñaki. Para su suerte estaba en urgencias atendiendo un caso. Preguntó a una enfermera por Paula y tras averiguar que se encontraba en planta viendo a los pacientes para darles el alta, se dirigió hacia el consultorio de Paula.
Al parecer su, buena suerte no la defraudaba.