Capítulo 26

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Habían pasado cerca de quince días desde que Paula había dado a luz. Ese mismo día, le entregarían a su hijo puesto que se encontraba perfectamente.

Nada más llegar a la finca, todos le fueron en forma de fiesta la bienvenida. Paula sonreía llena de felicidad sin poder dejar de mirar a Iñaki.
Los quince días que habían estado juntos habían comprendido que no podían vivir uno sin el otro. Tal vez ese amor que por tanto tiempo llevaban callándose al fin había salido al exterior.

Iñaki tuvo oportunidad de hablar con Maximilian, Iñaki le confesó a este que amaba a Paula y por supuesto estaban dispuesto a casarse con ella. A pesar de los intentos fallidos de Maximilian por querer casarse con la madre de su hijo. Entendió que en el corazón no se manda, y sientiendose derrotado, estrechó la mano a Iñaki exigiéndole que la hiciera feliz y cuidase de su hijo aunque el también va estar al lado de su hijo. Al fin y al cabo el era su padre.

Durante la cena, toda la familia estaba reunida recordando tristemente a sus queridos que ya no se encontraban con ellos.

Mientras los hombres hablaban de sus cosas, Mariola, habló con Paula referente a sus sentimientos hacia Iñaki.

—Paula, hay cosas que no se puede ocultar, y chica que mi primo Iñaki es guapo y siempre está sonriendo.

—Y cómo te mira, con tanto cariño. Y se ve que va ser un estupendo padrazo.—Prosiguió Lorena.

—En verdad estoy deseando que me pida en matrimonio. Pero si no lo hace...

—Siempre queda vivir en pecado.—Se mofó Eloísa que recién llegaba de dormir a su hijo.

Un suspiro hizo que todas se callaran de golpe. Marta tenía su mano apoyada en su mejilla, sus ojos rebosaban tristeza.
Todas se miraron para a continuación empezaron hablar con Marta para saber que le ocurría.

— Tía Marta te noto triste, no sé suponía que estabas enamorada de Fidel.

—  Y lo estoy Eloísa. Pero yo a mi edad, como me pongo a casarme.

— A caso Mariela no quiere que te cases.

—Que va, la niña quiere verme casada y feliz. Además quiere mucho a Fidel.

—Pues no sé dónde está el problema.— Dijo Mariola encogiéndose de hombros mirando a sus hermanas con ojos traviesos. Eloísa y Lorena comprendieron las intenciones de Mariola sonrieron disimulando para llevarse a su hermana fuera de la habitación.

—Se puede saber querida hermana que idea te se ha pasado por tu cabeza.

—No me reñís, que no soy una niña. Escucharme, se me ha ocurrido que porque no...Paula y Marta...

—No me digas, boda conjunta. ¿Cierto?

—Exacto. Anda y porqué no.

—No es mala idea, además tía Marta se merece ser feliz como Paula e Iñaki. La tres hermanas volvieron a la habitación para seguir charlando e intentar convencer a su tía de que a pesar de su edad tiene derecho de casarse y ser feliz.

Aún así Marta no estaba muy convencida, todo le resultaba tan complicado, había estado demasiado tiempo sola, después adoptó a Mariela y junto a ella se encontraba a gusto. Pero volver a enamorarse era todo un desafío para ella. 

Paula intentó calmarla. —Marta  a que se debe tú miedo. Puedo llegar a entender que has pasado mucho tiempo sola. Y al final la soledad llega a formar parte de nosotros. Pero escúchame, debes entregar tú corazón a Fidel, si en verdad él es hombre que amas.

—Si lo amo. Pero me veo incapaz de comenzar una nueva vida junto a un hombre.

— A ver tía Marta, no me digas que todas las veces que habéis hecho una escapadita,  no te has dado un revolcón con Fidel.

CAMBIANDO EL DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora