Capítulo 22

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Nada más cruzar la puerta de su casa, Paula notaba que todo giraba demasiado deprisa, tanto que lo único que hizo fue llorar.
Sentada con sus piernas cruzadas miraba la ecografía de su bebé hipando, repitiéndose así misma como había ocurrido todo tan rápido. De todo este mal trago, lo único que le hacía sacar fuerzas era su bebé.

La puerta sonó, al abrirla se encontró con Iñaki mirándola preocupado.
No hacía falta decir nada. Paula se lanzó a sus brazos apoyando su mejilla en su pecho dejándose vencer por un ligero llanto.

-Paula por favor, no llores más cada vez que te veo así siento que mi corazón se me parte en dos.

-Iñaki, porqué, porqué demonios todo ha tenido que suceder ahora.

-Paula ¿has hablado con maximito?

-Sí, y quiere que nos casemos.- No, sinceramente aquello no podía estar sucediendo. Ella no podía casarse con él.

-Y...qué has sido lo que has pensado. Digo... si estás decidida a casarte con él.-Su timbre de voz titubeaba, a pesar de tenerla pegada a su pecho, quería poder estrujarla más como si sus brazos fueran dos cadenas y al ser posible no dejarle libre.

Ella, algo más repuesta, lo miró a sus ojos marrones sintiendo como su mirada le comunicaba la desesperación de que no cometiera una idiotez. El brillo marcado le anunciaba la tristeza al mismo tiempo la esperanza de anhelar su amor.
Turbada, bajó sus ojos hacia sus labios, su pulso no tardó en acelerarse y su piel expandir un intenso fuego que la abrasa. Sentirse envuelta en los brazos de él desvelada todo tipo de preocupaciones, adquiriendo el deseo que tanto lo atraía de él.

Sus labios se buscaban anhelantes de probarse, sus manos acarician sus cuerpos codiciosos de querer más.

-Iñaki para. Esto no puede suceder. -Razonó Paula antes de continuar. Aquello no podía estarle pasando, no podía continuar.

-Mírame y dime que no me deseas, y en este momento me marcharé.-De nuevo sus miradas se cruzaron, llegando a percibir ese cosquilleo de agrado que la delataba. Cerrando sus ojos, dejó que la besara con fogosidad para a continuación cogerla en volandas y llevarla hacia su habitación.

Dentro de la habitación Iñaki dejaba en la cama a Paula con cuidado. Sin dejar de mirarla prendado por su belleza y todo lo que le transmitía, empezó a quitarle la ropa con cariño dejando que sus besos empezaran arder en su piel a la vez que le besaba en su boca. Sensible, Paula quería más de él, la magia del momento la envolvía sintiéndose prisionera de su amor, cautiva de su pasión, presa de sus atenciones de la manera como la hacía sentir cuando sus dedos vagaban por su desnudez logrando excitarla, desencadenando en ella la sensualidad.
El deseo iba apoderándose de ambos, despacio se introdujo en el interior de ella ambicionando tenerla para él, darse el gusto de escuchar su nombre habiéndola visto gozar entre sus brazos obteniendo todo de ella hasta alcanzar juntos el esplendor de haber hecho el amor.

-Iñaki dime que esto no es un sueño, porque si lo es, no quiero despertarme.

-Paula, te quiero, solo quiero estar contigo así, abrazados y felices.

-Iñaki, te amo, y no quiero separarme de ti. Hablaré con Maximilian, estoy buscando una razón para no dañar a nadie, pero creo que mi felicidad es mi mayor prioridad.

-Entonces quieres decir...

-Quiero decirte tarugo, que desde el primer día que te vi me quedé hipnotizada, tu simpatía solo hizo que me sintiera más atraía hacia ti, y a pesar de haber callado no me arrepiento de pasar estos momentos contigo.

-Yo estaré aquí cariño, nunca te podré olvidar. Te amo y ahora que lo sabes me cuesta tanto seguir sin ti.

Las miradas expresaban ese sentimiento que por tanto tiempo llevaban oculto. Los dos volvieron a besarse, acariciarse cayendo en el embrujo del amor.

CAMBIANDO EL DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora