Nada más llegar a Madrid, en el aeropuerto ya se encontraba Aurelio esperándole. Tras darse un amistoso abrazo, éste le preguntó referente al estado de su madre. Aurelio poniendo su mano en el hombro de Iñaki, le pidió paciencia y calma, puesto que el estado de su madre era grave. Debían esperar para ver como evolucionaba.
Decaído, Iñaki bajó sus ojos hacia el suelo desalentado al encontrarse con aquella noticia.
Un par de horas después, Iñaki pasaba directo a la U.C.I. donde se encontraba su madre entubada. Una pequeña lágrima se dejó caer seguido de otras. Ver postrada en la cama, aquella mujer con su pelo canoso, sus ojos arrugados por el sufrimiento, la mujer que luchó para que no le faltase de nada. Aquella madre que siempre sonreía ante el dolor, siempre sabía que le ocurría aunque él no quería que lo supiera ella siempre supo darle ese cariño sin pedirle nada a cambio.
Con una mano puesta en el cristal que los separaba, Iñaki comenzaba a desmoronarse, sin duda no podía verla en ese estado y él mortificado e incapaz de hacer nada por ayudarla, por hacer que vuelva a ser la que era. Aquella madre que dejó fuerte, alegre y regañándole para que le diera nietos. Ahora, era un cuerpo inmóvil conectada a varias máquinas.
—Iñaki que bien que te veo. —Lorena abrazó a su primo llorando los dos por lo sucedido.
—Lorena dime por favor, dime si mi madre saldrá de esta.
—De momento está estable, no podemos saber nada hasta pasadas veinticuatro horas a ver cómo responde al tratamiento.
—No sé si podré ser tan paciente. No lo sé.
—Debes de serlo Iñaki, ahora tú madre te necesita más que nunca.
—No pienso moverme de su lado hasta verla de nuevo tal y como era antes de marcharme.
Lorena volvió abrazarlo en silencio, seguido tomaron asiento en una silla. Aquel sería el primer día de los tantos tan angustiosos que le esperaría.
Había pasado cerca de una semana, y Paula seguía sin tener noticias referentes a Iñaki. Estaba molesta con él y al mismo tiempo quería verlo. En varias ocasiones tenía la necesidad de ir al hospital para verlo aunque sea de lejos. Sin embargo no quería demostrarle que era una mujer débil. Sus palabras aún seguían clavadas en su corazón sin poder creerse que le hubiera hablado de ese modo.
Exhaló profundamente antes de marcharse para el que sería su nuevo lugar de trabajo.
Un par de horas después, Paula se encontraba hablando con la directora del hospital. Amalie, era una mujer entrada en los cincuenta, cordial y encantadora. Al mismo tiempo que le explicaba las normas del hospital, le mostraba las consultas y hacían un recorrido por el hospital, Paula se encontraba más feliz de poder trabajar en aquel lugar, a pesar de echar de menos su antiguo trabajo.
Después de conocer a sus compañeros de trabajo, Paula se fue con Amalie para firmar el contrato para comenzar mañana a trabajar.
Habían pasado cerca de tres meses desde que su vida cambió. Cambió en cierto modo, puesto que tras hablar con Maximilian referente a su hijo, ellos se ven de vez en cuando. A pesar de querer él casarse con ella, Paula sigue negándose. Su negación solo es la causa del amor, el origen de querer desde hace años a Iñaki y no poder sacarlo de su mente y mucho menos lograr arrancárselo de su corazón.
Los días iban avanzando y su tripa crecía, ya sabía el sexo de su bebé. Iba a tener un niño. Como le hubiera gustado compartir la noticia con Iñaki. Pero en cierto modo él ha roto su vida, le decía muchas palabras aparentando algo que ella quiso por parte de él. Y ahora, él no está con ella viviendo su momento de felicidad, ahora es amargo, ella llora de la misma frustración de no poder dejar de quererlo.
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CAMBIANDO EL DESTINO
RomansaNadie sabe lo que nos repara el destino. Siempre sueñas con querer casarte con la persona que amas y sin embargo de un día a otro la vida te puede cambiar. Para Iñaki era todo un sueño poder casarse con Azahara su novia desde hace años y la que lo h...