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El pelinegro estaba tumbado a su lado con el pecho aún agitado de los últimos empujes de satisfacción, una mano cubría sus ojos, la fémina no se movió, no podía, cuando abrió los ojos sintió el frío en su piel y vio el día gris invadiendo la habitación. El momento glorioso después de hacer el amor había sido reemplazado por la realidad.

¿Qué había hecho?, se preguntó Milk, quería morirse antes de enfrentar lo que había hecho. La verdad, la fría verdad, ella había esperado que él se vengara de algún modo pero no se esperaba eso.

- Te odio - Susurró temblorosa.

Él dejó de respirar agitadamente y bajó la mano de su cara y observó que ella tenía un semblante indescriptible.

- Lo hicistes a propósito, has querido destruirme - Habló la azabache con los ojos llenos de lágrimas se levantó de la cama.

- Por si no te has dado cuenta yo también estoy destruido - Respondió él deslizando la sábana de ceda que lo cubría.

- Es distinto, tú eres hombre se te permite comportarte así.

- ¿Así cómo?

- Como un animal, me miras y piensas fácil de tener y comprar, hiciste esto la otra vez, quería tener algo y lo tuviste y luego me despreciastes por dártelo.

- Lo hice porque te fuiste a los brazos de tu primo.

- Primo político - Gritó ella - Y no pienso hablar de eso contigo.

- ¿Por qué no? - Con un solo movimiento el pelinegro se levantó de la cama desnudo y se acercó a ella.

- Porque tuviste la oportunidad de escucharme hace ocho años y decidiste que no valía la pena - La pelinegra recogió su ropa y se tapó con ella, luego observó su alrededor con desesperación - No pienso defenderme ante ti. ¿Dónde está el baño?

- Espera un momento... - El ojinegros tomó de sus manos fuertemente.

- No - Gritó ella se soltó de su manos - No vuelvas a tocarme - Exclamó a punto de llorar, y quería desaparecer antes de que ocurriese - Yo te amaba - Susurró penosamente - Y tú lo sabes, a ti te pareció muy gracioso quitarle a una inocente su virginidad.

- ¿Gracioso? - Preguntó incrédulo.

Ella lo miró, fue un error. Él se estaba riendo era la humillación final, Milk se dio la vuelta y corrió hasta la puerta más cercana, era un cuarto de baño de colores azul marfil, se colocó la falda y cerró la cremallera, no tenía sujetador ni medias ni braguitas, una camiseta negra ajustada cubrió sus pechos sintió el tacto de la tela en sus pezones, se estremeció al sentirlo, se colocó la chaqueta. Luego se dio la vuelta para salir y descubrió su imagen en un espejo, tenía ojeras, la boca roja e inchada, chupetones en su cuello y hasta una mordida, su cabello despeinado, estaba provocativa y desaliñada... barata y fácil, se reprochó.

Ahora tenía que volver a su casa y enfrentarse a su hijo, sabiendo lo que había estado haciendo con su padre, sintió náuseas, se dio la vuelta preguntándose donde estaba su bolso, decidió no importarle y se marcharía, todo por no estar más allí.

Cuando salió se encontró con Goku, esperándola, se había puesto un toalla que sólo cubría la parte inferior de su cuerpo dejando al descubierto su buen trabajado torso, ella no pudo resistir cierta excitación al verlo.

- Quítate de mi camino - Le ordenó ella.

- No pienso dejar que te marches - Se interpuso el pelinegro - Hicimos un trato.

De pronto recordó las palabras de Goku: "Tendrás que aceptar mis condiciones".

- Esto es una broma - Exclamó Milk.

Mentiras De Amor *Gochi* [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora