Regreso al hotel

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El bote nos llevó a un catamaran, que es más grande que el bote. Te podías sentar alrededor pero al centro había un gran espacio. Empezaron a poner música, y una chica bailaba en el medio.

-¡Vengan todos a bailar!- gritaba mientras movía las caderas. Nadie se movía. Al ver que nadie hacía nada la chica se acercó a una señora que estaba sentada, la llevo a bailar. La chica escogía a su siguiente presa con los ojos, yo no quería salir a bailar frente a todos por lo que me eché en el hombro de Ivan y me hice la dormida. Eso resultó ser peor, probablemente la animadora pensó que me estaba aburriendo, se acercó a mi.

No por favor.

-¡Vamos a bailar!- me cogió la mano, yo negué con la cabeza pero era muy tarde. Estaba al frente de todos y sola con la animadora, pero ella no importaba. Baila hermoso.

-Sigue mis pasos- Ella se movía de un lado a otro. Trato de imitarla, probablemente me veo tonta haciendo esto. Todas las personas que iban conmigo en el catamaran voltearon a verme bailar.

Qué vergüenza.

Mi mamá coge su teléfono y empieza a grabar. Eso es peor.

-¡Vamos Zoe!- grita. Me pongo roja como un tomate y le hago señas para que pare. Sin embargo, ahora el que empieza a gritar es mi papá y mis hermanos. Ahora una pareja de mexicanos también grita Vamos Zoe.

De pronto la mayoría de personas que iba en el catamaran empiezan a gritar por mi nombre. De alguna forma eso me anima más. Cambian de canción a Danza kuduro y después a Ai se eu te pego. Ahora más personas vienen a bailar conmigo. No dejaba de sonreír.

Llegamos al puerto minutos después. Subimos al bus que nos dejaría en el hotel, pero antes paramos en un gas station. Bajo para ir al baño y cuando estaba en la cola escucho hablar al chico lindo.

-Mamá, ese no- dice, su acento es argentino. De eso estoy segura. Volteo a verlo y él también me mira.

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