Capítulo 24

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Los dos se quedaron estáticos por un momento, mirando al otro sorprendido.

-¿Estás vivo? –Pronunció Guillermo al mismo tiempo que Alejandro también preguntaba.

-¿Estás muerto? 

-Alejandro tú... tú te suicidaste –Continuó hablando Guillermo, Alex asintió a lo que su amigo decía.

-¿Qué te sucedió Guillermo? Estabas en perfecta salud –Preguntó confundiéndolo aún más.

-Guillermo, necesito decirte algo –Frank tomó a Guillermo del brazo y lo alejó un poco de Alejandro.

-¡Está vivo! –Murmuró- ¡Me dijiste que se había electrocutado!

-Claro que está vivo ¿No te lo había dicho?

-¡No! Todo este tiempo creí que estaba muerto.

-Lo lamento, creo que me olvidé de decirte, han sido días extraños -Explicó Frank, apenado-. El punto es que sobrevivió, no sé cómo, no sé por qué, pero sobrevivió.

-¿Y a qué se refería con eso de qué me sucedió?

-Es un tema algo complicado, él padece de un raro síndrome, él cree que está muerto, y que todos a su alrededor lo están, he intentado decirle que no es así pero no parece entender.

-¿Eso es posible?

-Creo que sí.

-Bueno, al menos no está realmente muerto...

Volvieron con Alejandro y comenzaron a hablar entre los tres, lo que no habían hablado en todo el tiempo que Guillermo no había estado, Alejandro estaba a gusto con su amigo a su lado, lo había extrañado. Quisieron que se quedara a comer con ellos pero él se negó, se despidió de ambos con un abrazo y se fue de la casa de Alex, feliz de que su amigo siga con vida. Frank y Alex se quedaron solos, no dijeron nada. Alex se levantó y se sentó en las piernas de Frank, acurrucándose como niño pequeño en su pecho, Frank lo abrazó sin preguntar.

-Frank...

-Dime.

-No fui a ver a Eva ayer –Dijo algo entristecido-, me olvidé de ir.

-Tranquilo pequeño... -Besó su frente intentado darle ánimos.

-Anoche soñé con ella, decía... que debía ser feliz contigo, que ya era hora de dejarla ir.

-¿Y qué harás?

-Frank yo... yo no sé qué hacer, yo vine aquí por ella, sin embargo... apareciste tú y me enamoré.

Frank sólo besó a Alex en sus labios, y él acarició sus mejillas y se sumió en la dulzura de aquel beso. Con lentitud juntaron sus lenguas, creando un baile dentro de sus bocas. 

¿En qué momento...? Se preguntó Alex internamente.

Síndrome de Cotard | StaxxbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora