Llegamos a este mundo llorando, es un método natural de liberar sentimientos y emociones, sean de alegría, de tristeza, de emoción o incluso de necesidad, no existe nadie en el mundo que sepa contener sus lágrimas en todo momento. El trillado y absurdo comentario de "Los hombres no lloran" estaba siendo quebrantado por Alejandro, quien no podía parar de llorar, por mucho que lo intentara, por mucho que dijese que no quería seguir sufriendo, por mucho que Guillermo se lo implorase, no podía parar.
La razón era simple... su novia había muerto, el cáncer se había apoderado de su pulmón y le había arrebatado la vida desde adentro, lentamente. Alejandro fue testigo de cómo su novia era deteriorada por tal atroz enfermedad, hasta acabar con ella.
Ambos amigos habían ido al funeral de Eva y el menor no había dejado de llorar en ningún minuto, ni cuando le dieron la noticia de su partida, ni en el funeral, ni después. No quitaba aún de su mente la imagen tan dura de ella atrapada dentro de aquella caja de madera. Aquellos hermosos ojos eran cubiertos por sus delicados párpados, cerrados como las alas de una bella mariposa, su cabello no estaba, las quimioterapias habían hecho sus efectos eliminando rastro de éste, pero eso no quitaba su hermosura, ante los ojos de todos, indudablemente ella era bellísima, y ahora lo sería en alguna otra parte. Eva no se había rendido jamás, lo que aumentaba el dolor de cada asistente del velorio, ella había luchado desde el principio, su actitud no era la de alguien que se había rendido, no había parado de combatir por su vida en ningún momento, era emocionante verla tan motivada por conseguir su libertad. Todos creían que ella ganaba la batalla de su vida, pero ésta es impredecible.
Alejandro estaba en su casa sentado frente a la ventana, mirando a través de ésta, sostenía entre sus manos una taza de té con su contenido hasta la mitad, el cual ya se había enfriado, su rostro estaba empapado y no había dormido. No dejaba de preguntarse... ¿Por qué?
-Alejandro... no has comido nada hace dos días... -Advirtió Guillermo, preocupado por su amigo.
-No tengo hambre... -Contestó con la voz temblorosa sin hacer contacto visual con su acompañante.
-Tienes que comer algo, por favor. –Rogó extendiéndole un plato con un pequeño bistec y una porción de arroz, junto a un tenedor y un cuchillo.
Alejandro miró el plato humeante por un par de segundos, decidió tomarlo después de mirar la expresión de tristeza y súplica en el rostro de Guillermo, acercó su mano con lentitud al plato y lo sostuvo para luego posarlo sobre sus piernas, Guillermo lo dejó a solas.
Sólo perforaba el trozo de carne una y otra vez esperando a que las ganas de comer llegaran por fin, pero eso no sucedió. Dejó caer pesadamente su brazo, el tenedor chocó contra el plato provocando que éste sonara, y apoyó su cabeza en la pared, cerró sus ojos y volvió a recordar a su novia. Sin darse cuenta, ya estaba llorando de nuevo.
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Síndrome de Cotard | Staxxby
Hayran KurguEl síndrome de Cotard es un raro trastorno que hace creer al padecido que está muerto, se acompaña usualmente de alucinaciones de todo tipo, y en ocasiones arriesgar la vida sin saberlo. El padecido piensa que es un alma en vela vagando en el mundo...