Capítulo 26

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Frank abrió la puerta y tomó las manos de Alex y lo llevó a su habitación, donde lo dejó un momento. Alex pudo oír diversas cosas, pero cuando Frank por fin le permitió abrir sus ojos quedó impresionado, era una cama de plaza y media cubierta por bonitas y ligeras cobijas, además de que se respiraba un suave aroma a petunias y se sentía un ambiente cálido.

-¿Qué tramas Frank? -Miró a su novio, sonriendo, un poco nervioso, pues en el fondo, sabía lo que iba a suceder.

-Quería compensar de alguna manera que nos hayamos perdido nuestra primera vez, esta vez quiero que disfrutes.

-¿De verdad? –Se sonrojó levemente.

-Por ti –Sonrió acercándose al rostro de su chico.

Iniciaron un beso lento y pasional, ninguna prisa había y ninguna gota de alcohol que les impidiera disfrutar conscientemente, como creían que había sido su primera vez. Con cuidado Frank levantó de la cintura a Alex, haciendo que sus piernas colgaran, Alex sólo las ubicó alrededor de la cintura de Frank. El mayor se dirigió a la cama con su chico en brazos, y lo dejó con suavidad sobre las mantas de la cama poniéndose cuidadosamente sobre él, procurando no aplastarlo. En ningún momento dejaron de besarse, hasta que Alex lo detuvo, tomándolo de sus mejillas y mirándolo a los ojos. Ambos se sentían igual de plenos y serenos.

-Frank, estoy algo nervioso –Rió tímido.

-Descuida –Sonrió Frank, enternecido. Acarició su mejilla y quitó un mechón de cabello que caía sobre su frente-, haremos esto lento, quiero que disfrutemos esto como no lo hicimos antes ¿De acuerdo?

El menor asintió con la cabeza, con nervios aún, pero dispuesto a entregarse a su hombre, y esta vez consciente de lo que hacía. Se volvieron a besar, con pasión y lujuria, pero aprovechando cada segundo de contacto. Frank bajó poco a poco a su cuello y comenzó a desabrochar uno por uno los botones de la camisa da Alex y dejando pequeños besos en el camino que abrían los botones, en su pecho, abdomen y estómago, hasta por fin toparse con el pantalón del menor, quien solo miraba atento lo que hacía Frank, con la respiración agitada. Sin ningún apuro retiró el cinturón y desabotonó el pantalón de su novio, para después bajar su cierre y deslizar la prenda un poco hacia abajo.

-Frank... espera, no hagas eso –Pidió avergonzado, poniendo una mano en el hombro de Frank.

-Te va a gustar –Aseguró. Alex no respondió, sólo lo miró atento.

Frank continuó con lo que hacía. Metió la mano a su ropa interior buscando el miembro de su novio, quien había comentado a soltar leves suspiros, una vez lo encontró lo sacó y comenzó a depositar pequeños besos en éste. Alejandro pasó de soltar suspiros a soltar gruñidos agudos, sobre todo cuando Frank deslizó lentamente su lengua por la punta de su miembro, pero no quería correrse en su boca. Alejandro, como pudo, pidió que se detuviese, este alejó su rostro del falo de Alex y continuó por quitar del todo sus pantalones y su ropa interior, mientras el menor se terminaba de quitar su camisa. Se armó de valor y empujó a Frank, para quedar sobre él, le encantaba lo que Frank había hecho por él, pero no iba a dejar que todo lo hiciese él. Desabrochó el pantalón de Frank y lo retiró, bajo su ropa interior se notaba una gran erección y fue cuando Alex comenzó a hacer algo que le encantaba, comenzó a frotar su trasero contra la erección de Frank. Éste no tardó en comenzar a soltar gruñidos y maldiciones. Sin dejar de frotarse hizo el amague de quitar la playera de quien estaba entre sus piernas, pero este, ansioso, se la quitó por sí sólo, para poner sus manos en las caderas de su novio.

-Frank... -Dijo dejando de frotarse.

-Dime –Lo miró, dándole toda su atención.

-Yo... yo quiero... -Comenzó a decir, pero estaba realmente apenado.

-Pídeme lo que quieras ¿Qué deseas mi pequeño? –Se sentó, estando más cerca de su chico.

-Quiero tenerte dentro de mí, ahora –Terminó, tan rojo como un tomate. Frank rió.

-Como tú lo desees.

Frank, como pudo, se bajó su ropa interior hasta las rodillas con Alejandro aún sobre su abdomen, notó que su novio moría de nervios por lo que le dio un beso largo y apasionado para darle confianza, dando por resultado un Alex ansioso por ser penetrado.

-Espera bestia, no quiero que te duela tanto –Lo detuvo Frank y sacó de debajo de la cama un bote de lubricante.

Una vez estuvo listo, Alex ya no estaba dispuesto a esperar nada más. Con la ayuda de Frank alineó su entrada con el falo de Frank y se dejó caer poco a poco. Soltando algunos quejidos.

-Estás muy grande –Reclamó el menor.

-Estás muy estrecho –Rebatió el mayor.

-Me duele –Volvió a reclamar.

-Espera, ya sé.

Hizo que su chico se bajara de encima suya y se volteara boca abajo, sobre el colchón, Frank se terminó de quitar su bóxer y se puso sobre él, alzando un poco la cadera del menor y volviendo a meter poco a poco su hombría, fue muy cuidadoso, muy lento, no quería dañar a su novio, quería que disfrutara. Alex comenzó a apretar las sábanas en sus puños, aguantando la virilidad de Frank siendo introducida en sí, también la almohada sufría las consecuencias, ya que Alex había comenzado a morderla. Frank se dio cuenta de esto y se detuvo, se quedó quieto, esperando que Alex estuviese listo para continuar. Pero el menor quería acción por lo que comenzó a moverse, dándose cuenta de que no todo el falo de Frank estaba en su interior, se echó hacia atrás bruscamente, logrando metérselo todo, y para sorpresa de ambos, en lugar de expulsar un quejido lo que soltó fue un fuerte gemido que rebotó en las paredes, puesto que había tocado un punto dentro de sí que ni siquiera sabía que tenía, un punto que le enloquecía, le encantó ese tacto y no tardó en querer más.

-Frank... por favor –Suplicó sin ninguna vergüenza-, quiero que me hagas tuyo –Terminó de decir entre suspiros.

Francisco, aunque sorprendido por la petición de Alex, atendió a su pedido de inmediato, saliendo de él y volviendo a entrar, una y otra vez, y haciendo que cada vez que salía Alex lo extrañara y deseara más y más. Alex se esforzaba por no soltar quejidos, pero su novio notó eso. Le pidió que se tranquilizara y Alex no tardó en soltar gritos y gemidos cuando Frank tocaba su punto, puso su mano en el muslo del mayor.

-¿Te gusta pequeño? ¿Te gusta? –Preguntó entre suspiros y sin dejar de embestirlo.

-Sí... sigue... -Alejandro respondió entre sonoros gemidos que delataban el placer que sentía.

Los minutos corrían al igual que las gotas de sudor por sus cuerpos, y el momento cúlmine del acto se avecinaba. Alejandro fue el primero en soltar sus fluidos sobre las sábanas además de un gemido más fuerte que los demás y con algunas embestidas más, Francisco eyaculó dentro de Alex. Salió del menor con lentitud mientras éste aún tenía su respiración agitada y la cola levantada. 

Síndrome de Cotard | StaxxbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora