Capítulo 28

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-Frank, vamos despierta.

-Cinco minutos más... -Pidió perezoso volteándose sobre su cama.

-Ay por favor... -Rió.

-Que es broma pequeño –Rió sentándose en la cama- ¿Cómo despertaste? ¿Dormiste bien?

-Más que bien –Sonrió-, gracias por todo Frank.

-No fue nada mi pequeño –Sonrió para luego dejar un beso en los labios del sonrojado chico.

-Vamos, ya levántate.

-¿Esa es mi playera?

-¿Esta...? Sí, la tomé prestada, pero si te molesta la regreso a donde estaba.

-Claro que no me molesta, descuida, te ves tierno, te queda gigante –Rió.

Ambos sonrieron y se levantaron de la cama, Frank comenzó a vestirse mientras su novio se apegaba a su espalda como gato.

-¿Sabes Frank...? Tengo mis dudas de que lo hayamos hecho aquella noche después del antro.

-¿Por qué mi pequeño?

-Porque ahora me duele la cadera y ese día no me dolía.

-Bueno, en cualquier caso, ésta contará como nuestra primera vez ¿De acuerdo?

-De acuerdo –Sonrió asintiendo con la cabeza.

Una vez vestidos, salieron del apartamento de Frank tomados de la mano, sin pena alguna, era un muy bonito día y ellos estaban felices. En una esquina en la que tenían que voltear Alejandro tiró del brazo de Frank y éste dirigió toda su atención al menor.

-Frank... quiero ir a tomar un helado contigo –Pidió como niño pequeño.

-Claro pequeño –Sonrió-, vamos.

Alex dirigió a Francisco a la heladería que tenía la banca enfrente, entró a la heladería evitando mirar aquel asiento y se detuvo una vez dentro. Cada uno hizo su pedido y salieron del local, Frank se detuvo notando que su pequeño se había quedado atrás mirando la banca. Alejandro se sentía nostálgico, sentía que esa banca reflejaba un peso en su corazón, quiso reprimir sus pensamientos melancólicos y volvió a voltear hacia adelante comiendo un poco de su helado pero se detuvo al notar que Frank lo miraba.

-¿Estás bien? –Preguntó, sabiendo el significado que tenía esa banca para el menor.

-Sí... sólo estaba recordando.

-¿Quieres ir a sentarte un rato? –Alex asintió con la cabeza.

Se acercaron a la gradilla y con una seña Frank invitó al menor a sentarse primero, él tomó aire y se dejó caer en ella, a su lado, Frank hizo lo mismo. Terminaron de comer sus helados en aquel lugar hablando de vez en cuando. Alex aún sentía un pequeño remordimiento en su pecho, quiso quitárselo de una vez y creyó saber cómo.

Tomó con cariño el rostro de Frank entre sus manos, mirando sus ojos con timidez, Frank tomó la cintura del menor acercándolo a su cuerpo, no tardaron en acercarse y unir sus labios una vez más, sólo así Alex sintió que sus hombros pesaban menos, sólo así pudo terminar un capítulo en su vida y empezar un nuevo.

Síndrome de Cotard | StaxxbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora