Síndrome de Cotard | Staxxby

Capítulo 4

Francisco y Guillermo se levantaron de la banca en la que estaban conversando y se encaminaron a la casa de Alejandro, Guillermo aún dudaba si era buena idea llevar a Frank a conocer a Alejandro, él sólo esperaba que el menor se distrajera, que el conocer a alguien más le ayudase a superar su depresión. Al llegar Guillermo sólo se fue a la cocina.

-Yo prepararé la comida, ¿Puedes ir a despertarlo? –Le preguntó a Francisco mientras abría la despensa.

-Claro ¿Cuál es su cuarto? –Sonrió.

-Arriba, la segunda puerta de la izquierda.

-Segunda puerta de la izquierda –Repitió volteándose.

-¡Ah, Frank! –Lo llamó, él volvió a voltear- De verdad, ten cuidado con él, ha sufrido mucho y... -Suspiró- sólo sé delicado.

-Entendido, haré lo que pueda.

Se dirigió a la puerta que le había dicho Guillermo, al abrirla se encontró con una habitación que, fuera de estar algo desordenada, era bastante bonita, tenía varias fotos enmarcada y algunas figuritas coleccionables, pero el muchacho no estaba, Frank frunció el ceño confundido, cerró la puerta y se volteó.

Quizás esté en el baño. Pensó, se acercó a la otra puerta, suponiendo que era el baño y dio tres golpes en esta.

-Em... ¿Alejandro? –No recibió respuesta- ¿Estás ahí?

Francisco, al no escuchar respuesta alguna, giró la manija y abrió la puerta. Entró al baño lentamente y se acercó a la bañera, donde yacía el cuerpo de un chico escuálido, de piel blanca y cabello negro, dentro de la bañera también yacía un cable que al parecer el mismo chico lo había introducido al agua, había intentado suicidarse. Francisco comenzó a temblar, estaba entrando en pánico. Con cuidado desenchufó el cable, lo sacó del agua y se acercó al chico, notando que aún estaba respirando.

-¡Guillermo! ¡Alejandro se electrocutó a sí mismo! –Gritó mientras metía sus brazos al agua para sacar al menor, el cual despertó.

-¿Quién eres tú? –Preguntó con una voz somnolienta, mirando el rostro de quien lo cargaba.

-¿Estás bien? –Le preguntó sorprendido.

-Ahora sí, sólo algo cansado.

-¿Qué fue lo que hiciste?

-Me electrocuté, no quería seguir viviendo, ya no lo soportaba.

-¿Pero estás bien? ¿Quieres que llame a alguien? ¿Una ambulancia?

-Qué gracioso eres –Rió levemente-, estoy bien, no te preocupes, sólo quiero dormir un poco.

-Claro... claro, te llevaré a tu habitación... -Dijo algo trastornado.

Atónito, Francisco lo cargó hasta su habitación, pero cuando lo dejó sobre su cama se dio cuenta de que el chico ya se había dormido, lo miró con preocupación unos segundos y luego salió de la habitación cerrando la puerta.

Se dirigió a la cocina, extrañado por el hecho de que cuando llamó a Guillermo él nunca llegó. Al asomarse, vio a Guillermo desmayado, tirado en el piso, con su cabeza sobre un pequeño charco de sangre y con una nota entre sus manos.

-¡Guillermo!