Capítulo 25

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Frank, Alex y Guillermo paseaban por las calles de una bella tarde que se acoplaba a la llegada de la primavera, las flores comenzaban a crecer, el sol brindaba un calor agradable y pasaba una suave brisa característica del equinoccio de primavera, Guillermo sentía como si su amigo hubiese resucitado, no podía explicar la alegría de tenerlo a su lado de nuevo, luego de creerlo muerto.

Frank y Alex le comentaron que estaban empezando una relación amorosa, Guillermo se encontró bastante sorprendido, puesto que cuando llevó a Frank a la casa de Alex para ayudarlo a salir de su depresión, jamás pensó que ambos acabarían enamorándose, pero estaba muy feliz por ellos, ver a Alex con una sonrisa en el rostro era un regocijo para los dos más grandes.

-Alex... -Llamó Guillermo con un tono suave- ¿Puedo preguntarte algo?

-Claro, dime –Dijo algo asustado por la seriedad de su amigo.

-¿Qué pasó con Eva? Llegué a creer que no la superarías nunca.

-Pues ella... ella me habló en un sueño –Relató cabizbajo, Frank acariciaba su espalda, dándole apoyo-, me prometió que estaría bien, y que tenía que ser feliz con Frank.

-Deberías hacerle caso –Opinó Guillermo.

-Lo sé y estoy tratando.

-Sé que es difícil, pequeño –Dijo Frank-, lo entiendo, que sepas que voy a estar contigo siempre que lo necesites.

-Te lo agradezco mucho Frank –Dijo, recargándose en su hombro.

-Sois muy tiernos –Sonrió Guillermo-, hacéis una muy bonita pareja, la verdad.

-¿Tú crees? –Sonrió Frank, acariciando el cabello de Alex.

-Totalmente –Afirmó. Un fugaz recuerdo cruzó la mente de Guillermo, lo que lo hizo mirar rápidamente la hora en su móvil- ¡Mierda! Lo había olvidado. Chicos, lo siento, debo irme, había quedado con un amigo y llego tarde.

-Corre Guillermo –Dijo Alex, mientras reía con Frank por la repentina reacción de su amigo.

-Nos vemos mañana –Se despidió para después irse corriendo.

La pareja se quedó mirando a su amigo correr por la acera hasta desaparecer entre las personas.

-Ven pequeño, vamos a mi apartamento, te tengo una sorpresa.

-¿Una sorpresa? –Sonrió sorprendido. Frank asintió tomándolo de la cintura.

-Vamos.

Frank lo llevó al mismo edificio al que lo había llevado algunas semanas atrás, pero esta vez, en lugar de ir a la terraza, lo dirigió a su apartamento. Una vez frente a la puerta, Frank lo detuvo sin abrirla.

-Quiero que cierres los ojos –Pidió con una voz suave.

-¿Cerrar los ojos? ¿Por qué? ¿Qué estás tramando Frank? –Sonrió divertido.

-Sólo confía en mí pequeño –Sonrió.

El menor cerró sus ojos con confianza y se quedó a merced de su novio. 

Síndrome de Cotard | StaxxbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora