Capítulo 32

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-¿Qué...? –Murmuró confundido.

Estaba en el piso, se había caído de la cama, se había golpeado. Soltando leves gemidos de dolor, se levantó y lo primero que hizo fue mirar sus manos... estaban como si nada.

Se puso de pie finalmente y miró a Frank, él seguía durmiendo. Alex lo miró un segundo, estaba muy confundido.

Se dirigió al baño y se acercó al espejo, su rostro también estaba intacto, se apoyó en el lavamanos y se quedó pensando en lo que acababa de ocurrir.

¿Por qué siempre le ocurría eso?

Alex no comprendía.

-¿Alex...? –Escuchó la misma voz masculina de su sueño.

Alex miró la puerta del baño y notó que, por debajo de ésta, había una luz que se alejaba. Se acercó con lentitud y giró la perilla.

¿Qué...?

Nada.

Su casa en la plenitud de la noche, obscura. Debieron haber sido las cuatro o cinco de la mañana.

-¡Alex! –Voces...

Lo llamaban las voces. Comenzó a caminar por su casa y volvió a ver una silueta en el balcón, pero ésta vez no podía distinguirla.

-Vuela conmigo... -Escuchó decir a la silueta y esta simplemente saltó al vacío.

Alex, casi hipnotizado, caminó al balcón y miró hacia abajo.

Nada.

Alguna vez escuchó a Frank hablar con Guillermo en la cocina, diciéndole que Alex tenía visiones. ¿Cómo iban a ser visiones? Se veía bastante real, se sentía real... Alex se sentía real en su mundo de los muertos.

Y en el mundo de los muertos tienes que volar.

-Alex... -Canturreó una voz femenina.

-Alex... -Ahora era una voz masculina.

Se subió a la reja y se sentó en el borde de esta.

-¡Alex! –Escuchó a sus espaldas.

¡Frank!

-¡Lánzate! -Le ordenó la voz.

No lo logró, Frank lo había tomado de la cintura y lo estaba sacando de la baranda. Pero Alex no quería eso, él quería volar. Rápidamente se agarró con todas sus fuerzas de la baranda.

-¡Alex, bájate de ahí!

-¡Suéltame Frank! ¡Tú no entiendes! ¡Déjame volar!

-¡No lo hagas! ¡Escúchame! ¡Tú no estás muerto! ¡Créeme! –Frank intentó hacerlo entrar en razón.

-¡Estás loco! ¡Acepta que estás muerto Frank! ¡Suéltame!

-¡No!

Alex notó como aquella mano negra tiraba de su ropa, tenía que volar. Con todas sus fuerzas intentó tirarse. Y fue cuando Frank perdió el equilibrio, que por fin pudo volar...

Pero no estamos en la tierra de los muertos...

¿O sí?

Síndrome de Cotard | StaxxbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora