Capítulo 11

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Lo consideró un instante antes de decidir dejar el papel pegado en su lugar. El sabueso podría estar muerto, pero eso no le aseguraba que otro no estaría buscándolo, y él sabía perfectamente quiénes estarían detrás. Solo los idiotas confianzudos eran atrapados, se negaba rotundamente a entrar en esa categoría.

Ahora que no había amenaza, su sangre ansiaba magia. Podía sentir el zumbido debajo de su piel, el susurro en el fondo de su mente pidiéndole que reclamara lo que era suyo, las antiguas escrituras intentando seducirlo para llamar su atención. Las marcas no estaban, y aun así era como si ahora más que nunca quisieran actuar.

Una parte de él sospechaba que era culpa de las protecciones que Key tenía en su casa. Había intentado encontrarlas, pero su escritura parecía invisible a la vista. Ella le había explicado, los primeros días, que había mamoris sobre los muros para evitar el uso de magia dañina y proteger la casa. Y, aunque Nix estaba seguro que la magia del mundo humano resultaba más débil y difícil de capturar, comenzaba a considerar que quizás Key estuviera equivocada al sonreír y llamarlos superstición, y esa escritura estuviera llamando a la suya también.

Ella se había ido a entrenar, lo que significaba que tenía al menos dos horas antes de su regreso. Dos preciosas horas para seguir buscando sus pertenencias. Había registrado todas las habitaciones vacías de la planta principal. El primer piso era algo complicado, y que implicaría mayor tiempo. Key era demasiado obsesiva con el orden como para notar enseguida si alguien había tocado sus cosas. Eso solo dejaba una opción para esa tarde.

No tenía nada contra el ático, tan solo no le gustaban las fotografías que la joven exponía allí. Evitó fijarse en ellas a consciencia. Irónico, había vivido todo tipo de horrores y su pulso no vacilaba al hacer lo necesario para sobrevivir, pero la simple visión de un cadáver descuartizado lo repelía de ese modo.

Key había actualizado sus tableros, agregando lo que parecía el dibujo del sabueso y el otro de los dos brujos que le había enseñado. No había modo en que él fuera a detallarle qué significaban. Los niños eran el problema, resultaba imposible hacerlos callar. Siempre, de un modo u otro, terminaban por soltar todo, incapaces de comprender el peso de una amenaza.

Había sido solo un niño cuando el mundo había cambiado en una sola noche. Al menos fuera de su casa, dentro no había sido muy distinto. Su padre se había vuelto un poco más precavido y forzado a retener sus respuestas mordaces para no ser ejecutado, pero no mucho más que eso. Nix había sido demasiado joven para entender que el mundo había cambiado, y sus reglas también, y la travesura de un niño que antes le hubiera costado una buena regañada y tal vez un duro golpe, había concluido en un castigo que le había costado su voz por días tras tantos gritos de dolor.

Tocó su rostro ante el recuerdo. La oscuridad daba tanto como quitaba. Su padre le había dicho eso la primera noche, cuando el miedo y el dolor lo habían tenido temblando y las lágrimas habían sido tan dolorosas como ácido contra su piel. Su madre nunca más le había vuelto a hablar tras eso. Nunca había vuelto a ser capaz de levantarse de su cama en las mañanas. Él podía haber sido el castigado, pero ella había muerto por dentro esa vez también.

Si lo viera ahora... Tal vez lo repudiaría. Quizás finalmente se atrevería a matarlo. Era sencillo entonces que no le afectara haber dejado su familia atrás.

Se acercó hasta el dibujo y consideró un instante sus opciones. Sin saberlo, Key estaba logrando juntar las piezas de un rompecabezas. No uno que él pudiera permitir que entendiera. La reguladora era más hábil de lo que había imaginado si había llegado hasta ese punto, tan solo le faltaba la información correcta para comprenderlo.

Miró a Kira un segundo, sus labios tachados con rojo. Los niños eran inteligentes. Habían escuchado suficientes historias sobre monstruos como para temerle. El equilibrio se había roto al dejar a un besado por la luz sin su contraparte, y prefería no imaginar lo que estaría haciendo ahora que nadie lo limitaba.

El ladrón de vidas (trilogía ladrones #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora