Capítulo 12

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—¿Puedes fingir que le pones alcohol, pero no hacerlo? ¿Y ponerle doble al otro?

La bruja al otro lado la miró de mal modo, Key intentó mantener su expresión impasible. Era una agente, con o sin insignia se haría respetar, y era una chica en una misión. Blue's Moon no era el mejor escenario, pero era neutral y uno que ella conocía lo suficientemente bien como para usarlo a su favor.

No miró a ningún sitio en particular al momento de deslizar una lista con el nombre de ls agentes y sus horarios de caminata rutinaria sobre el mostrador. La mujer al otro lado lo cogió enseguida y lo guardó. Los brujos no se tentaban ante dinero y regalos, pero por un poco de información de la Agencia, eran tan sobornables como cualquier humano promedio.

—Las peleas están prohibidas, ramy —masculló ella entregándole ambos tragos.

—Mis negocios suelen incluir proteger tu comunidad, y eso es lo que estoy haciendo. Ponlo en mi cuenta.

Cogió ambos vasos y se armó de valor para lo que le esperaba. Sonrió por dentro, diciéndose que era como el ajedrez. Su madre le había enseñado a jugar insistiendo en que las batallas se ganaban primero en la mente y que a veces, si uno era afortunado, incluso se lograban evitar enfrentamientos de ese modo.

Nix la estaba esperando apoyado contra una mesa. Key le sonrió al entregarle su trago y sentarse. Era consciente del familiar peso de su estilete dentro de su chaqueta. Había esperado todo el día por ese momento. No era algo que hubiera previsto, pero la vida de un agente estaba llena de imprevistos y solo aquellos capaces de adaptarse se destacarían como los mejores.

—Luces cansada —comentó él.

—He tenido una semana atareada. ¿Tú cómo llevas la adaptación?

—Aprendo rápido.

—¿Y qué hacías en tu mundo?

—Intentar sobrevivir.

—¿Cómo?

—¿Importa?

—Al mes de la inmigración, normalmente la Agencia te cita a una entrevista para ver cómo lo llevas. Y ya que es evidente que tu cruce no fue normal, soy yo o la Agencia, y no puedo asegurarte que su trato sea como el mío.

—Pensé que sería una noche libre de trabajo.

—No existe el descanso siendo una agente.

—¿Ni siquiera para una con licencia?

—Es un asunto que no entenderías.

—Me enseñaste tu manual de la Agencia.

—Para que conocieras tus derechos y entendieras el funcionamiento.

—¿Si no fueras una reguladora, qué te hubiera gustado ser?

Key se detuvo al escucharlo. Era algo que se había preguntando una infinidad de veces, y jamás había logrado responder. Estaría en la universidad, sería una estudiante. ¿Pero qué estaría estudiando? ¿Viviría cerca de sus padres o se habría mudado a otra ciudad? ¿Su familia sería tan unida como la recordaba? ¿Sus amigos cómo la tratarían?

—No lo sé —admitió ella.

—Pues déjame decirte que no hubiera sido nada relacionado con política o leyes.

—¿Por qué?

—Confías muy fácil en los demás, y eres una pésima mentirosa —Nix empujó su vaso a un lado sin haber bebido nada—. Aun si no te hubiera oído, lo hubiera olfateado. Han intentado envenenarme demasiadas veces.

El ladrón de vidas (trilogía ladrones #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora