Capítulo 7

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Key pateó un montón de tierra. En lo personal, no tenía nada contra el cementerio de Arlington. Disfrutaba de pasear por allí durante la luna nueva para visitar la feria de sueños, siempre había algo nuevo que aprender o brujos con los cuales negociar por un poco de información. Además, necesitaba mantener entrenado su instinto para buscar pliegues fuera de los conocidos. Pero en una noche normal, el lugar era bastante aburrido en realidad.

—¿Vamos a pretender que estamos haciendo aquí algo más que perder el tiempo? —preguntó Gia a su lado.

—Tal vez —Key hizo una mueca al ver sus zapatos manchados con barro.

—Busqué en los registros y resulta que sí arresté a esa bruja una vez por transacciones con humanos. Está haciendo estas denuncias falsas para vengarse, lo sé.

—Y de todos modos aquí estás investigando.

—Soy una buena agente, investigaré todas las denuncias que me hagan llegar. Y luego, cuando demuestre que era falsa, haré que esa maldita pague por hacerme perder el tiempo.

Sonrió al escucharla, era algo que su amiga diría. Quizás no fuera el mejor plan para un sábado por la noche, pero el silencio y la calma se sentían demasiado bien. El único inconveniente era la infinidad de cruces blancas. Key avanzaba con cuidado, temiendo pisar por error el lugar de eterno descanso de algún soldado caído. ¿No era suficiente con que la mayoría de ellos carecieran de nombre?

—¿Has pensado que tal vez es un círculo vicioso lo que estás creando? —preguntó Key levantando sus piernas para evitar una cruz—. Tú la denuncias, y ella luego te hace perder el tiempo como venganza.

—Ella estaba vendiendo pociones de amor a humanos. No puedo no notificar eso. Y no puedo no investigar una denuncia o papá me mataría.

—Solo estoy diciendo que no ganas nada con meterte en su juego.

—¿Entonces qué pretendes que haga?

—Investigar, hacerle saber que no encontraste nada, punto final.

—¿Y tú qué haces aquí?

—Si alguien está robando tumbas...

—No lo está.

—Podría estar relacionado con mi caso.

—Por favor dime que no sigues con lo de los bebés mutilados.

—Alguien tiene que investigarlo.

—La policía. No involucra magia.

—No lo sabes.

—Necesitas salir más.

—Tal vez.

—Podemos hacer una noche de tacos. O quesadillas. O tacos y quesadillas. Sin trabajo, sin problemas, y sin nada tenebroso.

—Escuché que cerraron las fronteras. ¿No te preocupa?

—¿Qué cosa?

—Lo que está sucediendo.

Gia suspiró y se apoyó contra la cruz más cercana. Key apenas logró contenerse de decirle algo al respecto. No era ni Pip, ni Anton, y no tenía por qué escucharla hablar de respeto. Además, la joven tenía esa seria mirada que le recordaba que le llevaba dos años lo cual podía no parecer mucho, pero en años de agente, podía llegar a ser una diferencia abismal.

—Las personas hablan, eso no significa que sea verdad. Cuando las opiniones comienzan a polarizarse tanto, es normal que surjan rumores de este tipo para que cunda el pánico y los indecisos deban decidir un bando. Sí, están con más controles en la frontera por precaución por si Bower decide huir por ahí, eso no significa que esté cerrada. Es algo temporal. Aquellos que desean controles más rigurosos difundirán este tipo de rumores, porque quieren que los brujos se pongan nerviosos y respondan de un modo que justifique su pedido por mayor rigor. Es estrategia básica, incitar a la otra parte a hacer lo que a ti te conviene. Por eso no debes caer en sus juegos.

El ladrón de vidas (trilogía ladrones #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora