Capítulo 30

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Cierro despacio la puerta de mi recamara, camino hacia la gran cama sonriendo cuando veo a Aiden en ella dormido, subo y acaricio su rostro, su piel es tan suave, delineó sus facciones, su nariz, sus pestañas, sus cejas, todo en el es perfecto. - A-ale... - empieza a removerse de un lado a otro, diciendo mi nombre. - A-ale, N-no me de-dejes... - Frunzo el ceño preocupada, su voz sale distorsionada, toco sus hombros tratando de despertarlo.

- P-por fa-favor, N-no me aband-dones, ¡ALESSANDRA! - grita despertándose de la pesadilla, su rostro esta pálido y sus hermosos ojos están llenos de terror. - Aiden, aquí estoy amor, tranquilo. - sin perder tiempo se echa a mis brazos llorando desconsoladamente. - Amor, que pasa?, aquí estoy tranquilo. - me duele mucho verlo en este estado, enredo mis brazos en su espalda juntándolo mas a mí, su cabeza se encuentra en mi cuello, y sus lágrimas mojan mi pecho.

- N-nunca me dej-jes. - susurra con la voz rota, mi corazón se rompe al escucharlo decir eso. - Amor, escucha, Nose que maldita pesadilla tuviste, pero yo nunca, oye me bien, nunca te dejare, eres la persona por la que respiro, por el que me despierto todas las mañanas, eres mi mate Aiden, eres el amor de mi vida, tendría que estar loca para hacer eso. - le susurro en su oído, el asiente un poco mas calmado, retiró las lágrimas de sus mejillas y beso su frente. - Te amo. - digo juntando nuestras frentes, el se sienta y me toma subiendome arriba de el.

- Te has vuelto una persona indispensable para mi, eres la persona por la que sonrió, cambiaste mi mundo de una forma tan drástica, llegaste de la nada y ya lo eres todo, ahora no puedo vivir sin ti, sin tu amor, te amo Alessandra. - habla sonrojado sobando mis mejillas, siento una alegría inexplicable al escuchar eso salir de sus labios, nunca imagine esto, soñaba con mi mate, tenerlo entre mis brazos, sabia que seria malditamente hermoso, pero ahora que lo tengo aquí, a escasos centímetros de mi rostro, no cave duda que todos los malditos siglos que pase sin el, valieron la pena, cada maldita noche de insomnio valió la jodida pena.

Sus manos viajan a mis hombros bajando la blusa que traigo puesta, dejando libre mis hombros y parte de mi espalda. - T-te am-mo Alessandra, no me gusta verte enojada conmigo, yo no tuve la culpa de que ella me besara, sentí miedo lo acepto, pero no de ti, miedo de perderte, de que me dejaras... - escuchó la angustia en su voz, se que aunque el no me lo diga, extraña a sus "padres", algunas veces que estamos solos me meto en sus pensamiento y los recuerda, prácticamente llegue yo y cambie toda su vida, desde su familia, hasta en lo que el pensaba.

Cuando dice lo ultimo me entran unos tremendos celos, tengo ganas de ir por su cuerpo y dañarla de nuevo, ella se lo busco, sabia que habría chicas que se le acercaran, pero viendo tremenda marca y oliendo su fragancia, se iban a dar cuenta que era mi mate, su Alfa, o mas buen su Luno, ya que así se le llama al compañero(a) de los Alfas, Lunas, pero en este caso los papeles se invirtieron.

Cierro los ojos cuando siento su respiración en mi cuello, mi piel se estremece al sentir como sus labios rozan mi piel, empiezo a sentir delicados besos en mi cuello, que me hacen jadear de placer. - Hueles muy bien, dios... Olor a rosas. - abro los ojos de golpe al escuchar eso.

- Aiden... - lo llamo pero se encuentra muy concentrado en mi cuello, carajo no, su lengua se pasea por mi cuello impidiéndome pensar claro, ladeó mi rostro dándole mas acceso, paso mis brazos por su nuca, acercándolo mas a mi, sus dientes mordisquean mi piel, haciéndome gemir.

Alessandra concentraré. - A-aiden. - lo vuelvo a llamar, pero estoy tan excitada por sus húmedos besos, que su nombre sale mas como un gemido, tomo su pelo entre mis dedos separándolo de mi. - Lo necesito. - murmuro, choco  nuestros labios en un beso salvaje, lleno de pasión, transmitiéndole todo el amor y deseo que siento por el, sus manos bajan tomando el dobladillo de mi blusa, nos separamos cuando quita mi blusa, delineó su labio inferior con la punta de mi lengua pidiendo permiso.

Mi Mate, Solo MioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora