Capitulo 61

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Los sujetos que transportaban la carga, estaban de lo más relajados. No era el primer viaje que hacían, y seguramente no sería el último. Pagaban muy bien y gracias a su estrategia nunca les habían descubierto. En ese momento solo el conductor estaba despierto, los dos ayudantes dormían como focas. Durante el trayecto alcanzó a escuchar algunos ruidos extraños, pero seguramente serían las estúpidas que llevaban que estarían de nuevo con sus fastidiosos lamentos y sollozos. Ya había amanecido y pronto pasarían por un pequeño pueblo, en el que reposarían gasolina. Pero primero debían salir de la carretera interestatal que utilizaban solo durante las noches para ahorrar tiempo, y adentrarse por carreteras secundarias, de esta manera evitar posibles inconvenientes. Fue tarde cuando se percató del retén de la policía en la carretera. Lo encontró tomó justo después de salir de una curva. Ya no había marcha atrás. Si retrocedía sería muy sospechoso, y atraería la atención de los uniformados.

- ¡Maldición! – Expresó.

- ¿Qué ocurre?. – Pregunto el ayudante que tenía al lado.

Hizo un gesto con la cabeza.

- Policía de carreteras.

- ¡Demonios!

Poco a poco, se iban acercando al retén. Los tres se mantenían serios y tensos. Tenían la esperanza de pasar desapercibidos. La policía no estaba requisando los vehículos, simplemente saludaba a los conductores y pasajeros y después les daban el paso.

- Muy buenos días señores. – Saludó uno de los policías.

- Buenos días. – Saludó el conductor con una sonrisa.

- ¿Podría enseñarme su documentación? – preguntó el policía observando dentro de la cabina del camión.

- Por supuesto.

- ¿Que transportan?

- Mercancía en general, vestimenta, electrodomésticos, zapatos, entre otros. – contestó el conductor. – aquí tiene mi manifiesto de carga.

El conductor enseñó toda la documentación que se encontraba en regla. El policía la verificó, junto su licencia de conducción, y carnet de identificación. Todo parecía estar en orden.

- ¿No viaja con demasiada compañía para ser simplemente esa clase de mercancía? – Preguntó el policía.

- Ahh... no estos chicos son conductores en instrucción. Ya sabe chicos nuevos a los cuales estoy entrenando.

- De acuerdo. - Contestó el policía. - Continúe. – aseguró otorgando el paso.

Casi se sintieron victoriosos, pero justo en el momento en que el retén les iba a otorgar el paso, el mismo policía que los cuestionó silbó fuertemente negándoles el paso. Los hombres se tensaron.

- ¿Qué es esa soga colgando del techo? – preguntó el policía.

- ¿Soga? ¿Qué soga?

Algo en la actitud de los hombres llamó la atención del policía, y su instinto le hizo averiguar de más.

- Bajen del camión ahora mismo. – Ordenó el policía, desenfundando el arma y apuntándoles directamente.

Los demás policías se acercaron haciendo exactamente lo mismo. Los tres sujetos en ese momento supieron que estaban perdidos. No se molestaron ni siquiera en sacar sus armas para disparar. Sabían que al menor movimiento en los policías los dejarían como colador.

Bajaron lentamente de la cabina con las manos arriba, por orden del policía. Cuando llegaron a la parte trasera del camión se percataron de la soga que caída desde arriba. Lo que en realidad les pareció extraño, ya que no estaba allí la última vez que pararon.

- Abra las puertas. – Ordenó el policía de nuevo.

Cuando el hombre tocó el candado se percató de que la soga pasaba justo por detrás del gancho. Y fue allí cuando sospecho que algo había pasado. Abrió las puertas y vio las cajas acumuladas haciendo una especie de escalera que subía hasta la claraboya. ¡Que estaba abierta!. Malditas zorras, se habían escapado.

Uno de los policías subió al camión e inspeccionó dentro.

- ¡Todo despejado, Capitán!. – expresó el policía desde dentro.

- Lo ve, no hay nadie. – aseguró el conductor conteniendo la ira.

- Pero veo muchas pendas de ropa femenina, evidentemente sucia, arrojada por el piso. Y... - Puaj, hizo un sonido de evidente asco. – huele hediondo aquí dentro, hay una esquina de desechos. Es un camión de transporte de ilegales. – Aseguró el policía.

- O de trata de personas. – Concluyó el capitán. – Arréstenlos. Léanles sus derechos.


Ángel de luz Propia - |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora