Victoria seguía sumisamente a la amable mujer. Subieron por la hermosa escalera espiral hacia el segundo piso. Mientras caminaba acarició la lustrosa baranda tallada de madera, no perdió detalle ninguno la exquisitez, elegancia y suntuosidad que transpiraba la casa. Finalmente ingresaron por un amplio pasillo. No tuvo que caminar mucho hasta llegar a una sala de estar de mediano tamaño. En las paredes predominaba el color crema, pero los pisos eran de un reluciente color gris oscuro, un gran sofá curvado de un color gris cenizo con pequeños cojines cuadrados color berenjena que dominaba la estancia, otras dos sillas también en color berenjena rodeaban una linda mesa de centro de cristal, adornada por tres hermosas pelotas aceradas de diferentes tamaños. Las cortinas livianas y pocos cuadros sencillos más la iluminación le daba un toque cálido y acogedor al sitio. Definitivamente debería ser una de las habitaciones más utilizadas en la residencia, por el confort de la misma.
Joseph se apresuró a dirigirse hacia el gran sofá para retirar unos cuantos cojines. Victoria acostó cuidadosamente a Andy para que no se despertara.
- Deberíamos darnos una ducha caliente y cambiarnos estas ropas mojadas. – Aseguró Joseph observando tanto su ropa como la de ella que aún estaba húmeda en el pantalón.
Tory observó atónita tan pronto Joseph pronuncio esas palabras. Sin saber porque, estúpidamente pensó que la estaba invitando a ducharse con él. Lo observó fijamente a los ojos, mientras sentía como empezaban a arderle las mejillas. Él observó divertido como los ojos de ella se abrieron de par en par mientras su rostro se coloreaba de rosa. No pudo evitar que la comisura de su boca se elevara un poco, aunque se apiadó de ella e ignoró claramente los pensamientos de ella.
- Lena quieres acompañar a Victoria a una de las habitaciones y cuidar al bebé mientras ella se ducha.
- Oh, no hace falta... - trató de declinar Tory, pero la verdad es que estaba helada y su pantalón y zapatos llenos de agua.
- No hay discusión señorita Henderson, veo claramente que está congelada al igual que yo.
- Si, mis queridos. – Interrumpió Lena observándolos con una pequeña sonrisa de satisfacción, del uno al otro. – deben entrar en calor de inmediato y asegurarnos, de que esta belleza. – Comentó acariciando una mejilla regordeta de Andy. – Este bien calentito.
- Lena ve a escoger algo de ropa para la señorita Henderson.
Salieron de la sala y la llevaron hacia una habitación más pequeña, pero adecuada correctamente para acoger algún visitante. Tory vio cómo se marcharon juntos, ubicó al bebé en medio de la cama y se dispuso a ubicar las almohadas de la cama alrededor del cuerpecito del pequeño, de esta manera evitar que se cayera mientras rodaba cuando dormía. Un momento después tuvo a Lena de nuevo en la habitación ofreciéndole una pijama de rayas.
- Lo siento querida es lo mejor que pude encontrar, es de mi Joy, porque seguramente mi ropa te quedará aún más grande todavía.
Tory obedientemente la tomó en sus manos y examinó las prendas que le habían entregado. La piyama era un pantalon y camisa anchas, blanca con gruesas rayas azules, debía ser sin duda la más horrorosa que había visto en su vida, bueno eso no era realmente cierto, la había visto en muchas ocasiones anteriores en el programa "bananas en piyama", sin lugar a dudas se vería como "Bananin". No pudo evitar que toda la situación le resultara hilarante.
Con una sonrisa ingresó al baño, no sin antes solicitarle infinitamente a Lena que la llamase si el bebé se despertaba y que cuidase de que no se cayera de la cama ya que solía moverse mucho mientras dormía. Se quitó sus ropas que se encontraban bastante mojadas incluso su ropa interior.
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Ángel de luz Propia - |COMPLETA|
Roman d'amourÉl es un empresario surgido de la nada, egocéntrico, rígido y muy solitario. Ella es una chica que nació llena de lujo y que lo perdió todo, excepto su capacidad de brillar y ser feliz. Sumérjete en una historia donde encontraras que el éxito no gar...