Ángel de luz Propia - |COMPLETA|

Capitulo 64

Mat fue el primero en salir del estupor. Y como buen segundo al mando, empezó a lanzar órdenes.

- Tomas, llama al detective Roberts y al jefe de policía e informales que las encontramos y en donde nos encontramos. – Espetó. – Bueno, ellas nos encontraron a nosotros. Chicos, busquen alimentos y agua abundante para las muchachas. – Ordenó a los guardias. – los demás, saquen los equipos preparados para el rescate, junto con los botiquines.

De esta manera todos se pusieron en marcha. Se acercaron lentamente a las chicas que permanecían de pie, tratando de protegerse unas a otras, ocultas detrás de Candy.

- Hola chicas. Mi nombre es Mat. – Les dijo presentándose. – Soy amigo de Victoria y estamos aquí para ayudarlas a regresar a casa.

Mat, no supo que aquellas eran justo las palabras mágicas que ellas estaban esperando. Algunas se dejaron caer de rodillas sobre el pavimento. Otras se abrazaron fuertemente. Pero todas exploraron en llanto catártico y risas por sentirse realmente que regresarían a casa.

Joseph no podía dejar de tocarla. El rostro, los brazos, la espalda. Todo. Era real y la tenía en frente. Sana y salv...

- ¿Que demonios es esto? – preguntó furioso. – Esos animales se atrevieron a lastimarte!. Los matare, juro que los matare.

Victoria que se encontraba al igual que él, acariciándole. Le interrumpió la rabieta que acababa de empezar.

- No cariño. Estas marcas son los golpes que recibimos cuando nos arrojamos del camión mientras iba en movimiento.

- Tú. ¿te lanzaste de un camión en movimiento? – preguntó estupefacto.

- Si, las chicas y yo... ¡Las chicas!

En ese momento se percató de que las había olvidado. Volvió su vista hacia ellas, quienes aún estaban llorando de felicidad. Besó de nuevo a Joseph, lo tomó de la mano y lo guio hacia ellas. Primero, saludó con un fuerte abrazo a Mat, tomas y los guardias, a quienes se encontró de camino hacia ellas. Preguntó temerosa por Tanner y se alegró en saber que había sobrevivido y se encontraba aun en recuperación con buen pronóstico médico. Luego, se dispuso a presentar a las chicas una a una.

- Chicas, tengo el gusto de presentarles a Joseph A. Schweitzer – Anunció alto y claro para que cada una pusiera atención. Él la abrazó desde atrás, envolviéndola entre sus brazos. – el amor de mi vida. – volvió el rostro al decirlo. – y el hombre que se encargara de que cada una de nosotras regrese a casa.

Con aquella promesa ellas sollozaron, mientras se acercaban a él y a ella a abrazarles y agradecerles. Presentándose una a una, enunciando su identidad y donde se encontraba el hogar de cada una. Solo un par de ellas Candy y Cristy la menor de todas, admitieron no pertenecer a ningún sitio al que ellas pudiesen llamar hogar.

- No se preocupen chicas – aseguró Tory. – Joseph pensara en algo, y mientras decidimos pueden quedarse con nosotros. ¿Verdad?

Joseph solo sonreía y escuchaba las promesas que ella había hecho y hacía en su nombre. Se sentía un poco abrumado, y feliz, de saber que Victoria confiara tanto en él, y en sus capacidades. El simple hecho de mantener la certeza que él la rescataría y le ayudaría a las chicas a regresar. Era confianza pura. Así que... que podía hacer él... simplemente cumplir con las promesas. Se encargaría él mismo en llevar a esas chicas a su hogar si fuese necesario, tal y como ellas le habían ayudado a su hermosa Tory a regresar a él.

Mientras Victoria le relataba a todos los presentes lo que había ocurrido y como habían planeado aquel plan descabellado para huir, poco a poco la calmada estación de gasolina se fue llenando de más y más autos y personas. La policía, el personal involucrado en la búsqueda, la asistencia medica que revisó el estado físico de las chicas, encontrando a algunas con síntomas de deshidratación y débiles por la falta de buena alimentación.

El equipo del detective Roberts llegó, y junto a la policía tomaron las declaraciones de las chicas. Les informaron que serían reclamadas de nuevo para declaración ante un juez, para que dicha declaración fuese tomada dentro de un proceso en contra de las personas que las apresaron.