Pensaron en que era mejor no andar por la carretera, para no ser descubiertas en caso de que los hombres se percataran de su ausencia antes de que ellas pudieses ponerse a salvo. Se alejaron de la carretera por lo menos unos buenos de veinte metros, tratando de utilizar la naturaleza como escudo. Pronto terminaría de salir completamente el sol, iluminando todo a su paso y dejando pocos escondites. O por lo menos pocos escondites para once personas. Pero Victoria se encargaría de no dejar atrás, ni a una sola de ellas.
Caminaron aproximadamente dos horas completas, entre los matorrales. Se hicieron rasguños y cortadas por el follaje. Victoria sentía que los zapatos nuevos, usados sin medias, adicional que no eran de su talla habían provocado rozaduras en sus pies que ardían fuertemente. Hicieron un primer descanso para tomar agua y tomar una pequeña parte de sus reservas. Las chicas se veían totalmente agotadas. La pobrecitas estaban exhaustas física y emocionalmente, y llevaban mucho más tiempo que ella en aquella situación. Era normal que estuviesen más débiles que ella. Cuando despuntó completamente el sol, empezó a aumentar la fluidez del tránsito por la carretera, así como la temperatura del ambiente. Más autos transitaban en ambos sentidos, y el calor empezó a hacer mella en sus cuerpos, cada una de ellas solo pensaba en el momento de poder descansar. Pero ella aun tenian la sombra de sus secuestradores.
La solución mas sencilla, seria buscar una población o casa cercana, pero algunas muchachas ya no contaban con energías suficientes como para aumentar la marcha. Y dejar atrás un grupo y adelantarse otras tantas, no era una opción. Victoria no le confiaría ni una de sus chicas a nadie, como para que alguna o algunas se adelantaran a buscar ayuda, mientras las demás continuaban. Podrían también parar algún vehículo de los que transitaban, pero seguramente no pasaría por el camino un autobús vacío, con capacidad para once personas. Caminaron durante otro par de horas más hasta que divisaron una estación de gasolina. Fue como hallar un oasis en medio de un desierto.
Se aproximaron lentamente por los costados. Les pidió a las chicas que agudizaran la vista y trataran de identificar a los hombres que las tenían presas, para evadirlos si llegase el caso de que estuvieran por allí. Ya llevaban aproximadamente 40 minutos inspeccionando el lugar por todos lados y no habían hecho ningún movimiento para entrar.
- Bien. Creo que todo está despejado. – aseguró Tory.
- Sin embargo. Ya saben. Si ven a alguno de ellos, u otros sujetos sospechosos... ¿qué deben hacer?
- Gritar fuertemente para que alguien nos auxilie o correr a todo gas para evitar que nos atrapen de nuevo. – contestó Candy mientras las demás chicas asentían con sus cabezas.
- De acuerdo es hora de entrar.
Empezaron a moverse hacia la tienda de la estación de gasolina. No había ningún vehículo reposando gasolina. Ni personas, a excepción del empleado de la estación sentado en una silla justo a la entrada de la tienda. Habían avanzado escasos 8 metros, cuando la llegada de varios vehículos les tomó por sorpresa. Victoria de detuvo abruptamente haciendo un gesto con sus dos brazos para detener a las chicas. Estaba a punto empezar a huir por el camino que habían venido. Cuando vio los hombres con cara enojados de bajaban de las camionetas. Hasta que observó una conocida figura emerger de una de ellas.
Todo sucedió al mismo tiempo. Ella lanzo un fuerte grito, que fue secundado por el pánico de las chicas que se sintieron de nuevo atrapadas y descubiertas. Los hombres de las camionetas se apresuraron algunos a sacar armas que ellas no habían visto, y que ahora tenían y apuntandoles directamente.
- No! .
Una voz fuerte y desesperada sonó por encima de los gritos y el caos. Victoria, salió como disparaba por un arma. Nunca en su vida había corrido tan rápido y con tanto desespero hasta que finalmente se ocultó en la protección de los brazos que tanto había añorado.
Todo fue solo confusión. Solo pocas personas del grupo comprendieron lo que pasaba. Los hombres bajaron las armas por solicitud de unos pocos y las chicas que en un principio iban a empezar a correr en medio de los gritos, cerraron sus bocas, apagaron sus gritos y solo se quedaron observando la escena.
Victoria enterró su rostro en el pecho de Joseph. Y Joseph la apretó en un abrazo tan fuerte contra sí, casi al borde de hacerle daño. No pudo evitarlo y volvió a llorar. Dio gracias a Dios mirando hacia el azul profundo del cielo por habérsela devuelto.
- Sabía que vendrías por mí. Lo sabía. – murmuró ella entre lágrimas.
- Y yo sabía que me esperarías, que eras lo suficientemente guerrera como para nunca dejar de luchar.
Joseph le levantó la barbilla y la besó con desespero. Bebió de sus labios, como una persona sedienta cuando al fin le ofrecen agua.
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Ángel de luz Propia - |COMPLETA|
RomansaÉl es un empresario surgido de la nada, egocéntrico, rígido y muy solitario. Ella es una chica que nació llena de lujo y que lo perdió todo, excepto su capacidad de brillar y ser feliz. Sumérjete en una historia donde encontraras que el éxito no gar...