Capitulo 15

34.1K 2K 93
                                    

Las dos estaban pletóricas de alegría, no podían creer que esto les estuviese sucediendo, caminaron lo más rápido posible. Grace tomó de la mano a Tory, esta entendió el gesto y emprendieron a correr como locas descocidas en dirección de los jardines que llevaban a los parqueaderos. Y cuando finalmente llegaron a un sitio donde creyeron estaban solas, se abrazaron fuertemente y empezaron a brincar, reír, llorar y hablar. Todo al mismo tiempo.

- ¡Dios mio!. Tory, no puedo creerlo, no puedo creerlo. Gracias Dios, gracias. – Expresó Grace mirando al cielo.

- Si, gracias Dios, y gracias papá, mamá y Bonnie, siempre supe que ustedes estando allí no me iban a abandonar.

Continuaron llorando y riendo abrazadas mirando al cielo.

- ¿Es que es el juicio final y no me he enterado? Por qué hay dos ángeles, caídos del cielo llorando en mis jardines queriendo regresar al cielo. ¿Lo ves tú también, Joy?

Oír la voz de alguien ajeno a sus celebraciones hizo que las chicas dieran un brinco lejos la una de la otra. Grace se quedó de piedra al ver los observadores que tenía delante. Había tres hombres, cada cual más guapo que el otro. De derecha a izquierda, un chico joven probablemente menor que Tory, moreno, de ojos oscuros que denotaban gracia, picardía e inteligencia. En el medio un rubio de ojos azules oscuros, mucho más maduro que el primero, con un aire de autoridad, pero que en este momento se veía algo confuso y por último, "santo Dios", un moreno, el mayor de los tres, con esa esencia de madurez y porte típico de aristócrata Inglés, pero con una bondad innata en sus ojos verdes, el cabello ya pintaba alguna que otra cana, pero estas solo le hacían parecer más apuesto. Grace era muy buena observadora de personas y estos tres le inspiraron confianza.

- ¿Que está pasando aquí? – la autoritaria voz gruesa varonil de Joseph rezumbó en el ambiente y en el interior de Victoria.

- ¡Joseph! - saludó Tory con una deslumbrante sonrisa.

Joseph que al principio al encontrar aquella ridícula situación, las dos mujeres lloraban como si hubiese muerto alguien, pero también reían. Su corazón experimentó un sentimiento que no podía descifrar. Primero un miedo terrible, pero cuando escuchó sus sonrisas... no entendió que diablos pasaba. "¿Acaso habían perdido la cordura?". Pero al escuchar su nombre con la emoción y alegría en que Victoria lo expresó junto con esa brillante sonrisa, simplemente perdió el aliento.

Tory se apresuró a limpiarse las lágrimas de los ojos y aclararse la voz.

- Perdón. Señor Schweitzer, discúlpenos por favor, no queríamos parecer unas desequilibradas en la mitad del jardín.

- Ah, entonces... ¿se equivocaron de sitio? – aseguró Tomas con guasa, ganándose una mirada de advertencia de su jefe.

- Rectifico. No queríamos parecer unas desequilibradas, en ningún sitio. – Respondió mirando con picardía a Tomas. - Es que Grace y yo estamos muuuuy felices por la oportunidad tan grande que nos está brindando, señor Schweitzer. ¿verdad Grace?

Tory volvió a observar a Grace, quien se había quedado lívida de la vergüenza, pero sobretodo, atrapada por el par de ojos negros que aún le mantenían la mirada. Ambos aún permanecían observándose mutuamente.

- ¿Grace?

- Oh, si, lo siento.

Bajo un poco la mirada a sus pies antes de responder. Y agudizar su vista en el hombre que les estaba ayudando, pero que ella aún debía conocer y descifrar las intenciones reales que este tenía con su niña mayor, Tory.

- Señor Schweitzer, es un placer conocerle finalmente. – extendió su mano para saludarle.

Joseph la aceptó y le dio un firme apretón de manos. Examinó el rostro de la mujer que siempre había estado al lado de Victoria y sintió un profundo respeto y agradecimiento hacia ella.

- El placer es mío señora Parker. Y ¿Cómo estuvieron sus entrevistas? – pregunto dirigiéndose a Tory.

- Oh, maravilloso, nuevamente muchas gracias señor Schweitzer. – contestó entrelazando sus manos en su pecho junto a su barbilla, lo que le dio un aire de niña emocionada.

- Me alegra oírlo.

- Oh, si, ya firmamos contrato he hicimos los arreglos en la guardería. Le estaremos eternamente agradecidas.

El hombre que acompañaba a Joseph y Tomas carraspeó.

- ¿Trabajaran con nosotros? – Preguntó.

- Mat, déjame que te presente a la señorita Victoria Hendersson y la señora Grace Parker, quienes nos acompañaran como pasante de Arquitectura y administradora del casino, respectivamente. Este es Mattew Jones, nuestro jefe de ingenieros.

- Un gusto tenerlas con nosotros señoritas. – contesto cortésmente Mat.

- Y este es Tomas, pero ya lo conocen.

Este respondió el saludo con una inclinación de cabeza.

- Debemos irnos, tenemos una reunión dentro. – Joseph observó su reloj. - dentro de 55 minutos.

- Oh, por supuesto señor Schweitzer, no le quitamos más tiempo. – contestó Tory. – y de nuevo, muchas gracias. – ella no lo soportó más y se lanzó a los brazos de Joseph para abrasarle fuertemente.

Joseph completamente sorprendido, aceptó el abrazo, sujetándola fuertemente, mientras el olor de sus cabellos impregnaba su nariz. Casi tan intempestivamente como se lanzó, ella se alejó de él algo tímida, por su efusiva reacción. Lo que provocó que las comisuras de los labios de Joseph se curvaran levente hacia arriba

- Si desean podemos llevarlas. – intervino Joseph invitándolas a emprender camino por los jardines hacia el parqueadero. Pero su intención, aunque no se la explicaba era mantener a Tory junto a sí el mayor tiempo posible

- Oh, agradecemos mucho su ofrecimiento. – contestó Grace, quien aún se sentía intimidada por la mirada contante de Mat. – Pero vinimos en el auto de Tory.

- Es una lástima habría sido un viaje muy agradable. – aseguró Mat.

Se acompañaron mutuamente hasta la zona de parqueo, donde cada grupo, tomó un camino distinto. Cada uno sumerjo en sus pensamientos. Joseph seguía sin comprender que era lo que despertaba en el aquella chiquilla impetuosa. Mat, estaba absorto en el pozo de ojos azules y cara de ángel de la mujer rubia más hermosa que jamás hubiese visto. Tory sentía una alegría inmensa por cómo estaban yendo las cosas y todo gracias a Joseph. Grace, estaba igual de feliz, pero ahora un sentimiento de zozobra se apoderaba de ella, ver a aquel hombre maduro a los ojos le había recordado sentimientos muy viejos, enterrados en el baúl de los recuerdos. Mientras que Tomas disfrutaba a lo grande viendo desde la barrera, la más divertida de las escenas.

Ángel de luz Propia - |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora