La esperada llamada al fin llegó. Joseph mantenía el teléfono en la mano desde horas atrás esperando que sonara.
- Hemos localizado la posición el teléfono al cual llamó. – Le aseguró el detective Roberts, quien ya se encontraba en el retén junto con una comitiva de investigadores recabando información y pruebas.
- ¿Como esta? – pregunto con premura Joseph.
- Ese es el problema. No esta.
- ¿Cómo dice?
- Las mujeres, porque son diez mujeres más su novia. – aseguró Roberts. -los cómplices han cantado como canarios, tratando de llegar a algún acuerdo por cooperación con el fiscal.
- ¿Y qué han dicho? – Preguntó Joseph desesperado.
- En efecto, se trata de una red de tráfico de personas, la señorita Hendersson, junto a las otras chicas, habría sido vendida si hubiese llegado al fin del trayecto. Todo promocionado por Oswald y algunos otros peces gordos de la organización delictiva, que ya tenemos identificados.
La rabia hervía en la sangre de Joseph. No se podía siquiera imaginar a su hermoso Ángel, siendo vendida como ganado.
- Pero cuando la policía de carreteras encontró el camión, ni ella, ni las demás mujeres se encontraban dentro. Escaparon de los captores sin que estos lo notaran.
Esa era Victoria, una luchadora. Por más oscura que fuera la situación ella salía adelante por sí misma. El detective le informó el sector en que había detenido el camión, la ruta que traía y el bloque de búsqueda que ya estaba organizado para localizarlas. Joseph se apresuró a informar a todos los demás el estado de la situación y la fuga de Victoria. Grace se alegró tanto y sintió tanto alivio que la venció el sueño y la angustia. Sus ojos estaban tan hinchados de tanto llorar que a duras penas y podía abrirlos. Joseph informó que se marchaba en avión hasta un aeropuerto privado cercano del sitio, y desde allí se transportaría por automóvil, hasta que lograra dar con ella. Mat y Tomas se ofrecieron a acompañarle. Mientras Grace decidía tomar una larga siesta para reponer algo de fuerzas, ahora que le seguían la pista, próximos a encontrarla, sabía que cuando su amiga regresara necesitaría de ella con todas sus fuerzas renovadas, y cobijada en ese pensamiento, finalmente durmió.
Cuando Joseph hubo llegado al aeropuerto privado, donde tenía alquilado el avión, ya le estaban esperando. No tardaron demasiado en subir al mismo y emprender el vuelo inmediato. Una hora después aterrizaron en una pista privada de un adinerado criador de caballos, que les cedió la pista. Desde allí, ya habían movilizado un par de camionetas que le esperaban. Joseph, Mat y tomas, en compañía del personal de seguridad subieron a los vehículos. Finalmente llegaron a la estación de policía desde donde se estaba coordinando la búsqueda de las chicas.
Después de presentarse ante los agentes encargados, y presentar a sus acompañantes, ofrecieron su ayuda con la búsqueda. Joseph no podía permitirse que Oswald, la atrapara de nuevo. Delimitaron la zona por la que aproximadamente estarían las chicas ocultas. Se repartieron en grupos, asignándoles a ellos una carretera secundaria de poco tránsito. Y con esta información y determinación se pusieron en marcha.
La caída del camión fue mucho más dolorosa de lo que pensaba. Aunque todas lo hicieron excelente. No fue posible evitar ciertos accidentes. Gracias a Dios todos leves. Dos torceduras de dedos, magulladuras y varias raspaduras, aunque bastante feas. Un par de ellas, incluida Tory andaban con cojera por el golpe en la rodilla de la pierna izquierda. Ninguna se lesiono gravemente las piernas, lo que permitió que pudieran reagruparse rápidamente.
Tory cayó de medio lado, raspándose desde el codo hasta la muñeca, se golpeó el rostro y se hizo un pequeño raspón en sobre la ceja izquierda y en la barbilla.
En efecto, Candy al ser la primera en caer. Se apresuró a levantarse para ir ayudando y apremiando a las demás chicas. Siguiendo la ordenes de Tory, quien se había vuelto una especie de jefe. Todo el proceso no tardó más de 20 minutos. Le influyó valentía a las más temerosas y acompañó durante todo el trayecto, hasta la caída. Cuando finalmente fue el turno de Tory, después de haber ayudado a todas las chicas a bajar, se sintió feliz de haberlo logrado. Se puso en pie de prisa. Le dolían, la pierna, el brazo y la cara, pero no importaba. Empezó a hacer el mismo trabajo que Candy, pero en sentido contrario.
Reagruparon a las chicas, sin faltar ninguna. Les pidió que siempre fueran tomadas de las manos en parejas, para evitar que se extraviaran. Todas estaban felices por haber escapado, pero aun no comprendían que no estaban a salvo.
- Gracias, gracias, gracias. – Le decía Christy, la más pequeña de las chicas a Victoria, mientras la abrazaba por la cintura.
Las demás corrieron a hacer lo mismo. Sucias, despeinadas y heridas, pero habían recuperado la esperanza, la sonrisa y las ganas de vivir.
- Bien, pequeñas – Les habló Tory como si fuesen unas niñas. – todas lo han hecho muy bien. - Las felicitó - Pero aun debemos ponernos a salvo. Ellos pueden percatarse de nuestra huida y regresar por nosotras.
Con estas palabras la alegría de las chicas se esfumó y regreso el miedo alojado en sus bellos rostros. Tory no quería que desfallecieran, así que hizo lo que podía, darles esperanza.
- Pero ya hemos hecho lo más difícil. – Aseguró. – saltamos de ese maldito camión... y en movimiento. Ya pueden contratarnos para la próxima película de rápidos y furiosos.
Con este comentario relajó el ambiente de nuevo, y la mayoría de ellas sonrió otra vez.
- Así que ahora, vamos a encontrar la población más cercana, o el punto desde donde podamos pedir ayuda.
- Pero quien podría ayudarnos estando tan lejos? – Pregunto una de ellas. - ¿La policía?.
Victoria se sorprendió, algo tan lógico. Sobre todo porque ella ni siquiera lo había pensado. No, ella solo pensaba en llamar a su salvador. La persona que le había demostrado que aún había en el mundo personas buenas, en quien confiar. Joseph.
- No. – se encogió de hombros. – Bueno, sí, también. Pero yo llamaré alguien mucho mejor. Que nos sacara, más pronto de lo que todas pensamos y se encargara de llevarnos a casa.
- ¿En verdad? – pregunto una de las chicas. - ¿A casa? Lo prometes.
- Lo prometo.
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Ángel de luz Propia - |COMPLETA|
RomanceÉl es un empresario surgido de la nada, egocéntrico, rígido y muy solitario. Ella es una chica que nació llena de lujo y que lo perdió todo, excepto su capacidad de brillar y ser feliz. Sumérjete en una historia donde encontraras que el éxito no gar...