Capítulo 11

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Hacía frío, demasiado, me calaba hasta los huesos. Me abotoné el abrigo y aceleré el paso, a esas horas no había ni metro ni autobuses disponibles, y si los había no tenía ni idea de los horarios. Tenía ligera idea del camino de vuelva a mi casa pero ni siquiera estaba segura. No había nadie por la calle, el paisaje era bastante aterrador, sólo había silencio.

Continué durante al menos un cuarto de hora en dirección sur pero no sabía ni a dónde me estaba dirigiendo, me estaba perdiendo por las calles de Madrid. Cogí el teléfono y decidí llamar a un taxi, no quería acabar completamente desorientada. Llamé unas tres o cuatro veces pero nadie cogía el teléfono, maldije en voz alta.

En mi bolso encuentro el número de teléfono de Harry, “ni de coña, Shay. Ni se te ocurra hacerlo o le darás la razón” me digo esas palabras a mí misma e intento resistir la tentación de marcar su teléfono pero sin embargo lo hago por pura desesperación.

-          ¿Quién es?-pregunta aquella voz rasgada.

-          Necesito que vengas a buscarme-digo sin miramientos.

-          ¿Pasó lo que te dije, verdad? Siempre tengo razón preciosa.

-          Eres un gilipollas.

-          Como sigas siendo una borde conmigo vas a tener que buscarte a otro que vaya a buscarte.

Me muerdo la lengua conteniendo las ganas de seguir insultándole. Necesito que venga a buscarme porque no tengo otra manera de llegar a casa, es mi única opción.

-          Por favor, ven, te envío la ubicación-se la envío.

-          Eso está mejor-responde-aunque creo que paso de ir a buscarte.

-          ¿Cómo?-pregunto con el corazón en un puño-no serás capaz.

Suelta una carcajada que me indica que por supuesto que es capaz y de hecho va a hacerlo.

-          Lo siento, nena pero tengo cosas que hacer, no tengo tiempo para ir a recogerte.

-          Eres más cabrón de lo que pensaba, ¿de verdad vas a dejarme sola en la calle? Son más de las dos de la mañana.

-          Adiós, preciosa-cuelga el teléfono.

-          ¡HIJO DE PUTA!-grito pero ya da igual, no va a escuchar nada.

Maldigo y me pongo a pensar en todas las formas posibles de matarle y que sufra, me las pagará por eso.

Cojo el teléfono de nuevo y genial, sin cobertura. Me llevo las manos a la cabeza con desesperación, ¿qué voy a hacer ahora? Ni si quiera puedo ponerme en contacto con mis padres, mi madre se va a poner histérica.

Me pongo a llorar como un cachorro indefenso y continúo caminando sin rumbo, quizás esté yendo en dirección contraria a mi casa pero no tengo forma de averiguarlo.

Pasa una media hora y estoy muy asustada, sigue sin haber nadie por la calle a quien preguntar, ni siquiera veo bares abiertos, estoy completamente sola. De repente, las luces de un coche se posan en mi silueta, me giro y me ciegan, quiero que el coche se pare delante de mí para poder pedir ayuda pero no consigo tener contacto visual con el conductor.

El coche se acerca a toda velocidad, está claro que va a pasar de largo a pesar de los gestos que le estoy haciendo para que pare. Suena un frenazo en seco, el coche está frente a mí, cierro los ojos esperando que llegue el golpe y me cubro la cara con las manos para no ver absolutamente nada.

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