Capítulo 36

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Narra Harry

A la mañana siguiente alguien llama a la puerta despertándome. Miro el reloj, apenas son las ocho. Gruño enfadado, odiaba que me despertasen. Me pongo una camiseta aparte de los bóxers negros y abro la puerta con los ojos entrecerrados. A esas horas supuse que sería Louis, Mary o alguien de confianza pero me equivocaba. Al otro lado de la puerta unos ojos demasiado oscuros y un rostro imponente me asesinaron sin que me diera tiempo a decir ni una palabra.

-          Bueno días-la voz de Jack Smith me despertó por completo, abrí los ojos como platos. ¿Qué hacía el padre de Shay en mi casa?

-          Hola, adelante-dije indicándole que podía entrar-¿a qué se debe su visita?

-          Vengo a hablar de mi hija.

-          ¿Cómo sabía que esta era mi casa?

-          Tengo contactos, Harold-odiaba que me llamaran así, sonaba demasiado formal.

Caminamos hacia el salón en un silencio absoluto.

-          Póngase cómodo. Voy a ponerme algo encima-Jack asiente y rápidamente me adecento, me lavo los dientes y me visto. Vuelvo al salón en menos de cinco minutos.

-          Mira, chico. No me voy a andar con rodeos. No quiero que salgas con mi hija.

-          Con los debidos respetos, señor. No pienso dejarla.

-          Pues entonces tendremos un serio problema. No me gustas, Harold-de nuevo llamándome así, me estaba poniendo cada vez más nervioso.

-          Ya me he dado cuenta y no entiendo por qué.

-          Es muy sencillo. Eres oscuro, se que escondes algo y me encargaré de averiguarlo. No pienso dejar que arruines la vida de mi hija-sus palabras me hieren. Es verdad que no le he contado todo a Shay pero necesito tiempo.

-          Jamás haría nada que pudiera hacerle daño-respondo sinceramente.

-          Puede que no de forma consciente pero muchas veces actuamos sin pensar y todos nuestros actos tienen consecuencias, a veces incluso para la gente que más queremos.

-          ¿Habla desde la propia experiencia?-si quiere guerra la tendrá. No pienso renunciar a Shay por nada del mundo.

-          Si hablo o no desde experiencia propia no te interesa, la cuestión es que no vas a salir con mi hija.

-          ¿Me está amenazando?

-          Tómatelo como quieras, chico. Yo sólo te advierto. Yo mismo me encargaré de que te vea como un monstruo, y es que al fin al tus demonios explotarán y la perderás para siempre. Tiempo al tiempo, Harold. Es demasiada mujer para ti, no te mereces a alguien como ella.

-          Eso lo se. Se que no la merezco pero no puedo alejarme de ella y no lo haré por muchas veces que venga a mi casa a prohibirme estar con ella. La quiero, Jack.

-          Señor Smith, por favor-pongo los ojos en blanco-y quizás porque la quieres es por lo que harás estupideces y acabarás solo. La perderás, eso tenlo muy claro. Yo NUNCA me equivoco.

Mis manos empiezan a temblar de pura ira, estoy más que enfadado. Si quería que perdiera los papeles lo había conseguido. Estaba ardiendo por dentro, la rabia al escuchar sus palabras me ciega por completo, pero no voy a darle el gusto de que vea que me afecta lo que dice. Aprieto los puños reprimiendo el instinto de darle un puñetazo.

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