Capítulo 35

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Narra Harry

El tiempo pasa rápidamente cuando estoy con ella. Llevamos dos horas hablando y me habían parecido segundos. Cada vez teníamos más confianza el uno con el otro y las palabras fluían, no había que forzarlas. Nos quedamos abrazados en la cama hasta que su madre nos interrumpió. Evelyn era realmente atractiva: metro setenta y cinco, caderas anchas y buenos pechos y piernas, en sus años jóvenes seguramente hubiera sido aun más espectacular. Llevaba el pelo corto con flequillo recto y de un tono cobrizo y los mismos ojos que su hija. Evelyn picó a la puerta dejándonos unos segundos para que Shay y yo nos sentáramos en la cama algo más separados.

-          Chicos, no quería interrumpir pero estoy haciendo la cena. ¿Quieres quedarte, Harry?

Siento la mirada de Shay clavada en mi nuca, está analizándome, puedo sentir cómo sus ojos recorren cada una de mis facciones.

-          No quiero molestar, de verdad. Será mejor que me vaya, se me ha hecho tarde-los ojos de Shay se oscurecen de pena. Me levanto de la cama.

-          Quédate, no molestas en absoluto y hay comida de sobra. He hecho lasaña-Evelyn me observa con una sonrisa, quiere que me quede. Miro a Shay y también me está sonriendo.

-          Quédate-susurra y me agarra de la muñeca acercándome a la cama, me siento de nuevo a su lado.

-          Está bien, huele delicioso señora Smith, estoy deseando probar esa lasaña.

-          Genial, pongo la mesa y os aviso.

-          ¡No!, déjenos a nosotros ponerla, usted relájese un rato-sonrío dándole confianza, no quiero que ella se encargue de todo, me gusta colaborar con las tareas del hogar.

-          Harry, no tienes por qué hacerlo-dice Evelyn.

-          Insisto, quiero hacerlo-Shay entrelaza sus dedos con los míos y me sonríe. Está radiante, me encanta verla feliz.

-          Vete al salón, mamá. Nos encargamos nosotros. Vamos ahora.

Evelyn abandona la habitación contenta. Creo que le he caído bien, sentí una buena conexión entre los dos nada más verla.

-          Cada día me sorprendes más-Shay acaricia mi mejilla y esconde una sonrisa.

-          ¿Por qué? Simplemente me comporto como me han enseñado-respondo sincero.

-          Tu madre tenía que ser maravillosa, te ha educado para que seas todo un caballero-ante su comentario se dibuja en mi rostro una sonrisa de oreja a oreja y a la vez siento nostalgia, la echo mucho de menos.

-          Vamos a preparar la mesa, anda-me pongo de pie y Shay se pone de rodillas en la cama avanzando hacia mí. Me coloco enfrente de ella y entrelazamos nuestras manos. Beso su boca despacio y la cargo sobre mi hombro sin que se lo espere.

-          ¡BÁJAME! ME VAS A ACABAR TIRANDO-patalea pero no pienso soltarla. Su larga melena ondulada cae casi rozando mis pies y se agarra fuertemente a mi brazo por miedo a caerse.

-          No dejaré que te pase nada, nena. Confía en mí-sonrío satisfecho, me encanta tenerla enroscada a mi cuerpo. Siento la necesidad de poseerla ahí mismo pero controlo mi impulso, su madre me mataría si supiera todo lo que tengo pensado hacerle a su hija.

Llegamos a la cocina y la poso en el suelo.

-          ¿Ves? Sana y salva-me sonríe y le doy un pico-¿dónde están los platos?

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