014 | Hallar una salida

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Era un hecho, Elyo había terminado por salir de aquella oficina, el ambiente se había tornado muy tenso para Sam, no tenía mucho tiempo para descubrir cómo podía proyectar su don de manera que este le pudiera llevarlo a lo que era su próxima visita. Habían pasado varios minutos, él estaba intentado concentrar su subconsciente en el lugar, la hora, y la fecha a donde quería viajar... Pero a unos cuantos metros se habían empezado a escuchar algunos que otros pasos acercándose a la oficina, tenía la intuición de que no podría hacer su viaje con tanta tensión en el ambiente, y un ejército Nazis potencialmente preparados para empezar a darle seguimiento, pero lo peor del caso es que esa cancillería estaba asediada por militares Nazis, el solo intento de querer salir por las puertas principales lo expondría enormemente, así que la sola idea de pensar salir por la puerta principal era un suicidio. Los pasos cada vez estaban más cerca, minuciosamente se había puesto a analizar cada rincón de aquella oficina que pudiera servir como un escondite temporal mientras pensaba en una forma de escapar sin fracasar en el intento, pero lamentablemente no había nada en aquel lugar que lo pudiera salvaguardar temporalmente de aquellos o aquel que se acercaban, excepto un escritorio que estaba al descubierto si llegabas hasta ella, parecía ridículo, pero no había más alternativa, así que fue y se escondió aguardando allí hasta que pudiera observar de quien se trataba, seguidamente el sujeto termina de llegar a la oficina, y se trataba de alguien de mantenimiento, probablemente había sido enviado por el mayordomo para que limpiara el lugar donde habían comido.

Pasaron alrededor de diez minutos, y la persona todavía seguía limpiando, luego se le acerca un militar que custodiaba la cancillería preguntándole, si había visto al Reich, Sam alcanza a oír por parte del sujeto que le había respondido, haberlo visto salir de la oficina hace varios minutos. El militar se retira, al igual que el de limpieza porque había terminado previamente. Sam se asegura de que la oficina estuviera despejada aguardando unos segundos debajo del escritorio. Se pone de pie, y mientras que había estado debajo del escritorio se había puesto a pensar, y gracias a que pudo escuchar esa conversación, sabía que Hitler ahora mismo podía estar afuera, y no en el Bunker, a raíz de eso surgió le surgió una idea —el bunker debe contar con una salida—, así que dirigirse allí sería su próximo paso. Aparentemente todo estaba despejado, así que tomó el pasillo, buscando la puerta que era la que llevaba al Bunker, aún podía recordar con exactitud cuando fue llevado por el oficial por primera vez; aunque parecía un poco bizarro, porque la puerta se encontraba en un pasillo que estaba lleno de despachos, no encontraba mucha lógica, pero eso era lo menos importante. Era un pasillo horizontal bastante largo, también era muy arriesgado porque la puerta que conducía al bunker estaba a seis puertas de distancia, pero era arriesgarse o quedarse allí exponiéndose a que los militares que custodiaban pasaran. Sin más, empieza a caminar, y cuando oye que una puerta que él había pasado previamente estaba siendo abierta, logra esconderse en un rincón, y en efecto se trataban de militares, que probablemente se encargaban de la parte administrativa de la cancillería. Esta vez logra pasar desapercibido, y ahora solo estaba a dos puertas de distancia, termina de llegar, como era de esperar, la puerta estaba cerrada, pero el tenía algo de conocimiento en cuanto forcejear las puertas con cilindro mecánico, por eso no representó un obstáculo desde un principio que tuvo la idea, además que en aquella época la tecnología de las cerraduras era aún más vulnerable. Con su tarjeta de crédito forcejea la puerta, hasta que termina de abrirla.

Consigue entrar, y empieza a descender por el pasadizo, el bunker era bastante amplio, dado que el primer nivel tenía doce habitaciones que probablemente pertenecían a los más fieles, y el segundo nivel tenía diez habitaciones, juntamente con el estudio de Hitler a donde había sido llevado anteriormente, sigilosamente empezó a buscar algún pasadizo que pudiera llevarlo al exterior, no logró conseguir nada, no habían más que habitaciones, así que su única esperanza era encontrar algún pasadizo en el último nivel, para empezar nuevamente buscando en cada habitación; aparentemente todos estaban en sus posiciones de trabajos porque el bunker estaba completamente solo, aunque se podía apreciar que había personas viviendo en el primer nivel. Estaba apenas dirigiéndose a las escaleras que conectaban con el segundo nivel del bunker cuando un oficial había recién bajado al primer nivel, y así se percata de la presencia de Sam, emprendiendo contra él, una persecución con su arma de fuego corta. Sam rápidamente actúa corriendo sobre aquellas escaleras, sabía que esto se iba a empeorar, sino hallaba una forma de salir lo más rápido posible, porque el hecho de que uno solo de ellos se diera cuenta de su presencia era suficiente para tener todo un ejercito de aquellas fuerzas antagónicas detrás de él, para arrebatarte el don, y devolverlo al presente.

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Las crónicas del viajeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora