—Creo que fue la parte más complicada de todo, tuve que ir enseñando de grupo en grupo a mujeres para que aprendieran a utilizar el invento, como sacar radiografía, y todo eso. —explicó Marie sincronizando su mano juntamente con lo que ejemplos que daba.
Ambos habían tenido buen tiempo parados en aquella sección de libros sobre física y química; pero solo es allí cuando Sam, se da cuenta de la túnica negra que ella llevaba, bastante llamativa y gótica a la vez. Justo había recordado las pocas fotos que llegó a ver de ella, siempre posaba diferentes túnicas del mismo color que ahora llevaba, con apariencias góticas, su cabello recogido; un poco despeinado para no decir alborotado y una mirada casi inexpresiva o una que podía contar con diferentes interpretaciones ambiguas, haciendo así, difícil sacar la conclusión a través de su semblante como lo tienen acostumbrado hacer muchas personas.
Entre tanto, él iba volver su voz hacía ella, pero es interrumpido mucho antes que dijera algo:
—Por cierto, ¿Has comido algo? —preguntó Marie mirándolo de repente.
—Hmm, no lo hecho, no he tenido tiempo —dijo Sam intentando disimular.
—No te creo, también pasé por eso, no te cohíbas de decirlo. —dijo Marie sonriendo.
—Vale, muchas gracias entonces ¡Muy amable! —dijo Sam con un tono de agradecimiento—. ¿Cuáles son los planes?
—Supongo que debiste conocer los locales que están de lado a lado en una calle estrecha antes de llegar la universidad. —dijo Marie señalando ficticiamente con su mano.
—Si claro, un lugar muy cálido para estar. —dijo Sam—. De hecho, tarde más tiempo en llegar, fue porque quedé embelesado contemplando cada rincón.
—Acompáñame a cenar, sé lo fuerte que es ser viajero cuando un eres novato, y sí, cualquiera persona se puede distraer super fácil allí cuando eres turista. —dijo Marie con un tono sarcástico.
—Muchas gracias por tu condescendencia. —dijo Sam.
—No hay de que, solo déjame buscar mis guantes y nos vamos. —dijo Marie, y enseguida fue a buscarlos.Se quedó esperando sentado hasta que ella regresara, era sorprendente como esta mujer ponía los pelos de puntas a Sam, él sabia que no estaba ante cualquier mujer, sino delante de una mujer revolucionaria que rompió todo estereotipo, que posteriormente sus descubrimientos abrirían paso a muchos inventos con fines medicinales.
Había pasado un corto periodo de tiempo hasta que ella regresó lista para salir, Sam solo empezó a seguirla, una vez que terminaron de salir por completo, ella se devolvió porque había olvidado cerrar algunas ventanas dentro de la universidad.
La noche había terminado de caer, se podía apreciar un cielo estrellado, la era industrial todavía no había afectado tanto la naturaleza desde ese entonces. Ella aparece nuevamente, termina de cerrar la puerta principal de la universidad, y emprenden su camino hacía aquella calle. Sam empieza a evocar de nuevo comentando sobre lo hermoso que le parecían las estructuras:
—Me parecen maravillosamente hermosas todas las calles de Francia. —dijo Sam con ímpetu.
—No he viajado a tu época, no sé cómo son las estructuras modernas, pero también me enamoré de Francia la primera vez que vine. —dijo Marie con sentimientos encontrados, y enseguida añadió—: Pero confieso, que no he disfrutado estas calles como debe ser, por falta de tiempo a causa de mi trabajo.
—Creo poder comprenderte, me ha pasado algo igual, he dedicado casi toda mi vida a la empresa que manejo, pero es algo del que no me siento orgulloso de hacer ahora. —dijo Sam denotando esperanza en su semblante.Emergió repentinamente un bajón de ánimo dentro de Sam, de alguna forma u otra, las palabras de Marie lo habían hecho reconsiderar todas las cosas por las que él había luchado. Por un efímero instante pudo contemplar el mundo a través de los ojos de aquella mujer, dándose cuenta así de que la ambición personal probablemente no tenga casi repercusión como la de una persona que alcanza una ambición altruista, fue un momento de bastante intensidad.
—¿Por qué lo crees así? —preguntó Marie interesada en saber.
—Es que.... Ahora que logro tenerte cara a cara, y haber tenido esta conversación contigo, me hizo dar cuenta de lo pequeño que soy delante ti. —dijo Sam afligido.
—Ya va ¿Qué? ¿Por qué lo dices? —dijo Marie colmada de confusión.
—Te cuento, le he dedicado más de veinte años a una empresa que lo único que ha hecho es enriquecerme, hasta el sol de hoy no he aportado absolutamente nada a la humanidad. —dijo Sam—. Dentro de unos años una vez que la muerte llegue a mí, si acaso llego a ser recordado por la próxima generación; probablemente solo se trate de algún pequeño circulo familiar que recuerden a Sam, pero no como el tipo que ahora quiero que sea recordado.
—¿Y cómo quieres ser recordado ahora? —preguntó Marie intentando de comprender.
—Cuando te veo, solo puedo aprender de ti, y simultáneamente refleja lo intranscendente o lo miserable que ha sido mi vida por solo pensar en mí, en solo querer convertirme en un magnate amasando fortuna. Solo teniendo esta conversación contigo me he podido dar cuenta que el mayor éxito no está en cuanta fortuna hayas amasado, sino en cuanto has aportado a la humanidad—dijo Sam—. ¿Puedes entender ahora por qué me siento así?
—Solo te diré algo. —dijo Marie haciendo que se detuvieran ambos en la calle, mientras que lo miraba directamente a los ojos.
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Las crónicas del viajero
FantasySam es un empresario exitoso, intelectual que descubre que tiene el don para viajar a cualquier parte en el pasado. Pero de todos los hombres que alguna vez recibieron este don, él fue el más hábil de todos, cuando utilizó su don para empezar a visi...