Sam se encontraba en el segundo nivel desesperado, corriendo alrededor de las habitaciones buscando vestigios de algún túnel mientras podía, aunque no le daría tiempo para revisar todo el lugar porque el oficial no tardaría mucho en llegar.Como era de esperar, el oficial termina de bajar, seguidamente empieza a revisar cada habitación hostilmente, no le tomaría mucho tiempo en cubrir todo el perímetro, puesto que era el nivel más pequeño. Él se había ocultado en la oficina de Hitler que estaba ubicado al final del pasillo. Desde la oficina podía oír los chasquidos que generaban las puertas al ir siendo abiertas progresivamente, habían alrededor de diez habitaciones, por lo tanto, no tardaría mucho en llegar a la oficina. Sin embargo, no dejaba de buscar algún túnel. Los nervios, y la desesperación le estaba jugando sin duda una mala broma porque era casi imposible concentrarse para hacer una búsqueda perspicaz. Había revisado cada rincón de esa oficina, el escritorio, levantó cada cuadro, debajo de diferentes muebles... No podía pensar en el hecho de que todo fuera terminar de esa manera por lo difícil que todo parecía en ese momento.
El oficial había abierto la penúltima puerta, pero como tampoco lo encontró, dedujo instantemente que estaría en la oficina de Hitler. Sam había revisado cada rincón, excepto el espejo grande que estaba ubicado en el baño, osó en hacerlo a un lado, ¡Eureka! Estaba allí la entrada del túnel, pero... La contrariedad ahora era que el dichoso túnel contaba con un candado, bastante grande, pero igual buscó la manera de aplicar lo que sabía sobre abrir cerraduras para manipularla. Empieza a escuchar desde el baño como el oficial había comenzado a disparar la puerta de la oficina, por un momento pensó que ese sería su final; pero decide asomarse para distinguir el estado de la puerta, medio puede observar, y nota que no le había hecho ninguna perforación a pesar de que había disparado alrededor de seis veces, por suerte la puerta estaba compuesto de un material casi impenetrable porque el bunker no solo era una escondite, sino que también podía servir como una fortaleza, no obstante, en ese momento contaba con esa ventaja para ganar tiempo, aunque el oficial jamás dejó de intentar de abrir aquella puerta con golpes, y disparos.
Él estaba rebuscando cualquier cosa que pudiera hacer el papel de una pinza fina por toda la oficina que le permitiera manipular el candado... Pero empezó a escuchar una multitud que iba a gran velocidad conforme al ruido que generaban al pasar, se podía deducir que se trataban de un numeroso grupo militar, era posible escucharlos porque estando desde el segundo nivel se podía oír si una persona corría o caminaba en el primer piso. Con todo eso, logró encontrar los malos intentos de pinzas que necesitaba para vulnerar el candado, se dirige corriendo para intentar abrirlo, pero podía sentir que aquella muchedumbre de militares se aproximaba más cada segundo que pasaba, él intentaba manipular aquel candado, pero tenía los nervios de punta, casi podía sostener las pinzas en sus manos, hasta que se da cuenta de que en definitiva no podría abrir ese candado por la inestabilidad que estaba teniendo en sus manos, vuelve a poner el espejo en su lugar espontáneamente, mientras lo está haciendo, de la nada pudo apreciar un reflejo suyo cuando estaba cepillándose los dientes, un día antes de que sucediera todo, esto lo hizo recordar lo que le había dicho Elyo, sobre el modo particular de cada viajero en proyectar el don. Tenía toda una multitud de militares aglomerados detrás de aquella puerta; sin embargo, aguardaban en silencio mientras que el sujeto que cargaba con las llaves probaba cada una hasta conseguir la correcta.
Sam se había quedado observando el espejo fijamente, esperando que pudiera manifestarse otra vez cualquier cosa en el espejo, quizás esos reflejos que había estado viendo esos últimos días era una manera en que el don se manifestaba... Pero continuaba sin suceder absolutamente nada, todo seguía igual, lo único que podía ver era su semblante lleno de temor, preocupación, ansiedad, y probablemente si no hallaba la forma, pronto vería casi todo un ejército de militares entrar por aquella puerta. Se habían agotado todas las llaves, solo quedaba una por probar, esto en definitiva era una mala noticia, todas las oportunidades que había tenido para ganar tiempo se habían extinguido. En efecto, él contemplando lo severo que se había tornado todo, vuelve a arriesgar el poco tiempo que le quedaba para concentrarse observando el espejo, el cerró los ojos por un momento, los abrió, volvió su mirada al espejo, y por un instante dejo de preocuparse por todas las cosas, y solo pensó en el lugar, la hora, y la fecha en el que quería estar, a los diez segundos empezó a florecer una imagen en aquel espejo, pero no se trataba de lo que él había imaginado, pero no tenía más opción, solo se podía apreciar una calle bastante transitada, aunque las estructuras si lucían antiguas.
«Si viajar allí es la única forma de escapar, entonces arriesgarme es mi única alternativa», pensó Sam.
Ahora tenía que descubrir cómo llegar hasta esa calle que estaba al otro lado del espejo, los militares Nazis abrieron la puerta, y todos ellos empezaron a entrar.
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Las crónicas del viajero
FantasySam es un empresario exitoso, intelectual que descubre que tiene el don para viajar a cualquier parte en el pasado. Pero de todos los hombres que alguna vez recibieron este don, él fue el más hábil de todos, cuando utilizó su don para empezar a visi...