El vigilador

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Al voltear la cabeza rápidamente, acompañada de una mirada de escalofrío, veo era Saga quien se hallaba detrás mío.

- ¡Saga! ¿qué haces aquí?

- Te pido mil disculpas, no fue mi intención espantarte. Solo deseaba intercambiar unas palabras contigo. Pero estabas ocupada.

- ¡¿Eh?! ¿Y qué querés?

Creo que el sobresalto que tuve en ese momento hizo que mi carácter se salga un poco de control ya que sin intención, le levanté la voz al geminiano.

Seguro escuchó la charlatanería con Marín y Shaina. Supuestamente, él se encontraba con Kanon en ese entonces. Tenía que relajarme, a lo mejor no era lo que yo estaba pensando, aunque mi expresión nerviosa de chica perseguida ya me había 'vendido'...

- Así es Saori. A lo mejor pensará que soy impertinente o maleducado, pero no pude evitar escuchar lo que hablaba con las señoritas.

- Pues pensaste bien. ¡Qué malos modales! yo no ando escuchando conversaciones ajenas ni vigilándote a ti.

- Lo sé, pero también soy el Patriarca y mi deber es estar cerca tuyo ¿recuerdas?

- Osea que, eso te da derechos a ser mi espía ¿verdad?

- No, está equivocada. ¿Sabe? Yo en realidad quería hablarle de otra cosa...

Saga toma mis manos. Es increíble como un gesto tan simple como ese calmó instantáneamente mi ansiedad y nervios. En otras palabras, me sentí abobada... como si alguien me hubiera lanzado un hechizo.

- El amor es algo maravilloso Atena. Usted no tendría porqué ocultarlo, solo eso quería aconsejarle. Vaya a descansar y disculpe nuevamente mi mala educación. No volverá a ocurrir.

A primeras horas del siguiente día, lo primero que pensé al abrir mis ojos fue disculparme con el geminiano, ya que me dirigí a él con un tono lamentable y del cual estaba muy arrepentida. Fui a buscarlo a su recinto pero no lo encontré.

Me di cuenta que tenía muchas dudas respecto a él, pero mis mejillas seguían aún ruborizadas y delatoras por el encuentro de anoche. Por lógica, decidí pasar la tarde a solas, nada más para 'enfriarme' y viendo como voy a intentar de alguna forma disimular mi afecto hacia su persona. Mi amor hacia ese señor crece más rápido que una flor en temporada de primavera...

¡Basta de comportarme como una niña inmadura! Ya tengo más que suficiente con sentirme inferior con mi edad y la suya.

Saori Kido - Relato de una diosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora