Visitas sorpresivas

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Ya de regreso en el Santuario, luego de unos cuantos meses ausente, ya instalándome nuevamente en el recinto de Atena, veo que alguien se acerca. Era Kanon, quien buscaba a su hermano mayor al que no había visto por un tiempo largo -claro está, que estuvo a mi lado en mi extenso viaje alrededor del mundo- pero que decidió ir a dormir un poco a causa del viaje interminable que tuvimos.

— Qué agradable verla por aquí otra vez señorita Atena. ¿Ha cumplido su objetivo, ese que tanto deseaba concretar?

Por supuesto que si, Kanon. Hoy mi corazón goza de una enorme tranquilidad, aunque admito que fue algo extenuado. Por suerte, Saga me ha ayudado lo más que pudo, hice bien en llevarlo conmigo. Ahora se encuentra durmiendo ya que la fatiga acumulada lo sobrepasó. En fin, cuéntame un poco de tí y de los demás. ¿Qué han hecho en mi ausencia?

— Bueno... Para empezar, me encuentro bien, gracias por preocuparse. Quería comunicarle que algunos Santos se han retirado del Santuario.

— Oh, ¿en serio? Vaya...

Así es. Unos han vuelto a su país de origen, otros han hecho viajes de placer. Pero no se preocupe, ¿eh? regresarán. Me dijeron que se lo comunicara cuanto antes a usted.

— Entiendo. De todos modos, es algo que al final me alegra mucho, pues mi deseo era justamente ese, que exploren y sean ellos mismos. ¡Quiero que vivan la vida que yo les he truncado al convertirse en Santos!

— Señorita, no me gusta cuando habla así, con negatividad... ¿acaso todo ha sido en vano? Ya es momento que deje de culparse y olvidarse completamente del pasado ¿entendido?

— Lo siento, tienes razón. Son muchos recuerdos de guerras que arrastro y arrastro en mí. Así como ustedes, yo también necesito tiempo para adaptarme a estos tiempos de paz y serenidad. Aunque, presiento que a mí me va a costar un poco más.

— Quizás, pero recuerde que todo está en su voluntad. Si desea seguir adelante, esta es la forma correcta, paso a paso, así como usted me dijo anteriormente, ¿de acuerdo? Bueno, si no le molesta, iré adentro a ver a mi hermano. Sé que dijo que se encontraba descansando. Aún así, iré a despertarlo y fastidiarlo un poco, jeje.

Que gracioso. ¿Acaso siempre se tratan así ustedes dos?

Eso corre más por mi parte. El carácter de Saga es pacífico, yo en cambio soy más rebelde.

— Okey, me quedó clarísimo, jeje. No te detendré más, sigue camino por favor.

— Con su permiso señorita. Y bienvenida nuevamente al Santuario.

Ya en el caluroso atardecer... Pensando y viendo la puesta de sol, y abanicándome con frecuencia, veo a lo lejos, a las alturas del templo de Escorpio, dos siluetas femeninas aproximarse. Eran Shaina de Ofiuco y Marín de Águila, quienes deseaban reencontrarse conmigo y por supuesto, a dialogar también.

Saori Kido - Relato de una diosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora