El descargo

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Durante el período de descanso que tuve antes de que Poseidón marcara su presencia en esta era, he hecho reiteradas visitas al cementerio del Santuario. Sentía que ese era el lugar donde podía ser realmente yo, para soltar mis sentimientos sin temer ser juzgada por nadie, y además llevarles una rosa a los todos los Santos que han perecido en batalla. Pero, mi verdadera atención la tenía en la lápida de Saga. Pasaba tardes enteras sentada al lado de ese pedazo de piedra con su nombre y hablándole como si fuera que estaba allí conmigo, a mi lado.

Haber sido una diosa tan prematura me impidió ver y entenderte en muchas cosas. Cometí el error de cegarme en lo que hacías y no en ver como te sentías. Perdóname. Necesito hacer este descargo contigo porque ya no aguanto el dolor que conlleva mi corazón. Me desgarra la muerte de seres inocentes, y más si estos tuvieron un sufrimiento interminable ¿sabes? Espero algún día encontrar un motivo para no seguir cuestionadome de la manera en la que estoy haciendo conmigo en estos momentos. Pero algo estoy muy segura y quiero que lo sepas Saga... ¡Prometo tomar esta experiencia y que me sirva para ser una buena diosa de ahora en adelante!

Debo admitir que me sentía muy bien haciendo esas visitas reiteradas. Sentía que volvía más liviana, renovada y no tan "cara larga" a mi mansión. Parecido a cuando visitas un psicólogo. No deseaba mostrar una imagen decaída ante nadie, necesitaba que me vean como lo que realmente soy, simplemente eso. Al ser una deidad, tengo claro que se me exige ser lo menos misericordiosa o lo menos sentimental posible, lo sé. Pero aún así, es algo que por el momento no puedo evitar. No soy perfecta, tampoco quiero ocultar mis sentimientos, necesito sacarlos a la luz, aunque sea solitariamente, como lo estoy haciendo ahora. Cargar esa mochila tan pesada no es para nada saludable, todo el mundo lo sabe.

Saori Kido - Relato de una diosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora