Plomo pigmentado

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Asmodeus de la lujuria, David Dunoir. Rango: Pecado.

Calendario: Año 2010, Mes 8, Día 23.

???.

 La pureza del alma reside en la oscuridad de los corazones de las almas atormentadas por los demonios, esos "demonios" que consumen el espíritu del más grande héroe y lo corrompen hasta carcomer sus órganos desde adentro, dejándolos pudrirse al sol mientras sus cadáveres son el hogar de las pestes.

Aquella noche fue una de las peores de mi vida, además de tener que dormir en el auto por que no encontramos habitaciones, mi pista había sido incinerada, un viejo rostro me veía con terror y el amor de mi vida... ni siquiera podía saber que sentía ¿Realmente la verdad valía tanto? ¿Acaso era mejor olvidarme de todo vivir en la ignorancia? Digo, por algo existe el dicho "la ignorancia es la base de la felicidad", pero ya no tenía opción, había entrado en la fase sin retorno del viaje, solo me quedaría ver a donde me llevaba tal "aventura".

Era miércoles por la mañana, habían pasado dos días desde que comenzamos ese extenuante y exuberante viaje, pero con todo lo que pasó, parecieron meses, en dos días había vivido y sentido más que en toda mi vida, miedo, pánico, odio, curiosidad, arrepentimiento, soledad, tristeza y uno más, uno que me permitía seguir cuerdo y me daba fuerzas para levantarme una vez más, amor, un amor que cada vez parecía más y más lejano, un amor que se me escapada de las manos como agua en un colador, haría lo que fuese necesario para sellar esas fugas, incluso si eso significase...

¿Esa rubia es el problema no? Si ella desaparece entonces todo se arreglará, tan solo tienes que ma-ma-matarla.

Tenía razón, si ella moría todo se arreglaría, ya no tendría nada que buscar aquí, quemaría el orfanato y a cualquiera que supiera al... ¡no! No debía, ¿por qué de repente le hice caso a esa maldita voz? de hecho ¿Cuándo se había vuelto algo tan normal escucharla que ni me sorprendía seguir haciéndolo? ¡No podía dejar que algo como esto se hiciese una costumbre!

Tenía miedo, así que decidí que buscaría a aquella rubia sin importar que, y descubriría la verdad para así tener mi mente y alma en paz, y para poder vivir en paz con aquella amable y hermosa profesora de matemática, de hecho, me hice una promesa ese día, cuando todo eso acabase le propondría matrimonio, sin importar lo pronto que fuese no había nadie más con quien quisiese pasar el resto de mi vida.

Para intentar quitar la tensión entre nosotros decidí usar un poco de ese dinero que había ahorrado a lo largo de mi vida, además, una vez que mis padres y hermana murieron todo me fue heredado, quizás no eran millonarios o algo así, pero aquella pequeña empresa de cosméticos que mis padres tenían quedo siendo controlada por los socios y obtuvo gran renombre.

El tener más del 65% de las acciones era una gran ventaja económica, suficiente para vivir el resto de mi vida, pero yo no era ni soy de los que se quedan en sus torres de marfil esperando la comida, siempre tuve una afición a la enseñanza y odio hacia la negligencia, así que ¿Qué trabajo más conveniente que el de profesor?

Fuimos a un parque de diversiones al otro lado de la ciudad... ¿Qué? No me mire así, no estamos tan viejos, aun podíamos ir a esos lugares, sé que fue un poco infantil, pero nada mejor que el miedo de una montaña rusa para formar lazos, sobre todo cuando ella te consuela después de casi tener un infarto si me entiende – reí un poco recordando aquel momento –

Nos tomamos fotos, comimos y vomitamos... bueno, vomité, el punto es que después de pasar un tiempo juntos, fue como si no estuviese ocurriendo nada, como si nada nunca hubiese pasado, como si solo fuésemos ella y yo, y todo orbitase a nuestro alrededor, así que decidimos tomarnos el día entero, solo para hacer esta clase de cosas, como si tuviésemos 18 de nuevo.

Aquel pensamientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora