Aquel pensamiento

El dogma de la locura

Asmodeus de la lujuria, David Dunoir. Rango: Pecado.

Calendario: Año 2010, Mes 8, Día 23.

???.

Gracioso como el ser humano reacciona al escuchar algo que sabía, pero no admitía, gracioso como pareciera perder la cordura al compás de un jazz suave, el cual, por mérito propio, se transforma en una tonada digna de Ozzi Ozborne, todo sin admitir el odio a su persona por negárselo y ocultárselo ¿No ha de causar deleite tal comedia? ¿No es razón de gozo el entregase uno mismo al sueño de paz y sinceridad? Aceptarse a uno mismo o negarse la tranquilidad, ese ha de ser el verdadero dilema.

Una vez en mi casa comencé a planear como poder salir de ese dilema, como encontrarme a mí mismo, para poder hacerlo iba a tener que "seguir las migas de pan" que había dejado a lo largo de mi vida y, a su vez, continuar con mi rutina diaria sin perjudicar a mis alumnos, la gente que "me quería", y a aquella hermosa profesora a la cual comenzaba a amar.

Tic tac, el tiempo se acaba, el fin de esta farsa se aproxima, ya sea preta o naraka el destino de este tren es un infierno carmesí.

Así pasaron los días, uno tras otro, sin encontrar ni un solo índice que me ayudase a descubrir o desmentir si había algo mal en mí, ir con profesionales no era opción ¿qué les diría? ¿"buenas tardes, creo que soy el asesino de yeux perlés, examínenme"? no podía, mi vida acabaría y no solo eso, la perdería a ella, no podía permitirlo.

Mis padres no eran opción, pues habían muerto junto a mi hermana cuando yo tenía 12 años y, debido a que no tenía más parientes, pase la mayor parte de mi adolescencia en un orfanato, el cual por suerte no tenía mucha población, por lo que pude tener una vida plena, lastimosamente, el orfanato había cerrado y ya no era opción, realmente nunca fui cercano a los encargados, no sabía donde vivía ninguno y, aunque lo supiese, quien me aseguraría que no se había mudado, solo me quedaba rastrear a mis viejos compañeros.

Mi concentración en clases fue decayendo, hasta el punto de convertirme en lo que más detesto, un profesor negligente, no importaba que hiciese o dijese en clase, todo estaba transcrito previamente, no podía salir de mi mente aquel pensamiento, ese que me hacía dudar, temer y amar, ese que me hacía preguntarme que me haría feliz, la paz, la verdad o el amor.

No encontraba nada sin importar lo que hiciese, no podría permitir que eso siguiese afectando mi vida, así que hice lo que cualquier persona cuerda haría, pedí unas vacaciones e invite a aquella profesora, salir de la ciudad y relajarme con la persona que amo quizás aclararía mi mente, aunque una parada en mi viejo orfanato no haría daño alguno.

La respuesta a mi proposición por parte de mi amada fue, sorpresivamente, positiva, realmente no me esperaba tanta emoción y aceptación de su parte, incluso yo entendía que podría ser repentino, que era muy pronto para algo como eso y que debía esperar ¿algo ocurría o enserio ya estaba enamorada de mí? Incluso hoy sigo haciéndome la misma pregunta sin encontrar respuesta, pero, lo importante era que por fin podría comenzar mi verdadera búsqueda.

El primer lugar que visitaría seria Brentford, allí se encontraba aquella casa donde vivía una vieja amiga de mi madre con la cual pase mucho tiempo junto a mi hermana, mientras nuestros padres trabajaban, me hubiese gustado ir directamente al orfanato, pero tenía que comenzar desde el principio... y de lo que me quedase más cerca.

Dicen que la muerte es un viaje más noble que la locura, quizás sea cierto, porque se ha de estar loco para seguir tal creencia, si la duda es la locura ¿no ha de ser más noble morir conociendo la verdad?