Prologo: por una cabeza

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"Tic toc" hace el reloj con el paso del tiempo en la efímera noche bajo la luz de la plutónica luna.

Mis ojos no podían parar de girar en torno al ventilador sobre mi cabeza. El confinamiento y soledad ha comenzado a afectarme, día tras día, el sonido del reloj ha sido mi alpha y el movimiento del ventilador mi omega, los demonios de mi remordimiento y rencor me consumen cual agua al azúcar, ya solo puedo escuchar el roer de las ratas a través de los muros intentando escapar de los monstruos que comen su esperanza.

Una vida sin preocupaciones me pertenecería si no fuese por algo, algo que destruyó mi paz y tranquilidad, mientras lo reemplazaba por caos y desesperación, todo por culpa de aquella fatídica noche.

Dim don dam don... el sonido de la campana interrumpió mi clase, marcando la hora de salida al almuerzo, como profesor de química fui al salón de profesores para alimentarme y pensar un poco las cosas, algo rutinario, sin embargo, no podría llamarse rutina sin algo que valiese comentar.

Una linda y amable profesora de matemáticas se acercó a mí con intenciones personales, esta clase de cosas se había vuelto un hábito, yo tenía 30 años, mi buen físico predominaba en mi apariencia, gracias a que, desde muy joven, practicaba boxeo, pero al ser una compañera de trabajo intenté ser profesional y evitarme complicaciones igual que siempre, por ello mi vida mantuvo un patrón específico que casi me llevó a la monotonía.

Despertar
Trabajar
Ir a casa
Dormir

Despertar
Trabajar
Ir a casa
Dormir...

Una rutina que a pesar de todo nunca me pareció un problema o siquiera extraña, "solo son problemas triviales" era un pensamiento que reinaba en mi mente para negar aquella monótona sensación de vacío, quizás estaba cansado de todo, quizás inconscientemente ya no aguantaba más la presión de esa clase de vida, sin importar la razón, decidí aceptar su propuesta. En lo personal, hubiese preferido colgarme y acabar con todo, pero, ella era tan amable y linda ¿que podría salir mal?

Hora tras hora pasaron mientras daba clases, mis alumnos como siempre se veían radiantes, creyentes de un mundo de paz y tranquilidad que nunca acabaría, pobres almas perdidas en un ciclón de falsas esperanzas y sueños...

Envidio su ignorancia.

La campana marcó el final de la hora, dejando atrás a mis alumnos me dirigí al pasillo donde me encontré con aquella linda profesora, hablamos un poco sobre trivialidades sin verdadera importancia, por mera casualidad, decidí comer un aperitivo y, ya que íbamos a salir en su auto, decidí decirle que se adelantase mientras compraba algo en la maquina expendedora.

Números marcando y un billete ingresando fue suficiente para que el refrigerio cayese, me agaché para tomarlo y saciarme, sin embargo, no me esperaría lo que ocurriría solo por ello, la estela de una oscura silueta mostró su reflejo en el vidrio de la expendedora.

No vayas, arrepiéntete y expíate del pecado o será tu condena.

Por alguna razón, me levanté exaltado dejando caer aquel chocolate al suelo, realmente no tenía ni idea de que era ello, busqué desesperado a los alrededores sin encontrar absolutamente nada, decepcionado recogí el refrigerio y, comiéndolo, me encaminé a la entrada de la universidad donde me esperaba aquella profesora en un conservado Capri de color arena para ir a un restaurante de las cercanías.

En el viaje discutimos sobre distintos temas aunque todo sobre la universidad y los estudiantes; una mujer llena de felicidad y esperanza, tan positiva y alegre que en lo único en lo que concordábamos era en lo bajo de nuestro sueldo.

Al llegar un hombre con esmoquin nos dio la bienvenida y nos guio a una mesa; verdaderamente no hablamos de nada importante, o para ser más preciso, ella habló de su vida, de su historia, de cómo llego a ser lo que es... bueno, y de su pug carlino que murió debido a que se había quedado sola en casa donde le dio un ataque cardíaco y, por no saber cómo ayudarlo, murió en sus manos.

Por ello se convirtió en profesora para enseñarle a sus alumnos y que nadie más muriese por culpa de la ignorancia... Se suponía que sería profesora de biología, pero no toleraba la sangre u órganos expuestos, por lo que estudio para ser profesora de matemática, una historia trágicamente graciosa para una mujer tan "simplona".

Corre, huye, te arrepentirás

Ego, soberbia y belleza eran cosas que no faltaban en aquella mesa, se notaba que era una mujer que traía a los hombres como las flores a las abejas, utilizándolos y consumiéndolos, belladona, ella era la perfecta descripción de una belladona, o eso creí.

Llegaron los platos a la mesa y, cual interruptor, cambió el tema, repentinamente se vio interesada en mi vida, mi historia y mi persona ¿eso era acaso una formalidad? ¿Intentaba seducirme de alguna extraña forma? ¿Era una ninfómana? Luego lo entendí, ella no era más que una esclava de sus emociones, aquella profesora se había enamorado de mí, pobre ingenua.

Copa tras copa, botella tras botella, la cordura bajaba junto a las luces con el paso de la noche, verdaderamente me pareció buena idea liberar un poco de presión, llevaba tiempo sin hacerlo, bueno ¿cómo no pensarlo? si solo con verla me perdía en aquellos ojos color avellana tras el cristal de lentes y gruesos labios.

¿Pagar la cuenta? Extrañamente ella decidió pagarla sola ¿Por qué? No lo sé ni me importó, de todas formas decidí pagar un taxi para ir a mi casa ¿Qué? Oiga, a pesar de todo sigo siendo un caballero.

La puerta apenas logro pararnos un segundo mientras la abría, después de ello, me tocaba abrirla a ella, aquella camisa negra no pudo esconder más aquel par de senos firmes, el deseo nublo nuestros ojos mientras el vapor calentaba el cuarto.

Sostén blanco con encaje... ropa interior con encaje... medias largas... ¿acaso sabía y quería esto desde un principio? Verdaderamente no importó, mientras la excitación me llevó a lamer y jugar con sus pezones, con un pequeño rose de mis dientes la sensación de nuestros cuerpos unidos me llevo a un mundo inimaginable donde un clímax destruyo cualquier recuerdo consiguiente.

No deberías estar aquí ¿Quién crees que eres? Mira a tu alrededor, el carmesí de la sangre que brotará de los muros será tu culpa.

Polvo eres y polvo seras no es una regla que aplique contigo, pero lo que toques en ceniza se convertirá

Aquel pensamientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora