El caballero de la caja musical. Parte I

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 Asmodeus de la lujuria, David Dunoir. Rango: Pecado.

Calendario: Año 2010, Mes 10, Día 08.

 Moscú. Rusia.


Como acero caliente...

Como una caja musical rota...

Un festival de odio, discordia y soledad llegando a la melancolía y el amor, Ahora solo está escrito en hojas de desolación con letras de dolor.

Mentiras de amor...

Ira por orgullo...

Si el carnero llora, el acero cortaría su garganta y acabaría con su sufrimiento.

Era tarde por la noche y el ruido del motor me ensordecía, Elizabeth, Satán y yo estábamos en la parte trasera de un Convoy mientras Tyuule y Lynn conducían. Estábamos en alguna parte de Rusia, por lo que solo Tyuule, quien era originaria de allí y conocía el idioma, podía leer los señalamientos de tránsito y direcciones.

- ¿Aún falta demasiado? – preguntó Lynn – apenas puede verse la calle por la nieve, deberíamos parar.

- No te preocupes – Tyuule respondió mientras estaba al volante – deberíamos llegar en unos 10 o 15 minutos.

Tyuule, como si fuera una madre con su hija, le sonrió cálidamente y zarandeó un poco su cabello, demostrando confianza y fortaleza incluso sin su máscara,

- ¿Cuándo se hicieron tan cercanas? – pregunté mientras tomaba un extraño jugo ruso con sabor amargo –

- Mientras usted estaba afuera, Tyuule me cuidó muy bien y me enseño sobre balística y combate cuerpo a cuerpo ¡incluso me dejó disparar con sus rifles!

- Más importante aún – Elizabeth, algo molesta, exclamó mientras apuntaba a Tyuule - ¿Qué hace la escudera de esa micro anciana con nosotros?

Tyuule, antes segura y fuerte, ahora se había puesto verdaderamente nerviosa, hasta el punto en el que el temblor en sus manos afectó su conducción.

- Di-disculpe mi maestra, la señorita Vega, me dio órdenes de ir con ustedes...

- ¡Oye, oye, oye, tranquila! – apenas pudiendo sostenerme de las agarraderas por el deslizar del auto, intenté tranquilizar a Tyuule – ¡recuerda que llevas el volante!

Luego de un pequeño lapso mental, en el cual estuvo a punto de estrellarnos contra un camión de combustible, Tyuule se tranquilizó y volvió a ser la de antes una vez Lynn le colocó su característica máscara.

- La piedad de los Dioses nos ha permitido vivir un poco más – un muy pálido Satán suspiró profundamente mientras tomaba su jugo – deberíamos estar agradecidos, incluso siendo yo un hombre anciano, me gustaría ver a mi hija una vez más antes de morir.

- Oh ¿usted tiene una hija?

En aquel momento yo solo había preguntado inocentemente, sin embargo, podía sentir un aura asesina que provenía de Tyuule hacia mi persona, a pesar de que no dijo nada, la presión en el aire era enorme, incluso los demás en la camioneta estaban cabizbajos, todos menos Satán.

- Eres parte importante de nuestra caballería, así que que he de contarte la tragedia que rige sobre mí – Satán, abriendo un libro de una manera muy familiar, cruzó las piernas, se colocó unos lentes y, como si en realidad estuviese narrando algo, comenzó a hablar – hace mucho tiempo, en una tierra no tan lejana nació un pequeño niño destinado a la grandeza.

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