Llegué a la casa de Aarón un poco después de las siete de la mañana. Mario esperaba afuera con el ruidoso motor funcionando.
—¡Puedes irte! —le grité, pero él no se fue. Me esperaría hasta que alguien me abriera la puerta.
Pero nadie respondía a mis frenéticas llamadas. Minutos después, la puerta se abrió ante mis ojos. Distinguí la figura de la dama a quien, precisamente, no quería ver ese día.
—¡Annia! —exclamó Rosemary.
Estaba plantada frente de mí con sus lujosos atuendos, como siempre; incluso a esas horas del día, la mujer vestía costosas prendas y joyas vistosas.
—¡Me sorprende que estés aquí!
—Lo siento. Sé que es muy temprano. ¡Pero me urge hablar con su hijo! —Urgí agitada.
—Bueno... No creo que ese holgazán esté despierto a esta hora, pero veré qué puedo hacer.
Le hice una seña a Mario para que emprendiese el camino de regreso a casa. Él me entendió a la perfección y aceleró el motor del automóvil. De nuevo, el sonido del escape crispó mis nervios. Sin duda, los de Rosemary también, porque hizo una mueca de fastidio y un ademán para que me apresurara a entrar.
Mario lo había hecho a propósito.
—Y bien, Annia... ¿qué hizo mi hijo esta vez?
«¿Y eso qué le importa?» Me mordí la lengua para no repetir lo que pensaba, así que dije tranquilamente:
—Tuvimos un breve altercado. —Fruncí la nariz—. Nada del otro mundo.
Ella rio a carcajadas.
—No eres la primera chica que viene a buscar a mi hijo después de un altercado. —Subrayó la palabra que yo había mencionado, en son de burla—. ¡Si yo te contara!...
No sentía curiosidad por saber de aquellas chicas que frecuentaban la casa de Aarón; sin embargo, la boca venenosa de Rosemary no se detuvo, a pesar de que fingí total indiferencia.
—Mi hijo nunca cambiará; es como su padre, adicto a las mujeres. Él no puede hacer nada bien. Siempre cometerá error tras error.
No quise escuchar más sus comentarios ofensivos, así que volví a preguntar.
—¿Está Aarón en casa?
La mujer puso cara de sorna:
—Tú eres diferente a las otras chicas... demasiado buena para él.
Una vez más, sentí que estaba perdiendo la paciencia y soportando a una mujer que no era nadie para decir si yo era buena o no para Aarón, así que tomé asiento sin que ella me lo ofreciera. Si quería hablar, entonces yo la iba a escuchar.
—Solo fue un consejo —murmuró e hizo una mueca despectiva—. Llamaré a mi hijo.
Momentos después, mi bello Aarón bajaba las amplias escaleras dando tumbos, como si fuera un niño despertándose la mañana de navidad en busca de sus regalos.
—¡Estás aquí! ¡Estás aquí! —Me abrazó como si yo fuera la cosa más maravillosa del mundo.
Supe que él no podía ser malo. Alguien como él merecía otra oportunidad. ¡Miles de ellas!
Estaba todavía en pijamas, desarreglado, con la barba crecida y el cabello en todas direcciones. Aun así, se veía tan hermoso que no pude evitar besarlo muchas veces. Sentí cómo su cuerpo temblaba al contacto con mi piel y su corazón latir a toda velocidad. Cada beso producía descargas eléctricas entre los dos. En verdad él me amaba.
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En Tus Sueños
Teen FictionAnnia es una joven que recuerda vagamente lo que sucedió el día en que perdió a su padre. Su muerte es una herida que, con el paso de los años y debido al misterio que la envuelve, no ha podido cerrar. A través de sus propias experiencias y de la re...