Chapter Seven

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Casa Subterránea 10.14

-Jabonsito.- Habló Richie molestando a Stan. El bocazas sabía cuánto le molestaba a Uris que le dijera eso, pero simplemente no podía quedarse callado. El judío lo miró enojado y replicó:

-Me llamo Stanley.

-Yo me llamo Richie, mucho gusto.- Le tendió la mano a lo que el rizado la apartó, y abrió su pequeño libro de aves. -En realidad, no es un gusto.- Stan rodó los ojos.

-No fue gracioso, bocazas.- El azabache miró al judío con una ceja alzada, opacada por sus grandes lentes, y se quejó.

-Uy si, ustedes me dicen bocazas y no importa. Yo te digo un apodo oloroso y te enojas. Quien entiende a las activas.- Se hizo el indignado, pero la llegada de su amigo Bill hizo que desviara su atención a él. -Y hablando de activas, tu pasiva ha llegado.- Tocó el brazo del judío con su mano y luego señaló al castaño. El aludido se sonrojó mirando a sus dos amigos, y más dándose cuenta que Stanley tenía su mirada fija en él.

Últimamente no podía controlar sus sonrojos, tal como Richie no podía evitar los comentarios fuera de lugar.

-R-Richie, deja de d-d-decir estupi-de-de-deces.- Habló Denbrough arrimando a Silver a un árbol cerca de la casita. Había decidido ya no encadenar a su bicicleta bajo el puente. Según había escuchado por otros niños del pueblo, Troy, Bowers y los demás matones habían comenzado a frecuentar Los Barrens, y para su mala suerte, no era el vertedero como solían hacerlo.

-¿Qué quisiste decir con eso, Richie?- Preguntó esta vez Uris, mirando al bocazas con el ceño fruncido. Había entendido lo que Richie había dicho, pero no entendía el por qué de sus palabras. Bill, al darse cuenta de la intención de las palabras de Tozier se adelantó a hablar, llamando la atención de ambos.

-¿Qué hac-cen aquí t-tan tempr-a-a-ano? Siem-p-pre vienen des-después del a-a-almuerzo.- Caminó hasta donde estaban los chicos, quiénes se encontraban sentados de la misma manera que Bill y Richie el día anterior, con una de las compuertas cerradas y sus piernas colgando al interior de la casita. Richie se encontraba a la izquierda de Stanley.

-Venía a seguir apuntando los registros de las aves, se supone que nadie está aquí hasta antes del medio día, pero supongo que los subestimé.- Volteó a ver a Richie, para luego desviar su atención hacia Bill y seguir observándolo. Tozier, indignado, puso su mano en su pecho y respondió:

-Los jabonsitos solo pasan en los baños, soy yo quien debería quejarme.- Se levantó de su puesto y mirando a Bill, volvió a hablar. -El sapo es todo suyo, princesa.

-D-Deja de f-f-fastidiar, Richie.

-O debería decir, el jabón es todo tuyo, esponja.- Caminó hasta el interior de la casita, sonríendo en el proceso al darse cuenta de que Bill terminó ocupando su lugar. Después de todo, el bocazas consideraba a Bill como su mejor amigo, le alegraba cualquier cosa buena que le pasaba, además de divertirse molestándolo.

Agarró su vieja grabadora y una de las cintas que contenía rock and roll, que se encontraban dentro del lugar, colocó esta en el lugar correspondiente y encendió el aparato, reproduciendo la canción a todo volumen.

-¡Richie! ¡Ese sonido espantó a las aves!- Escuchó a Stan exclamar desde afuera. Al escuchar semejante bulla, había agarrado más fuerte libro.

-No es eso, se dieron cuenta que esta música es demasiado buena para ellas y decidieron irse.- Acercó su mano hasta el botón del volúmen, girándolo hacia la izquierda para bajarle, y dejarlo a un volúmen prudencial. Tomó asiento junto al aparato, agarró uno de los comics que Eddie había llevado semanas atrás y comenzó a leerlo, ¿Cuántas veces lo había hecho ya? ¿diez? ¿quizás veinte? probablemente treinta, no lo sabía, pero estaba seguro que eran muchas.

Fuera de la estructura construída por el grupo de chicos, se encontraba un muy confundido líder de grupo sobre sus reacciones, y a su lado, un rizado judío sacaba conclusiones sobre los extraños comentarios de su amigo bocazas. Stan había entendido muy bien las palabras e insinuaciones de Richie, no era ningún tonto para pasar por alto ese tipo de cosas, pero aún no entendía las razones que tenía el pelinegro para hacerlo.

Stanley tenía muy clara su sexualidad, a él, definitivamente no le gustaban las chicas, y aunque era consciente de sus gustos, simplemente no se atrevía a decirlo. Siempre escuchaba a su padre hablar y opinar con su mamá, sentado en la pequeña mesa de su cocina, con el periódico en mano y una taza de café frente a él, sobre las personas homosexuales que aún quedaban en el pueblo; de Adrian Mellon, y su pareja, Don Hagarty, específicamente. Hablaba y opinaba tan mal de ellos, como un ciudadano puede llegar a hablar de los políticos corruptos que roban el dinero de su país, y eso simplemente, aterraba a Stan.

Al lado izquierdo del judío, Bill trataba entender el por qué de su comportamiento cuando Richie insinuaba cosas comprometedoras respecto a él y Stanley. Al contrario del rizado, Denbrough aún no tenía claro sus gustos, y no es por qué sentía cosas por ambos sexos, más bien, esto se debía porque simplemente, el gustar de alguien era algo que ignoraba. Realmente no le veía importancia y por eso no recordaba haber llegado a sentir algo por una chica, o un chico.

Ambos chicos se quedaron en silencio las horas siguientes hasta la hora del almuerzo, obviamente escuchando en ese lapso de tiempo los comentarios fuera de lugar de Richie y las insinuaciones hacia ellos dos, hasta que tuvieron que regresar a sus respectivas casas, no sin antes acordar regresar después de haber comido y digerido sus alimentos, y reunirse todo el grupo. Bill era el encargado de contactar a todos.

Sin duda, no sabían lo que les esperaba al regresar.

He's mine! » Reddie ⟩ST - IT⟨ •AU-Crossover• [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora