Chapter Eight

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Alrededores de la Casa
Subterránea 13.27

Faltaban tres minutos para la una y media de la tarde, y cerca del claro dónde se encontraba la casa subterránea, se encontraban Henry Bowers junto a Troy, James, Victor, Patrick y Belch. Los seis caminaban en busca de lo que habían escuchado: había una casa subterránea perteneciente a los perdedores de la Secundaria de Dawkins #2. El principal objetivo del grupo de matones del pueblo era destrozar la dichosa estructura frente a los perdedores inútiles, y luego destrozarles la cara a ellos. Y eso por creer que pueden andar haciendo casitas de muñecas en donde se les de la gana.

Henry caminaba por delante de todos, con su chaqueta rosa reluciendo una pequeña mancha de lodo en la manga izquierda, y un diminuto agujero en la parte de atrás, solo visible si te encontrabas lo suficientemente cerca, pero era obvio que nadie deseaba estar lo suficientemente cerca de Henry. Al contrario, tenerlo a mil metros de distancia era lo mejor para todos.

El grupo había dado ya varias vueltas pero por alguna razón, ninguno daba con el claro.

Cerca de allí, Eddie Kapsbrak caminaba hacia la casa subterránea, con un nuevo cómic en sus manos que había comprado con sus ahorros. Bill se había comunicado con él por medio de su walkie-talkie, pidiéndole que vaya hasta el lugar, algo a lo que en un principio se había negado por el simple hecho de que estaría Richie, y el pequeño aún no quería hablar con el pelinegro, pero Bill había insistido tanto y ya no pudo negarse, razón por la que había utilizado sus ahorros en comprar una distracción para ignorar a Tozier.

El hijo del loco del pueblo, escuchó como ramitas se rompían bajo los zapatos de alguien cerca del lugar, así que llamando a los otros, se ocultaron detrás de los arbustos que rodeaban el claro. Observaron unos minutos pensando que ese lugar no habían explorado, hasta que el pequeño cuerpo de Eddie hizo presencia en el lugar.

El asmático admiró el lugar y el silencio que había, normalmente era algo que disfrutaba cuando aún ninguno de los perdedores hacía acto de presencia, pero en ese momento, un escalofrío le recorrió la columna y supo que nada estaba bien. Se quedó en el mismo lugar, apretando el cómic enrollado y paseando su vista de un lado a otro.

Henry estudiaba a Eddie, estudiaba el cuerpo del pequeño y la forma en que estaba de pie. Pensamientos morbosos aparecieron en su mente, y sonriendo de lado, salió de detrás de los arbustos seguido de los demás. Todos mostraban una sonrisa perversa, y poco habitual para niños de esa edad.

-Mocoso, que bueno que estás aquí. Te estábamos esperando.- Kapsbrak quedó petrificado, sorprendido, asustado y nervioso, mirando a los seis matones frente a él.

-¿Y los demás maricas? ¿Dónde están?- Preguntó Troy.

-Sabes.- Interrumpió Bowers. -Un estúpido tuvo la amabilidad de decirme, cuando tenía mi puño enterrado en su cara, que ustedes habían construído una casa de muñecas en Los Barrens.- Los demás rieron, como si el hijo del loco del pueblo hubiera contado algo realmente gracioso. -Lamentablemente el inútil se desmayó y no pude preguntarle donde estaba exactamente. Pero ya que estás aquí, creo que tu puedes hacerme el favor.

James al igual que Belch, comenzaron a caminar alrededor del claro, James por la izquierda, Belch por la derecha, fingiendo que solo lo hacían para admirar el lugar. A simple vista se podía notar que lo hacían por si el asmático optaba por correr, al estar rodeado por los más robustos del grupo, no tendría mucha suerte.

-N-no sé de q-qué estás h-hablando.- Las palabras no salían bien de los labios de Eddie, sentía que la lengua se le enredaba mucho como para modular bien.

-Ves, marica. Deberías alejarte del maldito Tartaja.- Los demás volvieron a reír, pero Henry no, él se mantenía serio, y con los pensamientos morbosos agolpando aún más su mente.

Si alguien pudiera leer los pensamientos de Henry en la mayor parte del día, quedaría tan perturbado como él, y probablemente igual de loco que su padre. El chico en verdad tenía serios problema.

-Habla rápido, afeminado. Dinos donde está su casa subterránea.- Dijo Troy, caminando directamente hacia las compuertas cerradas de la estructura, que se encontraban cubiertas estratégicamente con cuadrados de césped. El nerviosismo aumentó en el cuerpo de Eddie, y sintió como el aire se quedaba atascado en su garganta, el principio de un ataque de asma se estaba haciendo presente y no podía evitarlo.

-Y-ya les dije, n-no lo sé.

-¡Deja de tartamudear! ¡Marica!- El gritó eufórico que escapó de los labios de Henry provocó un salto asustado en Eddie y un jadeo. El pequeño comenzó a respirar pesadamente y su pánico aumentó al ver a Bowers acercarse peligrosamente a él. -Deja de comportarte como un maldito marica y habla, a menos que prefieras tener un ojo morado primero.- La sonrisa ladina de Henry logró que Eddie comenzara a llorar silenciosamente.

-J-juró que n-no lo sé. N-no sé de q-qué hablas.- Cerró los ojos y soltó un sollozó al sentir la mano de Bowers apretarse alrededor de su cuello. El mayor acercó el rostro pecoso al suyo, escuchando como caía el cómic de la mano de Eddie.

-¡Qué hables inútil! ¡No quieras pasarnos por tontos!- El agarre en el cuello de Eddie se identificaba, y con ello los jadeos, los sollozos, y la dificultad para respirar.

-D-Déjame p-por favor. N-no puedo... respirar.- Puso su pequeña mano derecha sobre la de Henry, pero sin fuerzas como para apartarlo. -P-por favor.- Su otra mano la bajó hasta su bolsillo, sacando el inhalador con sabor a regaliz, pero antes de llevárselo a la boca, Bowers se lo arrebató y lo lanzó a los pies de Troy. Si el susodicho hubiese prestado más atención, hubiera escuchado el sonido hueco que provocaba el inhalador al chocar con la superficie de las compuertas, el sonido se apreciaba, aún con el césped que lo cubría, pero el chico no era de los que prestaba atención, él solo actuaba.

-Si me dices dónde mierda se encuentra su patética casa, probablemente tenga en cuenta no golpearte... mucho.- Sonrió aún más perversamente y sin previo aviso, llevó su mano a la pretina del pantalón de Eddie. Bajó y subió un poco su mano rozando la entrepierna de Kaspbrak, y un sollozo ahogado salió de la boca del asmático al sentir apretarse el agarre en su cuello.

-N-no hagas eso. P-por f-favor. P-por...- Otro jadeo escapó. Los demás chicos miraban la escena alertados, nunca habían visto a Henry hacer esa clase de actos. Sus amenazas siempre iban a los golpes y la violencia, pero esta vez estaba tomando un matiz sexual y perverso que no sabían si estaban listos para presenciar. Aún así, no se atrevían a hacer ni decir nada, nunca se atrevían.

-A menos que quieras que te haga cosas que no te imaginas, deberías empezar por habl...- Pero antes de terminar, una roca golpeó la cabeza de Bowers, logrando que soltara a Eddie y llevara su mano a la zona afectada.

-¡Qué mierd...!

-¡Ve a chuparsela a tu papá, imbécil!

He's mine! » Reddie ⟩ST - IT⟨ •AU-Crossover• [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora