Chapter Thirty

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Main Street 16.27

En ese momento, Beverly tenía una sonrisa plantada en el rostro mientras hablaba en voz baja a través de la bocina del teléfono, cuidando que su padre no la escuchara.

-¿Crees que nos podramos ver pronto?- Preguntó Jane del otro lado de la línea. Su voz se escuchaba feliz y Bev pudo imaginársela sonriendo abiertamente. Eso hizo su pecho arder con una sensación desconocida y no supo muy bien como interpretarlo. Era algo nuevo para ella, como casi todo lo que estaba pasando.

-No lo sé. Papá...- Aquella sensación bonita fue reemplazada automáticamente por un sabor agrio en la boca al pronunciar aquella denominación, sin embargo, ignoró la molestia y siguió hablando. Jane no podía saber nada de eso. Era... vergonzoso. -Papá no me deja salir sola. Desde... lo de Bill.

-¿Y si yo voy? Puedo decirle a mi papá que me lleve.- La pelirroja sintió su ritmo cardíaco acelerarse debido al pánico. Solo imaginarse la cara de su papá al ver a Jane llegar era espeluznante, y lo era mucho más lo que venía después de que la visita se vaya.

-N-no creo que buena idea. Podría ocurrirte algo. Es... es mejor que esperemos hasta que todo se solucione.- Jane soltó un suspiro, desilusionada y Beverly se sintió de la misma manera, pero no podía hacer nada, no podía. No quería ni siquiera pensar en las consecuencias.

-Está bien. Creo que podré soportar las llamadas.- Ambas soltaron un risita, sintiéndose cómodas y felices de tener aquello que estaban experimentando a su corta edad. Era placentero, divertido, era cómodo.

Sin embargo, Beverly no reparó en la persona que se acercaba por detrás de ella silenciosamente. La misma que la había escuchado reír y que estaba a punto de destruir su burbuja de felicidad.

Alvin Marsh se detuvo a solo centímetros de ella y le arrebató el teléfono de un tirón. Bev se volteó asustada, casi aterrada viendo el rostro de su padre, aquel que solía tener la misma expresión de siempre, aquella que rozaba la delgada línea entre la razón que alguna vez tuvo y el desequilibrio mental al que parecía querer sucumbir la mayoría del tiempo.

-¿Con quién hablas, Bevvy?- Preguntó su padre tomándola del antebrazo fuertemente. Jane, del otro lado de la línea, escuchó aquella interrupción desconcertada.

-C-con nadie papá, lo juro.- Alvin la miró con desconfianza y acercó lentamente el teléfono a su oreja mientras veía los ojos aterrados de su hija. -De verdad que no es nadie papá. Creí haberlo escuchado sonar pero...

-¿Quién habla?- La interrumpió el hombre con su voz atemorizante, dirigiéndose a la persona a través del teléfono. Jane estaba sumamente confundida, pero decidió guardar silencio y esperó callada para poder escuchar. -¿Hola? ¿Quién habla?- Pronunció de nuevo, a pesar de ello, no obtuvo respuesta alguna.

-Ves papá, n-no es nadie.- El hombre apretó el agarre de su hija en el brazo y soltó el teléfono, haciendo que este se balancee hasta la mesa decorativa y choque con un lado de esta, causando un estruendoso sonido. Jane separó el teléfono de su oreja un momento, aturdida por aquel sonido molesto, y continuó escuchando, asustada por la voz de aquel hombre al que su novia se refería como papá.

-¿Estás hablando con chicos Bevvy? ¿Estás coqueteando con chicos por teléfono?- La chica negó frenética intentando deshacerse del agarre de su padre, lamentablemente, no lo logró, este se apretó más causándole dolor en su antebrazo.

-Te juro que n-no papá. Yo...- Alvin inspiró fuertemente y de un empujón estampó a su hija en la pared a lado de la puerta. La pelirroja soltó un quejido de dolor al sentir su espalda impactar en el concreto y cerró sus ojos. No quería que la golpeara de nuevo. No quería estar ahí, quería irse lejos, muy lejos.

-No me gustan que me mientan Bevvy. Lo sabes. No me mientas porque no me gusta que lo hagas.- El señor Marsh se acercó amenazante y colocó fuertemente su mano rasposa en la nuca de su hija. La miró con aquellos ojos vacíos y desquiciados. -Dime la verdad ¿Andas haciendo cosas de adultos con los chicos del pueblo?- Beverly negó frenéticamente, sus ojos estaban empañados en lágrimas y sus labios temblaban de miedo.

-No, y-yo no...

-¡No me mientas!- Apretó sus ojos y sintió con asco como otra mano rasposa se posaba en su mejilla. -Mírame, Bevvy, mírame.- La pelirroja hizo caso omiso a aquellas palabras. No quería verlo, quería que se esfumara de su lado en ese instante. -¡Mírame!- Abrió los ojos exaltada al sentir dedos callosos presionarse fuertemente en su mandíbula, lastimándole la piel y dejando marcas. -¿Sigues siendo mi niñita?

La pelirroja no quiso responder. No quería que escuchara aquellas humillantes palabras salir de su boca solo para complacer aquel asqueroso sentimiento de superioridad que lo caracterizaba y que alimentaba su personalidad maltratadora.

No quería.

No quería doblegarse de nuevo.

Así que no lo hizo.

-¡Te hice una pregunta!- Gritó y la chica sintió como repugnantes y diminutas gotitas de saliva caían en su rostro, ensuciándolo. -Te hice una pregunta ¿Sigues siendo mi niñita, Bevvy?- De nuevo, aquel maltratador no recibió la respuesta que quería y eso nubló su juicio haciéndolo enfurecer. -¡Respóndeme, maldita sea!- Beverly inhaló profundamente y armándose de valor alzó su pierna lo más que pudo y estampó su rodilla en el estómago su padre.

Este se separó rápidamente de ella y se dobló de dolor, pero eso no lo detuvo en su intento por agarrar de nuevo a su hija. Antes de que pudiera lograrlo, esta tomó la plancha que se encontraba a un lado y la estrello en la cabeza del hombre, dejándolo aturdido y casi inconsciente.

-¡Ya no soy tu niñita! ¡Nunca más lo seré! ¡Me escuchaste! ¡Nunca más!- Y con eso, abrió la puerta de la casa y escapó de esta corriendo sin detenerse a mirar atrás.

Ese día, gracias a la ayuda de Jane quien le informó inmediatamente a Hopper, pudieron detener a Alvin Marsh por abuso y maltrato a menores, teniendo como prueba los hematomas en el brazo y la mandíbula de Beverly, además del testimonio de Jane.

Lamentablemente, al no tener a nadie más en el pueblo que pudiera quedarse como tutor de la pelirroja, Hopper tuvo que comunicarse con su tía residente en una ciudad lejana para que cuidara de ella hasta la mayoría de edad, intentado brindarle un mejor estilo de vida.

Sin saber en realidad que estaba destruyendo el corazón de Beverly al obligarla a alejarse de ahí, de sus amigos y Jane, y de paso, rompiendo el corazón de su hija también.

He's mine! » Reddie ⟩ST - IT⟨ •AU-Crossover• [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora