Hospital General de Dawkins 18.33
Sharon y Zach Denbrough no se consideraban excelentes padres. A veces eran conscientes de su ausencia en la vida de Bill, pero no conocían una manera de poder acercarse a su hijo y aprender a formarse como buenas figuras parentales a los ojos de su creación, así que no lo hacían, y preferían observarlo desde la distancia.
En ese momento se arrepentían por ni siquiera intentarlo. Ver a su hijo en aquella camilla de hospital, con tubos conectados a su boca, nariz y venas de sus brazos, les destrozaba el alma y los llenaba de culpabilidad. Su único trabajo era velar por la salud y la seguridad de su retoño, sin embargo, él yacía en un frío colchón en medio de una habitación deprimente de hospital; indefenso, débil, sin fuerzas, ultrajado y sufriendo. Y él no lo merecía, en lo absoluto.
Stan, con la mejilla morada y sus golpes y pequeñas cortadas recientemente curadas, miraba a aquella pareja con recelo desde lejos. Bill no pareció interesarles estando sano ¿por qué ahora sí?
El jóven judío sentía presión en su pecho. Aquella imagen asquerosa de Henry corrompiendo a Bill seguía vagando en su mente, casi como burlándose, casi como si fuera un chiste, y eso solo alimentaba su furia, su enojo, su desprecio a aquel loco y a sí mismo, y sus infinitas ganas de asesinar a ese maniático con sus propias manos.
Pero no era posible, solo era su mente jugando con su debilidad. Si no pudo defenderlo en ese momento atroz ¿qué le hacía pensar que ahora podría quitarle la vida a aquel monstruo que aún vagaba por las calles del pueblo? No podía, o más bien, no se atrevía, porque él era eso. Un cobarde. Un cobarde estúpido incapaz de proteger a Bill.
Eddie fue el primero en llegar a aquel lugar que ya conocía tan bien. Aquella estructura de concreto que había presenciado las muertes más tristes y dolorosas y las recuperaciones más exitosas y esperanzadoras. De repente sintió la necesidad de usar su inhalador, así que eso hizo. Destapó el instrumento, lo llevó a su boca y apretó. El rocío con gusto a alcanfor se liberó en su boca y le despejó la garganta dejándole el paso libre al oxígeno. El pequeño se acercó a Stan, asustado, sin poder creer lo que su amigo le había contado por teléfono.
-Hola, Stanley.- Susurró, sin embargo, el nombrado no contestó. El asmático divisó a los padres de Bill más adelante, pero no hizo comentario al respecto. Esperó que Stanley estuviera listo para hablarle, así que cuando este comenzó, lo escuchó atentamente.
-Íbamos a Benny's...- Stanley se detuvo un momento a pensar, y luego continuó su relato. -Íbamos a Benny's porque queríamos comer juntos... Yo sabía que era mala idea ir por Randolph Road, pero él insistió porque decía que me enseñaría un desvió y yo acepté...- El judío sintió sus ojos llenarse de lágrimas, pero sin llegar a derramar ninguna. Miró al frente, sus ojos no enfocaban bien por el agua en ellos, y su rostro adoptó una mirada seria. -Él sabía lo que pasaría.
-¿Qué?- Eddie no comprendió. -¿Cómo que él sabía? ¿Cómo...?
-Él lo sabía. O al menos una parte de él.- Stanley se volteó a verlo y Eddie pudo apreciar mejor el moretón en su mejilla. -Bill nunca es así de insistente, él... él sabía que algo malo pasaría si íbamos por ahí ¡Y eligió ir de todas formas!- Dejó de mirarlo y enterró su rostro entre sus manos. Eddie estaba asustado, nunca había visto a su amigo de ese modo. Stanley siempre conservaba su postura recta y su semblante serio, y en ese momento se veía... triste, roto, enojado, impotente.
-Quizás Gran Bill...
-Ni siquiera se defendió, Eddie.- Lo interrumpió. -En cuanto vió a Henry simplemente se resignó y se dejó hacer todo lo que ese enfermo quiso.- Richie apareció segundos después. Su usual expresión burlona no estaba en su rostro. El bocazas estaba serio, impactado, dolido por su amigo. No dijo nada y se quedó justo a lado de Eddie, acompañándolo.
Ninguno pudo entrar a ver a Bill, ni tampoco obtuvieron información sobre que daños tenía su cuerpo. Aunque Stan quizás sabía un poco más, él estuvo ahí. Él vió la sangre entre las piernas de Bill y su incapacidad para levantarse. Lo vió inconsciente, dañado.
Un poco más allá, Zach Denbrough esperaba a los policías de Dawkins. Planeaba hundir en la cárcel o en el psiquiátrico a aquel que le había hecho eso a su hijo. Se sentía frustrado, molesto con él mismo, con el pueblo, con el mundo, pero sobre todo, estaba furioso con el depravado violador que andaba suelto en ese momento.
Media hora después, las autoridades del orden aparecieron en el hospital.
El nuevo sheriff Jim Hopper y padre de su amiga Jane (ya que Andrew Rademacher había sido dado de baja por su imcompetencia y falta de interés en los casos) hizo su entrada en el lugar con el oficial Harold Gardener y su compañero Jeffrey Reeves detrás de él. Tom Boutillier, ayudante del fiscal de distrito, apareció después, y todos se encaminaron hacia los Denbrough.
Los niños presentes veían todo con asombro, casi parecía mentira que todo eso estuviera pasando.
Las autoridades hablaron con los padres, preguntaron qué había sucedido, sin embargo, ellos no podían darles una versión oficial, porque lastimosamente no estuvieron ahí.
-¿Entonces como pudieron ayudarlo? ¿Cómo supieron?- Preguntó Hopper en ese momento.
-Su amigo, Stanley Uris, él presenció todo. Él les dirá lo que sucedió.- Zach señaló a Stanley y le hizo un ademán de que se acercara, y eso hizo. El interrogatorio comenzó cuando salieron de emergencias y se dirigieron a la sala de espera. Richie y Eddie solo podían observar todo desde la distancia, sin saber que lo que estaba apunto de pasar les cambiaría la vida para siempre.
Sonia Kaspbrak entró como una bala grande y regordeta en el lugar. Sus zapatillas resonaban en las baldosas y su voz pronunciaba aquel nombre, como si fuera un mantra, como si fuera un himno.
-¡Eddie! ¡Eddie cariño! ¡Eddie dónde estás! ¡Eddie! ¡Eddie bear!- Chocó con personas haciéndolas tambalear y ganándose insultos pero no le importó. Hizo un escándalo en busca de su hijo, y cuando lo encontró, lo abrazó fuertemente, hundiendo su rostro en su prominente pecho. Richie retrocedió unos pasos. -¿Por qué me haces esto Eddie? No hagas eso nunca más, no lo hagas nunca más, nunca más.- El pequeño no dijo nada. -Ya escuché lo de tu amigo Eddie bear.- La mujer le palpó el rostro varias veces, como si se asegurara de que su hijo no tuviera algún daño. -No podemos quedarnos aquí, es muy peligroso para ti Eddie.
El pequeño no entendió.
-Mami ¿qué...?
-Ese loco anda suelto por ahí, ya no saldrás, cariño. No saldrás.- Tomó a Eddie del brazo. -Nos iremos de Dawkins muy pronto, Eddie. Nos iremos con tu tía a Bangor.- Y con eso se llevó a Eddie del hospital, dejando a Richie, quien había escuchado todo, con el corazón roto y la tristeza en su rostro.
Se llevarían a Eddie, lo alejarían de él, para siempre.
Porque eso era lo que no había previsto Bill. Él soportó el infierno por sus amigos y seres queridos, pero no cayó en cuenta que padres preocupados también velarían por la seguridad de sus hijos, aún si debían llevarlos lejos de él, lejos de su grupo de amigos, lejos de ahí.
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He's mine! » Reddie ⟩ST - IT⟨ •AU-Crossover• [Completa]
Fanfiction⚠️ ADVERTENCIA: Esta historia incluye contenido delicado como lenguaje inapropiado y escenas de agresión sexual que pueden resultar ofensivas o herir su sensibilidad. Si decide leerla, se recomienda la discreción del lector. ⚠️ [COMPLETA] Donde Rich...
![He's mine! » Reddie ⟩ST - IT⟨ •AU-Crossover• [Completa]](https://img.wattpad.com/cover/128516213-64-k957379.jpg)