Son mas Idiotas de lo que pense

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La guerra continua, el viento suele decirme de qué todo está empeorando, que las razas se niegan a detenerse, pero el viento también suele quejarse de que ninguno de los que quieren paz, actúa para obtenerla.

No puedo evitar estar de acuerdo con el viento, es cierto que es un gran chismoso pero entre sus historias siempre puedes escuchar las cosas que él dice y de cómo se queja de las decisiones que los Mortales toman.

-Mi Diosa- me llama uno de los monstruos.

-Dime-

-¿Seguiré de observadora?- me pregunta, cosa que asintió.

-Esta guerra la crearon los Mortales y serán los Mortales los que la acaben, aunque siendo sincera, ya me tienen aburrida, ya que me usan a mí, como el canalizador de la guerra- le dije, con evidente enfado.

Hace no muchos días, el viento me contó que la razón de la guerra, fue porque las razas dijeron que, cada raza nombrandose a sí misma, eran las dominante porque yo lo había dicho ¡Gran error! A mí no me interesa lo que hagan mis Mortales, pero por favor, mientan de mejor forma, porque sinceramente yo no tengo ninguna preferencia por cada raza, los tengo que cuidar y proteger es verdad, pero yo no me meto con ellos a menos de que sea necesario.

-Realmente metieron la pata con usted, Mi Diosa- me comenta, solo asintió en respuesta.

-En parte es mi culpa, normalmente no me aparezco ante ellos, no me gusta involucrarme en su historia- digo levantando ligeramente mis hombros en señal de indiferencia.

Lo he repetido en numerosas ocasiones para mí misma, no soy la Diosa ideal que mis Mortales creen que soy, fui Mortal alguna vez, así que se que para aprender hay que cometer errores, para seguir abrazando la vida y disfrutarla, hay que tener experiencias tanto buenas como malas, pero......¿Por qué diablos no actúan los mortales que quieren paz?

La paz se puede conseguir, creo que allí recién me meteré en este caos, pero si no vienen las cinco razas a pedírmelo, no actuaré, es cruel, pero si quieren matarse entre ellos bien, puedo crear nueva vida para que habiten en el planeta, pero si no vienen hasta aquí y me lo piden con sinceridad, seguiré aquí, escuchando y viendo la matanza por la estupidez.

-Odio tener que hacer esto, pero creo que tendré que decirles a los Idiotas lo que deben de hacer- digo de manera exasperada.

-Realmente está enfadada ¿no es así? Mi Diosa- me comenta uno de los árboles.

-Si- respondo secamente.

Ya es hora de que yo tomé las riendas de este caos, para desgracia mía, creí que los Mortales que querían paz tendrían más valor, pero me equivoqué, realmente son más Idiotas de lo que pensé, dejarse dominar por el miedo, para evitar hacer un bien mayor.

Algunos de los Mortales que quieren paz, deben de estar durmiendo, creo que me aprovecharé de eso, para adentrarme en sus sueños y guiarlos un poco.

De a poco, dejo mi magia fluir, puedo ver a varios jóvenes y niños pequeños ahora mismo, durmiendo, asustados y alarmados, esperando cualquier sonido extraño para levantarse e huir, para evitar más derramamiento de sangre.

Haré que sueñen lo mismo, que me vean a mí.

Hago con mi Magia, mi hogar, el bosque en el cual actualmente vivo, el lago y en el centro, mi actual cuerpo, mi árbol, comienzo a manifestarme, el cuerpo de una joven y hermosa mujer de largo cabello verde y ojos cafés, con ropa blanca y una presencia elegante y comprensiva,la Diosa Tindharia, como la imaginan los Mortales.

La verdadero yo, soy una niña pequeña, que aún le falta crecer como Diosa, además de que mi presencia debe de ser una cínica y sarcástica, sobretodo con los Idiotas de los Dioses.

No dudo mucho y comienzo a fingir tener lágrimas en los ojos, no me resulta muy fácil llorar,para que crean que estoy siendo lastimada.

-Por favor- comienzo a hablar, viendo a los Mortales que ahora mismo, por primera vez, me ven.

-Detengan esto- mi voz es clara, está lastimada, con dolor, para dar a entender que no soporto esta estupidez.

-¿Quién eres?- me pregunta un valiente.

-Yo....Soy la Diosa Tindharia.....Por favor.....¡Detengan este caos! ¡Me lastiman!-

Es la única forma que tengo, para darles a entender que está guerra ya me tiene harta, no puedo ser la normalmente sarcástica yo, pero es porque los Mortales ya me idealizaron de una forma, es difícil quitar de la mente un ideal.

Usando mi magia, hago que el sueño se llene de fuego, quemando el bosque,una forma de representar las vidas pérdidas de los Mortales.

-Las cinco razas, unidas, deben de verme, por favor ¡Detengan esta guerra!-

-¿Cómo?- pregunta un Alado.

-Las cuatro armas serán la llave, para el Continente Escondido, la quinta llave, solo ustedes podrán averiguar cuál es- digo, mientras de a poco comienzo a desaparecer.

-Los estaré esperando.....Heroes- fue mi despedida, por ahora, ya veré quienes serán los valientes que vendrán a verme.

El sueño se esfumo, es hora de esperar, el bosque está preparado para ponerlos a prueba y ni hablar de los monstruos que esperan con ansias una buena pelea.

-Espero que vengan pronto Mi Diosa- me dice el Dragón.

-Tambien lo espero ansiosa pero- me quedé callada un momento.

-¿Pero?- me pregunta.

-Nunca creí que los Mortales que querían paz serían más Idiotas de lo que pensé- le digo mientras estiro mis brazos.

-Los Mortales jamás han enfrentado una guerra de este calibre, en parte me sorprende de que usted tuvo que decirles lo que debían de hacer- me dice, mientras coloca su cabeza cerca de mi mano para que lo mimara un rato.

-Aunque son menos Idiotas que el resto de los Dioses, los Mortales tienen un vida corta, en comparación a mía, pero por eso les perdono la Idiotez, ellos aprenderán de esto para evitarlo hacer en el futuro- le digo mientras le acarició las escamas.

Ahora hay que esperar y ver qué tan fuerte es la voluntad de los Mortales,para tener paz, ya lo quiero ver.

Soy un....¡¿Árbol!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora